LA DESTRUCCIÓN DEL CAPITALISMO GLOBAL

Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera

La siguiente entrevista al filósofo ruso Alexander Dugin fue hecha el 2 de enero de 2021 por la revista alemana Deutsche Stimme (“voz alemana”). En la entrevista se discutió acerca de la nueva estrategia globalista conocida como “the Great Reset“. Dado que estábamos discutiendo acerca de los problemas políticos que tienen mucha relación con el liberalismo, también decidimos abordar, desde una perspectiva filosófica, la ontología orientada hacia los objetos y las últimas teorías filosóficas del profesor Dugin acerca del sujeto radical.

Estimado profesor Dugin: la élite mundial está promoviendo una estrategia que ellos llaman “la Gran Reconstrucción” y que exige una especie de reinicio del capitalismo y de todo el sistema para crear un mundo posliberal que supere la crisis del coronavirus. Con tal de mantener a flote a la Sociedad Abierta, el capitalismo deberá ser mucho más sostenible, pero también mucho más represivo ya que deberá expandir su capacidad de controlar la vida cotidiana de las personas y crear un sistema de vigilancia masivo. ¿Qué opinión tiene usted de este nuevo proyecto que pretende relanzar el globalismo?

Creo que no se trata tanto de una nueva estrategia como de la creación de un nuevo término para decir lo mismo. Si uno estudia la historia de la globalización, te das cuenta de que es muy interesante que usen el término de reinicio (reset). El contenido de ese concepto sigue siendo el mismo que el de Nuevo Orden Mundial, globalización, Un Solo Mundo, el Fin de la Historia o la promoción de los valores ultra-liberales. El contenido mismo de la Gran Reconstrucción no difiere demasiado del contenido que siempre ha tenido la globalización, pero debemos entender que la globalización no es solamente un proceso tecnológico, geopolítico o político, sino que es también un proceso ideológico que une diferentes niveles entre sí. Por ejemplo, esto significa que todos los países y todas las sociedades serán transformadas hasta ser iguales al mundo occidental. Debemos tener muy en cuenta este punto.

La occidentalización juego un rol muy importante en la globalización, porque se trata tanto de una proyección de los valores occidentales como de la sociedad occidental a todo el resto de la humanidad. Así que la globalización mide todo según los parámetros de Occidente. El segundo nivel de la globalización es la proyección del proceso de modernización junto con la occidentalización. Eso significa que siempre se están imponiendo una versión cada vez más actualizada de los mismos valores occidentales, ya que los valores occidentales que existían ayer no son los de hoy. Se trata de un proceso continuo de transformación que tiene como principio el cambio de los valores y los paradigmas occidentales. Pero sobre todo debemos tener en cuenta lo siguiente: es un proceso doble donde se produce un proceso de actualización del mismo Occidente y que luego es proyectado como una versión mucho más actualizada al resto del mundo. Es una combinación de lo posmoderno con lo moderno.

La modernización no solo debe afectar a las sociedades no occidentales, sino que también afecta al mismo Occidente desde su interior. Por lo tanto, la globalización es también una forma de modernización. El siguiente nivel tiene que ver con un cambio ideológico dentro de la globalización liberal porque el liberalismo es igualmente un proceso que ocurre en su interior. El liberalismo no cree en algo que sea estable eternamente, sino que tiene como fundamento la idea de liberar al individuo de todas las formas de identidad colectiva.

¿Qué significa esto de liberar al individuo?

Se trata de un proceso histórico, por así decirlo. Este proceso comenzó con el hecho de liberar a los pueblos de la Iglesia Católica. Después de eso vino la liberación de los individuos frente a los estamentos y a los sistemas de pertenencia que existían en la sociedad medieval. Posteriormente ocurrió la liberación de los individuos de los Estados-nacionales y de todo tipo de identidades colectivas artificiales que todavía existían durante el siglo XX. Una vez que fueron derrotados el nazismo y el comunismo, el siguiente paso fue el liberar al hombre de su identidad sexual colectiva. Este fue el momento a partir del cual se produjo una transformación del liberalismo y las políticas de género se convirtieron en una parte fundamental del mismo. No se trata de un elemento secundario, sino de un elemento esencial que se encuentra incrustado en el núcleo mismo de la lógica liberal.

