El ataque globalista y el dilema de Putin

La situación ideológica de Rusia en vísperas de las elecciones nacionales se hace cada vez más tensa. El resultado de estas elecciones es irrelevante, pero podemos observar que el sistema ha empezado a tambalearse a pesar de que no corre el riesgo de desintegrarse. No obstante, se han empezado a acumular en su seno toda clase de contradicciones que no se reflejan en las elecciones, sino en el sistema y la sociedad. Las elecciones actuales ni siquiera permiten que se desahoguen semejantes tensiones y ese es el problema: no resuelven nada. Cuando el vapor se acumula al interior de un motor, toda la estructura del mismo comienza a temblar.
Todos saben que la quinta columna rusa es cada vez más perseguida. Además, cuanto más apoya Occidente a las organizaciones liberales y terroristas en Rusia, menos populares se hacen. Y este ataque se está extendiendo igualmente a las empresas transnacionales de información y especialmente en contra de las empresas estadounidenses llegando al punto de que muchos medios de comunicación son considerados ahora agentes extranjeros. Por lo que en Rusia se ataca cada vez a más a Youtube, Google (el cual ha perdido un juicio en contra Konstantin Malofeev y Tsargrad), Twitter, Facebook, TikTok, etc. El Roskomnadzor (1) acaba de anunciar el cese de los servicios de los principales vpn en el país, los cuales permitían a los usuarios acceder fácilmente a sitios web bloqueados.
Podemos decir que se cierra más y más el cerco sobre los liberales y sus redes de aliados occidentales.

No solo se esta atacando a la quinta columna (como Navalny y los agentes extranjeros confesos), sino también a la sexta columna que últimamente ha recurrido a Telegram como medio para aumentar su influencia. Debemos tener todo esto muy presente.
Anteriormente, Putin actuaba siguiendo un esquema muy parecido a la doctrina del “Tianxia”, que era el sistema tradicional de relaciones internacionales de China. Este sistema implicaba que todos los vecinos de China – sobre todo Corea y Vietnam, pero también Camboya, Laos, Tailandia e incluso Japón – reconocieran abiertamente la hegemonía cultural china (la escritura ideográfica, las costumbres, la etiqueta, el sistema político, los ritos, los cánones literarios, la poesía, la pintura, la música, la danza, etc.), aunque estos países conservaran su soberanía política. Formalmente se reconocía al Emperador del Imperio Celeste como su gobernante, pero todo ello era un simple acto de cortesía política. En las ocasiones en que China intentó dominar de forma directa tanto a Corea como a Vietnam, los gobernantes coreanos y vietnamitas se rebelaron ferozmente en su contra y la mayoría de las veces lograron defender su libertad frente a la agresión china. No obstante, a pesar de haber derrotado a los ejércitos del Imperio Celeste, terminaron por aceptar la hegemonía cultural china y actuaban como si nada hubiera sucedido.
Putin considera que Rusia forma parte del mundo occidental y ni siquiera contempla la idea de que Rusia sea una civilización distinta e independiente. De lo contrario, ¿por qué ha permitido que una élite liberal prooccidental ejerza su poder sobre la economía, la educación, la política exterior, la cultura y el espacio informático por alrededor de veinte años? Putin acepta la hegemonía espiritual de Occidente y el “Tianxia” que ejerce el liberalismo globalista. Putin rechaza la subordinación política directa de Rusia a la metrópoli mundial unificada que han creado Washington y sus satélites de Bruselas, pero deja intacta la dominación cultural, económica, ideológica, el sistema de valores, el idioma y el capitalismo que esta propaga. Putin simplemente se rebela contra el control político occidental y quienes no entienden eso como Khodorkovsky, Berezovsky o Navalny terminan en la cárcel. Es por eso que el actual gobierno ataca a la quinta columna, pero es muy tolerante con la sexta columna, es decir, con los agentes del liberalismo estadounidenses que se encuentran dentro de la élite gobernante. Si los espías extranjeros que se encuentran dentro de la élite son leales a Putin y reconocen su soberanía política, entonces “se hace la vista gorda” y los deja operar libremente.
Sin embargo, es muy difícil trazar una línea clara, al interior de la hegemonía, entre

quienes apoyan y promueven la cultura liberal y
los que entregan datos secretos sobre el armamento, la tecnología, la industria, etc., al enemigo con tal de organizar actos de sabotaje directo o desestabilizar gravemente el país .