De modo que el globalismo esta asociado de forma esencial y natural con las políticas de género. Es necesario que tengamos esto en mente, pues estas políticas son una parte fundamental de la modernización de la misma sociedad liberal. El siguiente paso es el transformar la identidad colectiva humana en una identidad colectiva pos-humana, que es precisamente la agenda política del mañana y que ya ha comenzado a ser instaurada al día de hoy; esa es la lógica que sigue la globalización; no se trata únicamente de la apertura de las fronteras. La globalización es un proceso muy profundo y que posee múltiples capas en su interior.

Pero, ¿cuál que novedad tiene la idea de la Gran Reconstrucción?

Es nueva con respecto a las etapas anteriores porque estas últimas chocaron con toda clase de diferentes tipos de oposición frente a las sociedades no occidentales, especialmente frente a sociedades que no estaban muy occidentalizadas y que tampoco estaban demasiado modernizadas como lo fueron Rusia y China. Algunos de los aspectos más conservadores de estas sociedades reaccionaron en contra de la globalización, especialmente aquellos que tenían que ver con la defensa de su propia soberanía: el gran potencial nuclear de Rusia y el gran potencial económica de China se convirtieron en obstáculos para que este proceso pudiera seguir avanzando. Al mismo tiempo, aparecieron una serie de civilizaciones que han intentado reaccionar en contra de la imposición de estos valores liberales, modernistas y posmodernos. Todo ello fue parte de una reacción orgánica y natural de estas civilizaciones en contra de la agenda ideológica que promovía la globalización.

Los globalistas cometieron una serie de errores económicos y sufrieron varias derrotas estratégicas a un nivel geopolítico, especialmente en todo lo que tiene que ver con su proyecto del “Gran Medio Oriente” y la promoción de sus revoluciones de color en todo el mundo árabe. Ninguno de estos proyectos alcanzó a obtener los resultados que los globalistas esperaban. Más bien fueron una serie de derrotas que condujeron a un fracaso tras otro fracaso que finalmente culminaron con la aparición de Trump.

Llegados a este punto se produjo una verdadera rebelión dentro de la sociedad estadounidense que llevó al rechazo de la agenda globalista. La sociedad estadounidense expresó su deseo de conservar una versión anterior de la Modernidad, el liberalismo y la democracia. Rechazaron el proceso de modernización y actualización que se estaba produciendo. Se trata de un desafío desde adentro en contra de este proceso. No tiene nada que ver con Putin o el surgimiento del populismo en Europa, sino de una especie de división que ha existido al interior de la sociedad estadounidense.

Eso puso a los globalistas en una posición defensiva. Ellos intentaban impulsar una agenda que se basaba en la liberación del individuo de todo tipo de identidad colectiva. Mientras tanto, querían proyectar la occidentalización a todo el mundo; todavía querían lograr una modernización cada vez más radical y así conseguir la destrucción de todos los tipos de identidad que aún existían en Occidente. Pero encontraron tantos obstáculos que no pudieron proceder de manera normal, por lo que entraron en una situación de emergencia en el momento en que empezaron a enfrentar toda clase de poderes alternativos y actores diferentes como las civilizaciones o que los Estados quisieran conservar su soberanía, además de la aparición de elementos ideológicos opuestos o la resistencia cultural, geopolítica, económica y política de varios pueblos. Todo ello llevó a la aparición de una especie de frente que fue representado por Donald Trump, Valdimir Putin, el Islam, Irán, China, la Nueva Ruta de la Seda, la oleada populista en Europa o la escisión que se ha producido al interior de la OTAN debido a la política independiente y soberana de Erdogan.

Todo se salió de control y empezaron a surgir diversos obstáculos que impedían el triunfo de la globalización. Las últimas dos décadas que han transcurrido a partir del 2000 han estado llenas de toda clase de desastres y catástrofes que causaron el fin del momento unipolar y a una creciente derrota en todos los frentes. Los globalistas comenzaron a perder fuerza en todas partes y a todos los niveles, hasta que finalmente Trump les dio el golpe final. Con ello, el pueblo estadounidense se unió al combate contra la agenda globalista.

En ese sentido, podríamos decir que Donald Trump fue un desastre desde el punto de vista de los globalistas…

Sí. En estos momentos los globalistas se encuentran en una posición crítica. Cuando nos hablan del reinicio quieren decir que desean regresar de forma drástico y violenta a la agenda de la globalización. Pero no es, como pudiera parecer a primera vista, una especie de proceso natural determinado por el progreso. Todo parecía haber acabado hace unos veinte años, pero ahora tienen que luchar por recuperar cada una de las posiciones estratégicas que perdieron debido a que en todas partes están encontrando una creciente resistencia. Lo que significa que los globalistas ya no pueden implementar la misma estrategia y usar los mismos medios y métodos que hasta ahora usaban. Por eso usan estas tres palabras: “Build Back Better” (Reconstruirlo Todo Mejor). Es una especie de lema, una palabra en código. Reconstruir, volver al momento antes de que apareciera el anti-globalismo, regresar a los 90 y estar en una mejor posición que en ese entonces.

Así que ellos buscan retroceder en el tiempo con tal de corregir los errores que cometieron cuando intentaron crear el Nuevo Orden Mundial…

Sí. Es una especie de llamado a las armas con tal de movilizar a todas las fuerzas globalistas y de ese modo ganar la batalla en todos los frentes con tal de abrirse paso en todas partes. El primer objetivo era derrotar a Trump. ¡Ahora desean destruir a Putin, matar a Xi Jinping, hacer un cambio de régimen en Irán, envenenar a Erdogan, desacreditar todas las formas de populismo europeo, acabar con la resistencia del Islam, destruir todas las tendencias anti-globalistas de América Latina! No harán esto de forma pacífica, sino que usarán toda clase de medios totalitarios.

Entonces, el concepto del Reset tiene el mismo contenido que tenía la globalización, pero presupone una serie de herramientas totalmente nuevas con tal de implementar la agenda globalista. Las herramientas por medio de las cuales impondrán su agenda serán de ahora en adelante abiertamente totalitarias. Intentarán imponer la censura y usarán la presión política, además de toda una serie de medidas policiales concretas contra todos los que están del otro lado de las barricadas. La Gran Reconstrucción es la continuación (una especie de continuación desesperada) de la fallida estrategia globalista que terminó por colapsar debido a todos los obstáculos que la frenaron. Los globalistas no pudieron aceptar su fracaso. Estamos presenciando la agonía de un dragón herido que está muriendo, sin embargo, este dragón aún nos puede matar porque todavía se encuentra vivo. El último grito del dragón es el BBB –  Build Back Better – y nos dice: “Mata a todos los enemigos de la Sociedad Abierta. Todos los enemigos de la Sociedad Abierta deben ser asesinados y si ganan mediante el proceso democrático deben ser torturados. Es necesario abolir la democracia”, ruge el dragón. “Hay que destruir todos los obstáculos. Debemos destruir a la Humanidad. Debemos poner veneno en las vacunas. ¡Tenemos que imponernos!” Nos encontramos en medio de una lucha escatológica: la última batalla para frenar la globalización.

Y ahora vemos que están utilizando medios con tal de implantar la Gran Reconstrucción que antes no hubieran usado. Entonces, con tal de responder a tu pregunta: “¿qué es la Gran Reconstrucción?”, podemos decir que no se trata de nada nuevo. Es la misma agenda globalista. Se trata de un relanzamiento de su ideología, de sus valores, de su desarrollo, pero mediante el uso de medios totalmente nuevos. Ahora queda claro que será abiertamente totalitaria. La censura, la represión política, los asesinatos, los combates, la demonización del enemigo, el etiquetar como fascistas, locos o terroristas a todos los que están en contra de sus planes, etc., hacen parte de esta agenda.

En primer lugar, ellos consideran que todos sus enemigos son fascistas. Después, es necesario matarlos porque son precisamente fascistas. Nadie los investiga. Se trata de una nueva forma de bolchevismo parecido al de la Revolución Bolchevique o la Revolución Francesa. Todo el que sea declarado enemigo de la revolución debe ser exterminado. Pronto se producirá un exterminio y los Estados Unidos de América están atravesando por las primeras etapas de la Gran Reconstrucción. “¿Perdemos las elecciones? ¡Entonces destruiremos las elecciones! ¡Mataremos a los manifestantes! ¡Acabaremos con todos esos millones de personas que se manifiestan, ya que son solo una pequeña cantidad de locos y fascistas!” Ellos están destruyendo todos los elementos de la realidad, pues ya no les importa la realidad. ¡Bienvenidos al nuevo totalitarismo impuesto por el Great Reset!

Durante las protestas que sucedieron en el Capitolio de Washington, usted usó el término el “Gran Despertar” como una antítesis de la Gran Reconstrucción. ¿Qué significa ese concepto?

El Gran Despertar es un término que fue utilizado de forma espontánea por los mismos manifestantes estadounidenses del Capitolio, además de Alex Jones y muchos otros. Es un concepto que nació muy recientemente y que apareció debido a que el pueblo estadounidense se ha hecho consciente de la verdadera naturaleza demoníaca de los globalistas. Esto ha causado mucha preocupación en primer lugar entre los estadounidenses que pensaba que todo iba más o menos bien. Ellos vivían bajo la ilusión de que los demócratas y los republicanos dentro de los Estados Unidos representaban la misma cara de la democracia liberal. Pero el Gran Despertar les ha demostrado que detrás del Partido Demócrata existía algo muy distinto y que fueron los organizadores de un golpe de Estado orquestado por globalistas, dementes y terroristas.

Los demócratas están dispuestos a aplicar todo tipo de medidas totalitarias en contra del pueblo estadounidense. Anteriormente, eso era inconcebible e imposible. Todo ello comenzó con los cuatro años de la presidencia de Trump y culminó con el fraude electoral que se ha producido en las últimas elecciones: el Gran Despertar ha alcanzado finalmente su clímax. Por fin se comprende realmente la naturaleza verdadera del Reset y de los globalistas. El pueblo estadounidense se encontraba completamente oculto al interior del sistema estadounidense, pero ahora existen dos cosas muy diferentes: la población estadounidense (es decir, los trumpistas o estadounidenses de a pie) y los Estados Unidos globalista. Esta es la línea divisoria entre la Gran Reconstrucción y el Gran Despertar.

¿El Gran Despertar es únicamente importante para los patriotas estadounidenses o lo es también para nosotros?

Aunque el Gran Despertar es antes que nada un movimiento de los patriotas estadounidenses que crece en medio de una ola de protestas que suceden en ese país, no es menos cierto que la Gran Reconstrucción es un proceso universal. Por lo tanto, el Gran Despertar también es un proceso universal. La Gran Reconstrucción es una síntesis de toda clase de tendencias que antes existían en la civilización occidental y que habían surgido hacia varios siglos. No se trata de un grupo de idiotas malvados. No. Es antes que nada la acumulación de todos los elementos negativos y perversos de la Modernidad. Es la negación de la naturaleza humana: la creación de herramientas tecnológicas que poco a poco se convierten en nuestros amos y dejan por lo tanto de ser herramientas. Entonces, todo cambia por completo cuando la herramienta se convierte en nuestro amo; esa es la singularidad, es la alienación y la pérdida de toda identidad humana que poco a poco ha sucedido a lo largo de la historia: todo comenzó con el triunfo del nominalismo que destruyó la identidad religiosa y ahora simplemente quieren destruir el resto de las identidades colectivas que quedaban. En estos momentos nos estamos aproximando a perder nuestra identidad humana. Aun se nos permite ser humanos; es algo opcional por ahora. Pero mañana, si somos humanos seremos considerados como trumpistas o fascistas, etc. Es un proceso que ya está en marcha y eso es la Gran Reconstrucción.

El Gran Despertar debe ser tan universal como la Gran Reconstrucción. No debe ser únicamente una reacción del pueblo estadounidense que finalmente ha comprendido cual es la verdadera identidad cultural de las élites demócratas que hoy los gobiernan y de los globalistas que viven en su país. Si la Gran Reconstrucción posee un significado muy importante y está inscrito en lo que Heidegger llamó la Seinsgeschichte (el destino de la historia – el aspecto ontológico de la historia -), entonces el Gran Despertar debe constituirse como una alternativa. Pero debe ser una alternativa igualmente importante y no un proceso superficial. Estamos luchando contra la globalización y la globalización es un proceso muy profundo a nivel de la metafísica y la técnica. Lo mismo sucede con el liberalismo. Por lo tanto, debemos pensar qué es lo moderno y lo posmoderno. Existe toda una filosofía detrás del globalismo y para luchar contra esta filosofía, que es dominante a escala mundial (aunque cada vez más está sufriendo toda clase de problemas y fracasos), necesitamos crear una alternativa. Por ejemplo, necesitamos llevar a cabo toda una revisión de las relaciones de Occidente con Oriente y de Occidente con el resto del mundo. Necesitamos consolidar ese resto que existe tanto en Asia como en Europa para que luche contra el dominio de Occidente. Es el paso de la unipolaridad a la multipolaridad: Occidente tendrá que encontrar su lugar al interior de esta estructura multipolar.

Necesitamos destruir esta actitud eurocéntrica/occidentalocéntrica. Necesitamos aceptar que existe toda una pluralidad de civilizaciones y esa es una de las muchas características del Gran Despertar. En segundo lugar, debemos pensar la geopolítica. Necesitamos crear una geopolítica multipolar. No se trata solamente del poder marítimo de Occidente contra el poder terrestre de Oriente, sino que también debemos identificar cuales son los poderes marítimos y los poderes terrestres que existen dentro del mismo Occidente. Los Estados Unidos de América son un claro ejemplo de esta nueva geopolítica. El poder terrestre existe en los Estados Unidos y es representado por los Estados rojos y los republicanos trumpistas, mientras que las zonas costeras representan el poder marítimo. Esto implica un cambio significativo en nuestra visión de la geopolítica. Aún más, no solo necesitamos luchar contra las políticas de género o la deshumanización, sino que también debemos luchar contra el pos-humanismo o el posmodernismo. Necesitamos revisar y recuperar lo que hemos perdido con el comienzo de la misma Modernidad. Necesitamos reapropiarse del tesoro filosófico de aquellos autores, filósofos, metafísicos y escuelas de pensamiento que hemos abandonado y dejamos atrás debido a la Modernidad. Creo que esa es una característica importante del Gran Despertar: el regreso de Platón; el regreso de la Antigüedad; el regreso de la Edad Media; el regreso de Aristóteles; el regreso del cristianismo; el regreso de las religiones tradicionales: de todas las religiones tradicionales. Eso es el tradicionalismo.

El Gran Despertar debería ser también el hecho de que comprendamos lo que hemos perdido debido a la Modernidad. Por lo tanto, no es una continuación de la Modernidad o la Posmodernidad. Es una revisión de todo lo que fue la Modernidad, una revisión crítica hecha tanto desde la izquierda como desde la derecha. Necesitamos hacer esta revisión de la Modernidad. El Gran Despertar es una especie de programa filosófico y metafísico, un manifiesto que identifica a la Gran Reconstrucción como la encarnación del mal absoluto. Es la cristalización de todo lo opuesto a ella. No es solo el defender a los republicanos contra los demócratas en las elecciones de los Estados Unidos. Es un concepto mucho más profundo y creo que ahora tenemos el desafío de crear un frente global común que se reúna bajo las banderas del Gran Despertar, donde los estadounidenses serán un ala y los populistas europeos serán otra ala. Rusia en general será una tercera ala; se trata de una entidad angelical con muchas alas: un ala china, un ala islámica, un ala paquistaní, un ala chiíta, un ala africana y un ala latinoamericana.

Por lo tanto, debemos organizar este Gran Despertar el cual no puede estar basado en ningún dogma. Nuestro siguiente paso debe ser encontrar un lugar para las diferentes identidades existentes. Esta escatología del Gran Despertar la podemos encontrar en la misma tradición cristiana. Existen algunas figuras que deben aparecer antes del segundo regreso de Cristo y su lucha apocalíptica contra el Anticristo. Lo mismo sucede en la tradición chiíta y en la tradición sunita del Islam, o en la tradición india del Kali Yuga que nos narra el fin de este ciclo y la lucha del Décimo Avatar contra el Demonio del Tiempo Invertido.

Ahora bien, necesitamos otra tradición, otro modo de entender las cosas, otra figura y otras imágenes para comprender este Gran Despertar. Ahora nos encontramos en ese momento. No debemos únicamente rechazar la Gran Reconstrucción desde un aspecto político o económico. Necesitamos entender que se trata de un desafío mucho más grande. El Gran Reinicio es una especie de montura conceptual sobre la cual cabalga el Anticristo y para luchar contra ella necesitamos tener un arma espiritual que no debe existir únicamente al nivel de la técnica. Lo material es importante, pero es mucho más importante lo espiritual. Creo que el Gran Despertar debería ser ante todo un despertar del espíritu, un despertar del pensamiento, un despertar de la cultura, un despertar de nuestras raíces (las cuales casi las habíamos perdido totalmente), además de un despertar de nuestra tradición europea, euroasiática, asiática o islámica. Entiendo que el Gran Despertar apenas acaba de comenzar como proceso de formación, creación y manifestación de una nueva comprensión espiritual de la historia, del presente y del futuro. Se trata de organizar la crítica radical en contra de la Modernidad, el occidentalocentrismo y el progreso tecnológico, además de revisar igualmente el mismo concepto que tenemos del tiempo.

Acabas de mencionar un tema muy importante: el trans-humanismo. También has escrito muchos artículos sobre la ontología orientada hacia los objetos de Reza Negarestani. ¿Qué elementos peligrosos encuentras en estas ideas?

Creo que la ontología orientada hacia los objetos es antes que nada el lugar donde se revela y manifiesta del verdadero objetivo de la Modernidad. Es la línea de meta de la Modernidad misma, la cual hasta ahora había estado usando la libertad del hombre como justificativo de todas sus acciones. Pero con la ontología orientada hacia los objetos, por fin hemos llegado al verdadero objetivo de la Modernidad, el cual no tiene nada que ver con la liberación de la humanidad, sino con la aniquilación de la realidad, la destrucción del hombre, porque después de la muerte de Dios lógicamente sigue la muerte del hombre y esa era la agenda oculta de la Modernidad. Esa agenda se nos hace evidente con la ontología orientada hacia los objetos. Reza Negarestani, Nick Land, Miaso y Harman nos invitan abiertamente a renunciar y dejar que la humanidad por fin alcance a las cosas en sí, que por fin pueda aparecer el objeto sin la existencia del sujeto. Esa es la verdadera cara del materialismo. De modo que el materialismo se inspiró en la ontología orientada hacia los objetos. Este es el principio del materialismo y no su final. Pudo haber sucedido mucho antes, pero las cosas son como son y en la historia del Dasein, es decir, en la historia de la filosofía, la ontología orientada hacia los objetos apareció ahora. Precisamente es por eso que ahora se nos invita, como dice Nick Land, a destruir a toda la humanidad y la vida en la Tierra. Antes, estas críticas eran parte de una caricatura negra que enfrentaba a los tradicionalistas contra los progresistas y los progresistas siempre afirmaban estar luchando a favor de la liberación de la humanidad, a favor de la vida en la Tierra, o a favor de los seres humanos y la libertad. Sin embargo, ahora ha aparecido un grupo de pensadores que son mucho más progresistas, modernos y futuristas que los que existían antes. Ellos nos dicen: “No, no defendemos eso. El ser humano es fascismo. El ser humano es la imposición del sujeto sobre el objeto”. Necesitamos liberar a los objetos de los sujetos, es decir, de la humanidad y, esto es lo más interesante, debemos explorar las cosas sin que exista el hombre, sin que las cosas sean una herramienta del hombre, sin que nos estén a la mano, si es que queremos usar la terminología heideggeriana.

Nos dicen que quieren conocer el otro lado de los objetos. Supuestamente, en ese lugar debería existir el vacío de la nada, pero últimamente han empezado a hablarnos de otro problema. Ese espacio nuevo que ha sido abierto por los objetos se lo denomina usando la terminología de los dioses estúpidos de Lovecraft, los Antiguos, que son figuras que existen más allá de los objetos mismos, pero al mismo tiempo también existen dentro de ellos. Entonces los objetos terminan por ser liberados del sujeto humano, de la humanidad y pueden abrirse ante una dimensión oculta donde existe realmente el Diablo. La ontología orientada hacia los objetos es una especie de premonición o previsión del advenimiento filosófico del Diablo. Así que el Diablo existe filosóficamente al otro lado de los objetos. Esta dimensión esta apareciendo poco a poco en los estudios académicos, los estudios de género y ese será el siguiente paso que va a dar la filosofía analítica, la cual ha preparado el terreno para que esta forma de pensar no humana, la inteligencia artificial, pueda existir en un mundo sin seres humanos y sin vida.

Con la aparición de la ontología orientada hacia los objetos por fin estamos viendo la verdad y no la mentira. Por primera vez en la historia, la Modernidad se revela realmente. Anteriormente, la Modernidad había mentido acerca de todo. La Modernidad le había mentido a todo el mundo. “Sí, estamos a favor de la humanidad. Estamos a favor de la vida. Queremos liberar a los seres humanos y a la naturaleza de ese Dios fascista y trascendente”. Era una mentira, ya que no estaban a favor de la humanidad sino en contra de la humanidad y de Dios. Su verdadero objetivo era liberar al Diablo de las cadenas que lo mantenían atado en el infierno. Se ha liberado al Diablo y no al hombre, y ahora ha llegado el momento de que el Diablo extermine a la humanidad y todo lo que está vivo. Y eso es, en resumen, lo que la ontología orientada hacia los objetos afirma de forma clara, abierta y explícita. Eso es lo que piensan los filósofos que defienden este punto de vista. Ellos son la imagen especular de los tradicionalistas, porque los tradicionalistas siempre defendimos que la Modernidad tenia un aspecto diabólico y demoníaco.

Para los filósofos tradicionalistas, la Modernidad nunca fue algo neutral. Siempre consideramos desde el principio que la Modernidad era una creación satánica y ese siempre fue uno de los principales argumentos de los tradicionalistas. Hoy en día han aparecido escuelas de filosofía y de pensamiento progresista que dicen lo mismo que decían los tradicionalistas. Solo que ellos están a favor de Satanás. Ya no se trata de Aleister Crowley o de las misas negras de LaVey: la verdadera magia negra es hoy en día la ciencia y la cultura moderna. La civilización moderna es una especie de preparación para el advenimiento del Anticristo. La tradición islámica identifica este proceso con el Dajjal. Los cristianos lo llaman el Anticristo. Creo que este interés por Lovecraft, la magia negra y el exterminio de la humanidad y la naturaleza, defendido por Nick Land, como la verdadera naturaleza de la ciencia y la Modernidad es contra lo que se enfrenta el Gran Despertar.

La ontología orientada hacia los objetos es lo opuesto al Gran Despertar y es el enemigo que conocemos una vez que nuestra conciencia se despierta y contempla lo que realmente es el progreso. Es aquí precisamente donde el Gran Despertar moviliza nuestro poder espiritual y hace que despierte en nosotros lo que quedaba de nuestra dignidad humana: es aquí donde comienza la verdadera lucha. Por supuesto, siempre es mucho mejor luchar contra personas que no ocultan sus verdaderos propósitos y sus ideas nocivas que enfrentar a quienes mienten al respecto. Pero es en las profundidades mismas de la mentira donde aparece por fin la verdad radical acerca de todo. Es por esa razón que no puedo odiar o condenar la filosofía orientada hacia los objetos del mismo modo en que lo hago con la filosofía analítica, el positivismo o las ciencias naturales que surgieron de Newton o Galileo, la cuales resultaron ser una catástrofe y una mentira completa sobre la naturaleza y la humanidad. Por ejemplo, odio a Biden y Kamala Harris, pero no podría odiar a Reza Negarestani, Nick Land o Harman, quienes son realmente satanistas conscientes. Siempre es mejor lidiar con la realidad que tener que desenmascarar las mentiras. Por ejemplo, es mucho más fácil de tratar con un progresista estadounidense que declara abiertamente que él sirve a Satanás y que Satanás debería dominar el mundo. Por esa razón siempre preferiré la verdad, incluso aunque la verdad sea muy oscura y terrible, a una mentira tranquilizadora que intenta calmar nuestros pensamientos. El mal nos ayuda a despertar porque es algo terrible, y creo que los estadounidenses están experimentando ese horror con el ascenso de Kamala Harris y los demócratas. Mientras más enfrentemos al horror de frente, mejor.

Todo esto nos lleva a una serie de conferencias de filosofía que organizó muy recientemente y que se llamó Wozu Philosophen in dürftiger Zeit? (¿Para qué sirven los filósofos en una época tan degradada?). En esas conferencias usted presentó el concepto de sujeto radical, el cual lo desarrolló a partir del pensamiento de Aristóteles y Johannes Tauler. Podría explicarles a nuestros lectores en que consiste ese concepto.

Este es quizás el punto más importante de todos, especialmente ahora que entramos en la lucha entre la Gran Reconstrucción contra el Gran Despertar. El concepto del sujeto radical está en el centro de toda esta batalla. Los conservadores están tratando de salvar al sujeto humano mientras que los progresistas quieren abiertamente destruirlo con la intención de imponer la inteligencia artificial pos-humana/no-humana, el ciberespacio tecnológico y la ciber-ontología. El problema del sujeto radical está en el centro de toda esta disputa, porque los partidarios del objeto radical no están conformes con seguir considerando que el ser humano es el dueño de su cuerpo. Lo que están tratando de hacer es reducir al ser humano a una serie de medidas, por esa razón están tratando de descifrar el genoma o mejorar nuestro ADN. Tratan de convertir al hombre en un número. Eso es lo que hacen la medicina moderna, las vacunas modernas, la tecnología moderna, etc. Ese es su objetivo: el hombre es solamente una forma de medir las cosas y no es realmente la medida más perfecta de todas. Y el problema central de toda la conferencia fue que es imposible salvar y defender el “Yo radical” mientras lo sigamos pensando y entendiendo de la misma forma en que lo hacía la Modernidad y la filosofía moderna. El sujeto moderno es un ser mutilado, es un ser insuficiente. El sujeto corto sus propias raíces y para poder salvar a este sujeto periférico secundario, es necesario primero enraizar nuevamente al sujeto. No se trata solo de lo que está dentro del sujeto, sino que es necesario ir más allá de su mundo interior. Debemos llegar a una especie de trascendencia interior con tal de salvar al sujeto que ahora ha sido abandonado y destruido. Nos hemos olvidado de algo que era muy importante. Nos hemos olvidado de una de las partes más importantes de nuestro ser al haber perdido ese mundo íntimo que existe en nosotros: en latín es denominado como el homo intimus. Lo que llamamos el intelecto era lo que Aristóteles decía que era la inteligencia pasiva. Así que ya no usamos nuestro intelecto activo el cual era muy importante para la tradición de la escolástica medieval. Mi idea es la siguiente: debemos retornar al sujeto radical o restaurarlo. Esa debe ser nuestra prioridad. Requerimos el regreso del intelecto activo con tal de luchar radicalmente en contra de todos los desafíos que hoy enfrenta el sujeto. En mi opinión, no podemos defender y salvar al sujeto no radical, que aún existe, sin primero restaurar al sujeto radical que desapareció hace muchos siglos del campo mismo de la filosofía. Por lo tanto, el redescubrimiento de la inteligencia activa al interior de nuestras almas y dentro de nuestro corazón es muy similar al redescubrimiento del espíritu absoluto de Hegel y Schelling, o Fichte, con su comprensión del “yo absoluto”. Creo que la mejor manera de restaurar al sujeto radical es por medio de la filosofía clásica alemana, la cual fue pervertida por el hegelianismo de izquierda, el marxismo y otros muchos sistemas que se basaron en ella. En primer lugar, necesitamos redescubrir la dignidad de esta filosofía recurriendo a Heidegger, así como a otros filósofos alemanes. Debemos redescubrir a Aristóteles mediante el uso de la fenomenología. Necesitamos reevaluar la filosofía de la Modernidad mediante la consideración de como el sujeto radical se fue perdiendo en cada una de sus etapas y debemos complementar la imagen que tenemos del mundo volviendo a San Agustín, a Dietrich von Freiberg y a otros filósofos como Tauler, Meister Eckardt o von Suso, así como Paracelso y Jakob Böhme. Todos ellos tenían una clara comprensión y experiencia de este “yo radical”, y creo que no se trata solamente de una rama especial de la filosofía, tampoco pienso que sea algo arbitrario. Es el centro de todo, es un elemento ineludible y es el principal problema de la filosofía. Entonces, el principal medio para salvar a la humanidad es salvar al sujeto radical que fue, durante muchos cientos de años, olvidado y marginado por la filosofía. Solo cuando sea rehabilitado el intelecto activo podremos prepararnos para lanzarnos a la batalla final contra la filosofía orientada hacia los objetos y contra el progresismo. La principal arma teórica del Gran Despertar trumpista debe ser la filosofía. La filosofía alemana, la filosofía griega, la tradición filosófica occidental que lucha por salvar el Occidente. Todas ellas luchan por proteger la cultura indoeuropea. Por lo tanto, debemos conocer sus principios. De lo contrario, la lucha estará perdido desde el principio. Creo que sino rehabilitamos al sujeto radical, no podremos alcanzar la victoria.