Existe un continuo entre la quinta y la sexta columna. Por supuesto, cualquier liberal en el poder simpatiza en secreto con los grupos abiertamente liberales, sueñan con “entregar Crimea” y no pueden esperar a que llegue el fin del “régimen de Putin”. Es esta contradicción entre la creciente presión sobre la quinta columna y la relativa prosperidad e impunidad que tienen los agentes liberales en el poder lo que crea graves tensiones antes de que se produzcan las elecciones.
El principio del “Tianxia” ha funcionado bastante bien bajo el mandato de Putin por más de 20 años. Cuando se necesita el apoyo de las masas en la época de elecciones, simplemente se apela a que Rusia es una “potencia soberana” – y ciertamente lo es –, pero se desdice todo esto al afirmar que somos “parte de Europa y del mundo occidental”. Es decir, que siguen dominando las leyes de la hegemonía liberal. Y sólo cuando la hegemonía amenaza a la soberanía (que es exactamente lo que hace la quinta columna, con la Ekho Moskvy y los grupos que la secundan) se los ataca. Es como “abrirle la puerta al espía” y dejar que el Consejo del Atlántico entre sin problema en nuestro territorio.
Sin embargo, esto resulta extremadamente tedioso para todos, pues los servicios de seguridad nos dicen que es necesario luchar contra todos los agentes extranjeros y encerrarlos, mientras que muchos lideres simplemente dicen que es necesario fijar límites a esta persecución. Dentro del campo de la psicología este problema es conocido como el “doble vínculo” y afecta a las personas cuando se les exige que cumplan dos tareas que son mutuamente excluyentes: “busca, pero no encuentres”, “entréganos esto, pero antes piérdelo”, “has esto y luego aquello”. Si ya se ha prohibido al FBK y se ha encarcelado a Navalny, ¿por qué no hacer lo mismo con Chubais, Gref, Nabiullina, RSMD o HSE? Los siloviki hablan abiertamente de la continuidad que existe entre la quinta y la sexta columna y son muy conscientes de que ambas son controladas por los mismos agentes, tienen los mismos sistemas de apoyo y comparten los mismos medios de comunicación. Es por eso que se preguntan: ¿qué sentido tiene capturar a unos espías y a otros no? ¿Por qué no reforzar la soberanía en lugar de simplemente practicar un simulacro?
Pero esa incertidumbre es precisamente lo que ha permitido que Putin gobierne nuestro país: esa es la estrategia del “Tianxia”. Rusia abraza el capitalismo, pero se reserva el derecho de controlar su propio territorio. Pero el capitalismo

primero, es un sistema internacional por naturaleza y
segundo, se encuentra mucho más desarrollado en Occidente que en nuestro país.
Por lo que Occidente se enfurece y dice: ya que aceptas nuestra hegemonía cultural, entonces deberías simplemente aceptarse nuestro control. Pero Putin responde: “No, no podéis hacer eso…” Así que hay una disonancia cognitiva no sólo frente a los siloviki rusos, sino también frente a Occidente y la metrópoli capitalista.

¿Cuánto tiempo puede durar algo semejante? Vladislav Surkov sugiere en uno de sus artículos que esta situación durará para siempre. Pero semejante tesis resulta bastante sospechosa y poco realista.

Creo que el “Tianxia” ruso continuará durante este otoño y se prolongará por muchos más años. Sin embargo, este problema afectará al sistema, ya que no existe ningún modelo de retroalimentación o liberación de las tensiones innecesarias, por lo que solo aumentará la presión sobre toda la estructura (e incluso ahora podemos sentir sus consecuencias, a pesar de las fabulas pacifistas defendidas por Kiriyenko).
Luchar abiertamente contra la quinta columna, mientras simplemente se vigila a la sexta columna es una estrategia que no funcionará a largo plazo. De ahí que se produzcan campañas en su contra que pronto se hacen muy populares. En general, las masas (es decir, los votantes) odian mucho más a un personaje como Chubais que Navalny, a quien no conocen. Es a personajes como él a los que hay que meter a la cárcel para que las próximas elecciones se desarrollen con normalidad. No obstante, eso implica rechazar la ley de la hegemonía liberal y limpiar el Tiananmen. Putin no está preparado para algo como eso: solamente haría algo semejante en un caso extremo y si las tropas enemigas se encontraran a las puertas del Kremlin. Gracias a Dios, eso no está sucediendo en estos momentos.
La presión se acumula poco a poco al interior del sistema. Sin embargo, como todo mecánico sabe, cuando una máquina de vapor no puede expulsar de su interior el gas que se encuentra dentro de ella, entonces empieza un proceso monotónico que llevará a la destrucción del sistema.
Desde una perspectiva estratégica podemos decir que debemos elegir entre Rusia o la hegemonía liberal (el capitalismo). Pero semejante dilema deberá ser enfrentado por quien ocupe el puesto de Putin. Mientras tanto, seguiremos bajo la hegemonía del “Tianxia”.
Notas del Traductor:
1. Es el acrónimo ruso para el Servicio Federal de Supervisión de las Telecomunicaciones, Tecnologías de la Información y Medios de Comunicación.
Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera