Construcción de un gran espacio suramericano
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Construcción de un gran espacio suramericano
En estos días que venimos recibiendo varias solicitudes del extranjero sobre la integración suramericana (investigadores brasileños como Julia Nassif Souza de la revista de Sociología la Univ. de San Pablo, de nuestro traductor al ruso Vladislav Gulevich entre otros) nos parece adecuado realizar algunas precisiones fundamentales sobre el tema. Sobre todo en el desenmascaramiento de los intereses reales que mueven la geopolítica brasilera, desde siempre ambivalente.
En primer lugar nosotros proponemos dejar de hablar de integración, concepto que forma parte de lo políticamente correcto, para hablar de construcción de un gran espacio geopolítico autocentrado económicamente y políticamente soberano. La categoría de integración es un engaña pichanga ad usum becarios. Luego de 18 años desde el Tratado de Asunción de 1991 al presente, el Mercosur resultó ser sólo el instrumento de integración de las burguesías comerciales de Sao Paulo y Buenos Aires, y nada más. La construcción de un gran espacio supone una voluntad de poder que se enfrente y recorte los poderes mundiales actuales en tanto que la idea de integración implica sumarse a las ventajas relativas de la globalización. O hablamos en términos geopolíticos de construcción de un gran espacio o callamos.
En segundo lugar hay que dejar de hablar de América Latina que es un concepto que indica una rémora colonial franco-inglesa - ni los aborígenes son latinos ni los criollos lo somos - para hablar de Iberoamérica o de la América Indoibérica y así incorporar sin tapujos al Brasil. El latino americanismo es un concepto vago y estéril, ha sostenido con razón don Helio Jaguaribe. Geopolíticamente hablando, esto es, desde un realismo político, se debe hablar de Suramérica (Sud- América es un galicismo inadmisible a esta altura de la historia americana), pues México y Centroamérica son dominios consolidados de la potencia imperial talasocrática.
En tercer lugar la construcción es solo posible si podemos asegurar un heartland suramericano protegido por las líneas de tensión geopolíticas cuyos vértices tendrían que ser Buenos Aires, Brasilia, Caracas y Lima o Quito o Bogotá. Este último vértice es indistinto aunque hoy es preferible Bogotá. Esto es lo que hemos denominado "teoría del rombo" que venimos defendiendo desde hace una década.
En cuarto lugar aquellos que tienen y pueden aportar más, aporten más, pues si no se da una relación de reciprocidad no hay construcción de un gran espacio en Suramérica. Este es el principio fundante de todo gran espacio geopolítico, pues si uno de los miembros aporta todo se transforma en un imperio subregional y si todos aportan por igual es una ficción política. No tiene miras de realización.
Si, hipotéticamente, se tuvieran en cuenta estas cuatro instancias que proponemos habría que eliminar, finalmente, los presupuestos histórico-políticos de los miembros que la integran comenzando por el mayor aportante, que en este caso es Brasil con casi 200 millones de habitantes y el 38% del PBI de la región.
Y acá salta la liebre. Y aquí aparece la cuestión fundamental. ¿Quiere Brasil la construcción de un gran espacio autocentrado económicamente y políticamente soberano en Suramérica?
Todo indica que no, pero todo aparece como que sí. En apariencias Itamaraty a todos los proyectos dice que sí, pero en realidad obra en concreto rechazándolos. Su alianza principal es con los Estados Unidos como socio privilegiado, relación que lo ha transformado hoy día en gendarme de la región. Su asociación secundaria es con cualquiera de los países suramericanos. Esta distinción entre aliado y socio es fundamental para poder llegar a comprender en parte, a barruntar, cuales son los intereses profundos que mueven a Itamaraty. Brasil es aliado de USA y socio de Argentina o Venezuela o Uruguay.
Nos explicamos con un ejemplo: El Banco del Sur (también podríamos hablar de la integración militar, del la Comunidad suramericana de naciones, del Unasur, de los corredores bioceánicos, del gasoducto transamazónico, de la navegación de los ríos interiores de la América del Sur, etc.).
El Banco del Sur arrancaría con un capital inicial de 7.000 millones de dólares, la controversia respecto del aporte de los países accionistas impulsores de la idea radica que unos, como Brasil o Paraguay, proponen hacer aportes menores del orden de los 300 millones y otros como Ecuador, Venezuela y Argentina proponen aportes significativos. En una palabra, unos quieren que el Banco del Sur nazca chico y otro piensan en términos de grandeza.
La contradicciones surgen con las declaraciones de Guido Mantega, ministro de hacienda del Brasil, quien sostuvo que:" la prioridad del Banco del sur será financiar proyectos de infraestructura, logística y energía" y recordó que"sólo el Banco de Desarrollo de Brasil tiene 120.000 millones de dólares para financiar al sector productivo de su país, en tanto que el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) tiene sólo 100 millones de dólares para toda la región".
¿Qué pretende entonces la intelligensia brasileña, crear un banco pobre esterilizando otra idea que puede servir para liberarnos, como lo hizo con la Comunidad Suramericana de naciones invitando a Surinam y Guyana, o sea, Holanda e Inglaterra a participar?
Esta idea del Banco del Sur, hay que decirlo con todas las letras la lanzó Chávez y le mostró sus beneficios a Kirchner, quien honesta y cabalmente la aceptó.
Brasil se sumó como se suma a todos los intentos de integración suramericana, no por su vocación integradora, sino porque Itamaraty (la cancillería brasileña: Su verdadero poder nacional) no descansa en su ambición de dominio. Y así, si los proyectos o ideas que se lanzan benefician su política permanente de "extensión al oeste" los apoya, de lo contrario los esteriliza, pero nunca los rechaza, pues su rechazo generaría una resistencia que no tiene por qué crear.
Esto hay que saberlo y nuestros gobiernos hispanoamericanos deberían alguna vez hacerlo notar. Brasil, a través de su cancillería Itamaraty, interpuso, interpone e interpondrá todos los recursos a su alcance para impedir la integración norte-sur o sur-norte de Suramérica, de modo tal que si hay algo que no desea ni quiere es la relación Caracas-Buenos Aires, y el Banco del Sur abona y refuerza esta integración.
Hace ya más de un siglo y a partir de los trabajos de don Tulio Jaguaribe, el padre de Helio Jaguaribe, el sociólogo que más influencia en el poder del Brasil ha tenido en estos últimos veinte años, los gobiernos de Argentina y Venezuela están solicitando al de Brasil avanzar en los trabajos para la integración fluvial del Suramérica sobre todo en la vinculación entre los ríos Paraguay -Guaporé a través del dragado de los ríos Alegre y Aguapey, atravesando la laguna Rebeca y el riacho Barbados y su respuesta siempre ha sido una dilación continuada.
Vemos como el Banco del Sur nos llevó a consideraciones que hacen al riñón de la geopolítica suramericana, a tratar de llamar a las cosas por su nombre y a correr el velo de las intenciones ocultas. El Banco del Sur es estrictamente hablando una idea metapolítica, pues va más allá de la limitación política partidaria y local para instalarse como categoría de condicionamiento de la acción política concreta futura del gran espacio suramericano.
Mientras tanto los seis países que inicialmente constituirían el Banco del Sur tienen presos 164.000 millones de dólares, en Bancos de USA y Europa, esto es, diez veces más de los créditos que recibimos con condicionamientos de todo tipo, durante el 2006.
El Banco del Sur si naciera grande se transformaría automáticamente en la expresión financiera de la Unión Suramericana lo que le permitiría negociar como bloque y no aisladamente con los poderes internacionales. La consecuencia natural del un Banco del Sur pensado en términos de grandeza sería la implantación de una moneda única tal como se propuso en la reunión del Mercosur, aquella a la que asistió Nelson Mandela, realizada en Ushuaia en 1999 y dilatada por Brasil sine die.
Es que Itamaraty no quiere una negociación en bloque, con una moneda única, con los poderes mundiales sino que desea negociar con Brasil como bloque con los poderes internacionales, esta es la madre del borrego. Quien no vea esto, mira sin ver.
Este ejemplo que hemos puesto es emblemático pues muestra como Itamaraty apoya y socaba al mismo tiempo un mismo proyecto. Nuestras cancillerías no se dan cuenta o no lo hacen notar, nuestros políticos menos pues pasan su vida en problemas internos y vuelos de cabotaje, ni qué decir de nuestros dirigentes sociales y culturales embelezados en un "latinoamericanismo" vacuo y falto de contenido.
En la construcción del gran espacio suramericano Brasil es Alemania y Argentina es Austria, pero la sumatoria de Venezuela, Perú y sobre todo Colombia equilibra la balanza. Hoy, a mediados del 2009, esta última opción, la opción Colombia es de singular importancia. Y si algún tonto de estos que nunca faltan pues stultorum infinitus est numerus nos dijera que es imposible, solo nos cabe responderle es conditio sine qua non en la construcción de un gran espacio suramericano reemplazar las criterios ideológicos por las relaciones geopolíticas o mejor aún: Metapolíticas.
La relación geopolítica de Argentina tiene que ser forzosamente con Brasil, pero para ello debe privilegiar las relaciones geopolíticas con Venezuela y Colombia más allá de los criterios ideológicos. Brasil tiene una gran ventaja sobre Argentina, su mayor potencial económico y militar pero al mismo tiempo tiene una desventaja geopolítica en la región, no puede tener ningún otro aliado de peso, sólo puede tener socios circunstanciales, pero Argentina si tuviera política exterior propia, sí que puede tener aliados. Y esta es la gran diferencia que juega a nuestro favor.
Socios históricos del Brasil lo han sido el Paraguay, Chile y Ecuador pero nunca llegaron a la categoría de aliados. Esta categoría es la que se quiso plasmar en el Tratado de Asunción con Argentina, pero no pasó de una asociación comercial. Así están las tensiones geopolíticas hoy en la América del Sur.
Pensamiento suramericano y gran espacio
Como no puedo con el genio, de tanto en tanto, me tengo que pelear con alguno, esta vuelta es con los contenidos de una serie de artículos que llevan por título el anodino y remanido slogan Pensamiento sudamericano e integración regional aparecidos en una revista de un gremio "ilustrado".
Ya en el mismo título vemos la liviandad y la ligereza intelectual de quien los publica. Aburridos, abufachados estamos de reiterar una y otra vez que no se dice Sudamérica porque es un galicismo, se debe decir y escribir en correcto castellano Suramérica.
Esto lo venimos sosteniendo desde el CeeS (Centro de estudios estratégicos suramericanos) con sede en la CGT. Algunos nombres del campo nacional nos acompañan en esta patriada como Enrique Oliva, el poeta Carlino, el Chino Fernández, Pereyra Mele, Julio Piumato, el eximio colombiano Alvaro Mutis, el chileno Pedro Godoy et alli.
Más allá del galicismo evidente, lo que sucede es que la ere "r" como la erre "rr" indican el peso natural que tiene el castellano por sobre las otras lenguas 1. Ya el dibujante Fontanarrosa describió el tema muy bien en ocasión del Congreso Internacional de la Lengua en Rosario cuando afirmó respecto de las malas palabras que una cosa es decir "mierda" y otra muy distinta es decir "merd". La "d" es delicuescente, queridos amigos.
Además en el titulado de los artículos todos los términos están en mayúscula, costumbre estulta que tienen muchos de nuestros compatriotas de pretender escribir el castellano como el alemán, lengua donde todos los sustantivos van encabezados con letra mayúscula.
Y para terminar con el titulado, la segunda parte de la cópula integración regional, otra idea común que se repite hasta el hartazgo, cuando en realidad lo que hay que hacer es pensar en términos de grandes espacios.
Pasar de hablar de integración regional a creación de grandes espacios autocentrados es el signo evidente que marca la diferencia hoy entre una inteligencia bastarda y una genuina. La idea de gran espacio supone un recorte al poder internacional del imperialismo pues se apoya en la idea de reparto del poder, en tanto que la idea de integración regional se apoya en la idea de convivencia sometida al imperialismo. Pruebas al canto, a nuestras cancillerías nunca se le cae de la boca la reiterada "integración", pero jamás se le escapa hablar de la construcción de un gran espacio.
Vayamos ahora a alguno de los contenidos de los artículos. Lo primero que nos salta a la vista es el reiterado concepto de América Latina y utilizado sin ningún sentido crítico. Así de entrada nomás, al excelente artículo del historiador chileno Pedro Godoy, uno de los hombres que más se cuida en el uso correcto de los términos y que nunca usa el término "América Latina", le encajaron un acápite hablando de América Latina.
Seguramente es Godoy, junto con nosotros, Horacio Cagni y don Luis Villordo, el gran filósofo mejicano, el único que utiliza siempre el término correcto de Iberoamérica. Es que este último concepto es antropocultural y no ideológico como el de Latinoamérica. Término, como es sabido, inventado por los franceses y luego utilizado por los yanquis, los marxistas, los liberales y los demócratas y social cristianos. Todos juntos en el extrañamiento de Nuestra América por el mal uso de un término.2
A continuación viene un artículo sobre Hegel Marx y América Latina que recorre los lugares comunes del tema sin decir nada nuevo, al contrario, el resentimiento antiespañol del autor le hace afirmar que una de las fuentes de la animadversión de Marx contra Bolivar fue la de los historiadores españoles resentidos con el Libertador por la pérdida de las colonias españolas. ¿Qué historiador español? Si además Marx no leía español. Y a renglón seguido afirma que Marx escribió el artículo consultando la bibliografía inglesa en el Museo británico de Londres. Por último en el artículo de la Enciclopedia británica sobre Bolivar que es el que escribe Marx no existe ninguna citación sobre autor español. En resumen, una farabuteada (farabutto) llena de prejuicios.
En otro artículo se afirma: Sin embargo, la Unión Latinoamericana, incluyendo el Caribe, resulta insoslayable. ¡Otra vez sopa!. No podemos con la integración con Brasil, Paraguay y Uruguay y tiramos la pelota hacia delante, hacia un inalcanzable y vacuo "latinoamericanismo" que además incluye al Caribe, donde hay doce Estados-Nación ridículos creados por los Estados Unidos e Inglaterra para manejar electoralmente la OEA 3. No existe ni el más mínimo sentido de realismo político. Sobre el vacuo y estéril "latinoamericanismo" pueden consultar los múltiples trabajos de don Helio Jaguaribe, pero claro, prefieren publicarle a un cuatro de copas, contador de profesión, que forma parte de lo políticamente correcto como lo es la izquierda progresista.
Luego viene un artículo de un profesor de filosofía que afirma como verdad revelada: la mundialización es un fenómeno irreversible de nuestra civilización. Si es "irreversible" que sentido tiene que escribamos sobre integración regional. Por otra parte, el mundo siempre existió, lo que pasó es que el mundo dejó de ser un "cosmos", algo bello, para transformarse en in-mundo, algo desagradable y feo.
Reitera una vez más la vaguedad de afirmar que: pasar del Mercado común del sur a la auténtica comunidad latinoamericana, cuando no se pudo realizar aún el primero entre cuatro naciones ya están sosteniendo la realización de la unión de veinte. Lo que esteriliza todas estas propuestas es el no-lugar, tanto desde donde se realiza, cuanto a donde pretenden llegar.
Y este no-lugar no es ni siquiera la u-topía que al menos nos hace un llamado desde el futuro, sino el no-lugar de los espacios de consumo como son los aeropuertos y los supermercados. En este caso el no-lugar es el común espacio del pensamiento único.
La desgracia de los profesores de filosofía es que oscurecen las aguas para que parezcan más profundas. Y de esto no hay dios que nos libere.
Viene luego otro artículo titulado con el equívoco concepto de América Latina para intentar situarla en la época contemporánea. Una vez más el declamativo e insustancial concepto de Latinoamérica. Cuando no espurio e ideológico. Allí se sostiene un despropósito mayúsculo cuando se afirma que "los nueve países hispano parlantes de América del Sur son iguales al Brasil. Y agrega que la única geopolítica importante en América Latina es la brasileña siendo los únicos, además, que han pensado en serio al conjunto de América del Sur".
¿Y Perón ayer y Chávez hoy, qué son moco e´pavo?. Sin contar en el siglo XIX Rosas por Argentina, Santa Cruz por Bolivia, Carlos Solano López por Paraguay, Eloy Alfaro por Ecuador y así podríamos poner veinte ejemplos de cada uno de esos "nueve paisitos" que según el autor apenas logran juntos igualar al Brasil.
¿Cuál fue el pensamiento "en serio del conjunto de América del Sur" por parte del Barón de Río Branco, el mentor ideológico de Itamaraty?. Avanzar sobre sus vecinos hasta agotar su buena voluntad. Así pudo avanzar en una geofágia incontinente sobre Argentina, Paraguay, Bolivia, Perú y Colombia en la posesión de territorios que nunca le pertenecieron con el apoyo incondicional de la diplomacia inglesa y norteamericana.
Si estos son los efectos reales de una diplomacia que "ha sido la única que pensó en serio al conjunto de la América del Sur", no la queremos porque solo ha pensado en serio América del Sur para ellos y sus intereses particulares.
Lo más grave es que estos autores, a los que he evitado ex profeso nombrar, andan perorando por los cuatro costados de Nuestra América semejantes o peores sandeces y que lo único que logran es entorpecer el camino de la liberación de Suramérica en que estamos empeñados todos aquellos que sostenemos "el realismo político" como corriente politológica.
A nosotros se nos opone el ideologismo culturoso de estos "manoseadores de ideas" que la van de pensadores nacionales, quienes no solo confunden al lector y al auditorio sino que nos arrastran hacia un Holzwege, hacia un camino que no conduce a ninguna parte.
1 Al respecto hay un trabajo de Ramón Peralta Teoría de Castilla (Madrid, Ed. Actas, 2006) en donde muestra como el castellano sonaba a sus enemigos como tambores. Es de entre las lenguas romances la más alejada del modelo latino (p.59) por la simplificación notable que realizó del latín. Hablando estrictamente el castellano proviene del "osco" dialecto de guerreros y campesinos surgido entre la costa oriental de Cantabria y la comarca de la Bureba, tal como lo probó el eminente lingüista Antonio Tovar en Lo medieval en la conquista (FCE. México, 1970).
2 Sobre este punto hemos escrito hasta el hartazgo, vale consultar Hispanoamérica contra Occidente (Madrid, Ed. Barbarroja, 1996).
3 Los miembros del Caribe son: 1) Antigua y Barbuda; 2)Bahamas; 3) Barbados; 4)Dominica; 5) Grenada; 6) San Cristóbal y Nieves; 7) Santa Lucía; 8) San Vicente y la Granadinas; 9) Jamaica; 10) Trinidad y Tobago y las históricas 11) Haití; 12) República Dominicana; 13) Cuba. Existe además Puerto Rico que quedó anclado a los Estados Unidos desde 1898 y una veintena de islas importantes como Martinica, Guadalupe, Vírgenes, Anguilla, Caimán, Montserrat, San Eustaquio, Saba, San Martín, San Bartolomé, María Galante, Curazao, etc.
El Estado iberoamericano entre 1810 a 1850
Cuando se produce el movimiento independentista americano alrededor de 1810 a propósito de la invasión napoleónica a España la única institución del poder político colonial que queda en pie y la que sirve al la transición de la monarquía a la república como forma de gobierno en América es el cabildo. Específicamente los cabildos locales con sus juntas ejecutivas. Hay que recordar siempre que los cabildos eran las únicas instituciones coloniales donde tenía cabida mayoritariamente el elemento criollo.
Mucho se ha escrito acerca de la independencia de los países americanos en el sentido si fue verdaderamente un movimiento que produjo la independencia deseada o, más bien, si nos enfeudó a Inglaterra, y en menor medida a Francia y Holanda, que terminaron por explotar a la América Criolla durante todo el siglo XIX y la primera mitad del siglo XX, de un modo más sutil pero más profundo del que lo hiciera España.
Pero el objeto de este trabajo no son las valoraciones político-económicas y culturales sino institucionales, en la forma más neutral que nos sea posible.
América, como dijimos, hereda de España el sistema de municipios y cabildos que acá son transformados en verdaderos foros de participación ciudadana y, más específicamente, criolla. Este régimen le da un todo a la organización política de toda Nuestra América, como gustaba decir José Martí.
La superestructura estatal no nace sino después de producido el deterioro del régimen municipal y de cabildos. Es por esto que con justa razón afirma Ernesto Quesada, el fundador de la sociología argentina: "que el federalismo argentino fue implantado artificialmente, por espíritu de imitación de los Estados Unidos, por Sarmiento que contribuyó a popularizar el error, afirmando - con el soberbio dogmatismo que lo caracterizó y tras el cual ocultaba magistralmente el vacío, a veces profundo, de su educación autodidacta y enemiga de las investigaciones penosas- que hay un vicio de juicio entre nosotros en materia de organización política" [1]
En el fondo todo el período de las guerras civiles en América no es otra cosa, desde el punto de vista institucional, que el amor tradicional a la descentralización administrativa por parte de las provincias y las fuerzas criollas enfrentadas al centralismo administrativo de los ilustrados citadinos y afrancesados, habitantes de las ciudades capitales.
Se impuso, finalmente, en todos nuestros países, el centralismo administrativo del "nacionalismo de patria chica" como lo fue el mitrismo en Argentina, por sobre el "nacionalismo de patria grande", de las fuerzas populares y criollas del interior de nuestros países.
La gran anfibología institución al respecto se produce cuando la idea federal, que aunque el nombre sea moderno, estaba en la vida colonial por la naturaleza de las cosas, es adoptada por el centralismo administrativo de influencia francesa - Francia representa la quintaesencia del centralismo administrativo- y es interpretada como idea unitaria. De ahí que la mayoría de nuestros países hispanoamericanos (Bolivia era la excepción con su antigua constitución) declaren en sus respectivas constituciones el carácter de federales, pero sean en la práctica y de hecho "unitarias" por el peso absoluto que posee la capitalidad de cada uno de nuestros países. Repetimos la idea federal es interpretada en América como idea unitaria.
Así, a partir de mediados del siglo XIX se van estableciendo las distintas constituciones que fijan la forma de nuestros actuales Estados.
Esta latente y no resuelta contradicción entre estas dos tradiciones de pensamiento. La nacional y popular por un lado y la ilustrada y europeizante por el otro, ha dado lugar a la secuencia y sucesión de "revoluciones latinoamericanas" del siglo XX. Viene así a cuento, una vez más, la afirmación del gran polítólogo boliviano, teórico del MNR, don Carlos Montenegro: "debajo de la delgada capa de tierra del orden republicano yace la insobornable existencia del orden hispanoamericano".Orden que se manifiesta en la primacía de la ecuación Nación-pueblo por sobre la de Estado-nación propia del Estado liberal-burgués de la Europa ilustrada. Es que somos entitativamente algo diverso y distinto de aquello que hemos adoptado para representarnos.
Y así, y esto es significativo a tener en cuenta, mientras el nacionalismo europeo se identifica con la idea de Estado-nación, el nacionalismo hispanoamericano tiende a identificarse con la idea de nación-pueblo., identificación que obedece a una doble exigencia histórica: a) a la integración étnica y cultural en la formación de nuestra identidad a través del mestizaje y b) el carácter revolucionario de nuestros propios pueblos expresado en la movilidad social y política que se da en Iberoamérica a diferencia de Europa.[2]
El Estado en Iberoamérica
Ante el fracaso rotundo del modelo neoliberal que desde hace ya una década se aplica en nuestro país, estamos obligados a proponer nuevos lineamientos para un modelo alternativo, y para ello debemos fijar previamente que entendemos por Estado-Nación su naturaleza, principios y fines específicos, dado que él es el marco de pertenencia a partir del cual adquieren sentido nuestras propuestas en los diferentes campos de acción pública.
Hoy asistimos a la crisis terminal del Estado-Nación, aquél a quien Max Weber reservaba el monopolio de la fuerza, pues ha sido superado por instancias mucho más poderosas. Conviene pues comenzar repensando la génesis, en nuestro caso americana, de dicho Estado para luego hablar de su naturaleza.
El Estado surge en Europa a partir de la nación mientras que, por el contrario, en Nuestra América el Estado crea la nación, pero la nación pequeña, Argentina, Bolivia, Chile, et alii. Así en Europa los movimientos lingüísticos y filosóficos de cepa romántica del siglo XVII aspiraban a formar estados nacionales. España es el primer Estado-Nación a partir de la unión de las naciones o reinos de Castilla y Aragón. Por el contrario, en América el movimiento se realizó a la inversa.
La finalidad de este Estado-nación americano, de carácter republicano y liberal creado a principios del siglo XIX, será la creación de las naciones. Este Estado-nación tendrá por ideología el nacionalismo "de fronteras adentro", expresión de los localismos más irreductibles encarnados por las oligarquías vernáculas, impermeables a una visión continental. Los Estados independizados de España como repúblicas llegan luego de devastadoras luchas civiles recién a finales del siglo XIX a transformase en naciones. De ahí que la expresión histórica por antonomasia de este nacionalismo localista, hijo putativo de Inglaterra, liberal en economía y conservador en política sea el "nacionalismo mitrista" argentino.
Los nacionalismos europeos fueron imaginados sobre una base étnica, lingüística y geográfica común en tanto que los nacionalismos americanos fueron, paradójicamente, producto de una voluntad ideológica ajena a América, la del Iluminismo filosófico. Siendo sus gestores políticos Gran Bretaña y su Secretario de Estado George Canning quien se apresuró en l825 en reconocer la independencia de los nuevos Estados, luego del triunfo de Ayacucho (1824) sobre el último ejercito realista.
Vemos pues, como estos nacionalismos de "patrias chicas" son europeos dependientes tanto en su génesis como en su contenido. Ello explica en gran parte su fracaso político reiterado. Carecen de encarnadura popular. Y son elitistas no por méritos propios, ya que carecen de nobles, sino porque su ideología conduce a la exclusión del otro.
Estos nacionalismos de invención europea surgidos ante la quiebra de la cristiandad a causa de la reforma protestante, "han venido a llenar el vacío dejado por el debilitamiento de la religión cristiana y el sentido de seguridad de los pueblos en un mundo secularizado"(13).Ello explica el hecho, aparentemente curioso, que la mayor parte de estos Estados-nación republicanos surgieron antes en América que en Europa. Porque aquí se crearon Estadosvirtuales porque eran Estados sin naciones, lo que explica a su vez la carencia de soberanía nacional. Cambiamos el envase, las instituciones, sólo para pasar de un amo a otro, a Gran Bretaña en el siglo XIX y a los Estados Unidos en el siglo XX.
Este nacionalismo al ser un producto ideológico trasplantado desde Europa a América, carece en nosotros de genuinidad. Este nacionalismo es el que engendró las pocas guerras que tuvimos en Hispanoamérica. La guerra del Pacífico entre Perú, Chile y Bolivia(1879); la del Chaco entre Bolivia y Paraguay(1932/35); la de la Triple Alianza entre Brasil, Argentina y Uruguay por un lado y el Paraguay por el otro(1865-1870) donde al decir de Franz Josef Strauss "por primera vez en la modernidad el deseo del vencedor fue lograr una rendición incondicional - traducción moderna del clásico vae victis =¡ay! de los vencidos = la guerra de exterminio"- lo que condujo a un resultado abominable"(14).
La naturaleza de este Estado se concibió limitada a la normatividad jurídica y así se lo definió como la nación jurídicamente organizada siendo sus fines los propios del Estado liberal-burgués en tanto Estado-gendarme ocupado, fundamentalmente, de la seguridad de las personas y la propiedad. Fueron el radicalismo yrigoyenista, de facto, incorporando el principio de solidaridad ausente en dicho Estado y el justicialismo, de juri, modificando la Constitución del 53, quienes intentaron cambiar su naturaleza para el ámbito argentino.
Nuestra actual propuesta alternativa se funda en una distinta concepción del Estado-nación.
En primer lugar porque preferimos hablar de Nación desde el punto de vista de "Patria Grande" y de "Nacionalismo Continental" y no de patria chica y nacionalismo chauvinista de fronteras adentro. Tenemos que volver a pensarnos como "americanos" tal como lo hicieron San Martín y Bolívar.
En segundo término porque pensamos el Estado no como una "sustancia ética" a la manera del fascismo, ni como "un gendarme" a la manera de liberalismo, ni como "la máquina de opresión de una clase sobre otra" según el marxismo, sino que el Estado es, para nosotros, un "plexo de relaciones". En una palabra, sólo existe en sus aparatos.
El Estado, entonces, no tiene un ser en sí mismo sino en otro, en sus aparatos que son, antes que nada, instituciones ejecutivas. Así el Estado es un órgano de ejecución con sus distintos ministerios, secretarías y direcciones(15)
La sana teoría del Estado, nos dice que tiene dos principios fundamentales el de solidaridad (viene desoldum=consistente) que hace que todos los miembros se encuentren "soldados" entre sí. Es el principio de unidad de pertenencia- la gran tarea de Yrigoyen fue que las grandes masas de inmigrantes incorporaran en sí mismas, a la Argentina como propia -. Y el principio de subsidiariedad, por el cual el Estado "ayuda a hacer" al que no puede solo con sus fuerzas- la gran tarea del peronismo fue ayudar a la gran masa de trabajadores a organizarse social y políticamente en la defensa de sus intereses -. Siendo el fin del Estado el logro del bien común, entendido como la felicidad del pueblo y la grandeza de la nación.
Así pues, el Estado es un medio y no un fin en sí mismo. Y por el hecho de ser medio, debe ser tomado como tal. De modo que está de más toda polémica acerca de estatista o privatista. Ello está determinado por las diferentes y cambiantes circunstancias históricas y queda librado a la prudencia política de los gobernantes.
Ello nos obliga a distinguir claramente, con el fin de fijar una mínima ingeniería política, entre gobierno, Estado y cuerpos intermedios. Así la naturaleza del gobierno es concebir; fijar los fines. La del Estado, como se ha dicho, ejecutar y la de las organizaciones libres del pueblo, ser factores concurrentes en los aparatos del Estado que les sean específicos para condicionar, sugerir, presionar, interferir de manera tal que el gobierno haga las cosas lo mejor posible(16).
Resumiendo entonces el Estado en sí, es una entelequia, no existe. Lo que existen son sus aparatos, que como tales son medios o instrumentos que sirven como gestores al gobierno para el logro del bien común. Por el hecho de ser medios tienen su fin en otro, y este otro es la Nación como proyecto de vida histórico de una comunidad política. De ahí que un Estado solo pueda ser un Estado nacional de lo contrario devendrá una nada de Estado.
Nota: Un párrafo aparte merece el tema de la crisis de representatividad de los partidos políticos, tema de una actualidad insoslayable.
De todas maneras quisiera dejar la siguiente idea: Nuestra crítica a al sistema de partidos políticos tal como se da en el estado demoliberal no encierra una crítica subrepticia a la democracia sino a la degeneración que de ésta última realizan los partidos cuando monopolizan la vida política usufructuando del Estado para su propio beneficio. Nuestra crítica va dirigida a la partidocracia que es una clara degeneración de la democracia cuando se reduce a "juego de partidos".
1.- Hoy tenemos como ejemplo el caso de Ponsombilandia, como denominaba al Uruguay ese patriota historiador oriental que fue Washington Reyes Abadie, donde la compañía finlandesa Botnia se muestra más poderosa que el Estado uruguayo y no tiene en cuenta el pedido del presidente de ese país para detener las obras de la papelera que seguramente contaminará las aguas del río homónimo.
2.- Los italianos denominaro lo Stato, que significa: lo que está ahí, al aparato de poder superpuesto artificiosamente, mecánicamente a la vida orgánica, natural y espontánea de la ciudad, de la antigua Comuna.
3.- Bodin, Jean: Six livres sur la République(1576)
4.- Locke, John: Ensayo sobre el gobierno civil, cap.VII
5.- Mussolini, Benito: El espíritu de la revolución fascista, Bs.As., 1984, cap.IV.-
6.- Lenín: Sobre el Estado, Pekín, 1975. p-11 y 25.-
7.- Gamsci, Antonio: Sobre el Estado moderno, Bs.As., 1984, p.161.-
8.- Lenín: op.cit. p.25.-
9.- Sampay, Arturo: Constitución nacional 1949, Bs.As., Ed. Pequén, 1983, pp.35 y 36.-
10.- Lenín: op. cit. p.1.-
11.- Maritain, Jacques: El hombre y el estado, Bs.As., 1953, p.13.-
12.- Cfr. Perón, Juan : Política y estrategia, Ed.Pleamar, Bs.As., 1971, p. 166 y siguientes.-
13.- Pakkasvurta, Jussi: ¿Un continente, una nación?, Academia de la Ciencia de Finlandia, Helsinki, 1997, p.43.-
14.- Strauss, Franz Josef: Consideraciones sobre Europa, Buenos Aires, Pleamar, p. 134.-
15,. Cfr. Buela, Alberto: Aportes al pensamiento nacional, Bs.As., Ed. Cultura et Labor, 1987, pp. 93 a101; y,Metapolítica y filosofía, Bs.As., Ed. Theoría, pp.65 a 69.-
16.- Buela, Alberto: La idea de comunidad organizada, Bs.As., Ed. Cultura et labor, 1999.-
[1] Quesada, Ernesto: La época de Rosas, Buenos Aires, Plus Ultra, tomo 5, 1965, p.20
[2] Quien más en profundidad ha trabajado esta idea en América ha sido uno de los padres de la sociología indiana don Julio Ycaza Tigerino en su libro Perfil político y cultural de Hispanoamérica, Madrid, Ed. Cultura Hispánica, 1971
Notas sobre la autoridad
Uno de los puntos débiles del pensamiento políticamente correcto es el obviar, ignorar o no considerar ciertos temas de todos los días como es el caso del dolor, el envejecimiento, la muerte, la jerarquía, el orden, la autoridad.
Respecto de este último tema sabemos que desde la Ilustración (siglo XVIII) hasta el progresismo de nuestros días se ha producido la negación sistemática de la autoridad para remplazarla por los criterios que brinda la sola razón. Sin percatarse que no puede existir ningún tipo de conocimiento libre de la autoridad pues ella es elemento constitutivo de él. Si bien la autoridad no puede reemplazar al juicio propio ello no excluye que la autoridad sea fuente de verdad.
Por otra parte, ningún hombre puede pensar a partir de "su sola razón" sino que comienza a pensar dentro de una determinada tradición de pensamiento o cultura. Todo hombre nace dentro de grandes ecúmenes culturales que son las que condicionan su sentido de ser en el mundo.
Cualquiera que escucha el término autoridad inmediatamente lo asocia con la figura del que manda y su correlato aquel que obedece. La relación mando-obediencia se impone de entrada como la dupla a partir de la cual comenzamos a entender aquello que menta el concepto de autoridad. Esta última la podemos caracterizar en una primera definición como la imposición de la voluntad de un hombre sobre otro.
Pero a poco que nos detengamos a pensar vemos que esta determinación no es del todo suficiente porque nos habla mas bien de la consecuencia del ejercicio de la autoridad y no de la autoridad misma. Y las definiciones para ser completas y acabadas tienen que encerrar la esencia de aquello que se quiere definir y no sólo su finalidad.
La versión autoritaria de la autoridad la vincula con la obediencia "por principio" ciega o mecánica. De hecho esta concepción de la autoridad ha estado vinculada a las órdenes militares o religiosas sobre todo en el período de formación de sus miembros. Autoritario es aquel que ejerce su poder para obtener la obediencia de otro.
Pero como dijimos la naturaleza de la autoridad no se agota en la obediencia sino que hay que buscarla a partir del acto de reconocimiento de un saber superior en cualquier aspecto de la vida que un hombre realiza de otro. La superioridad del saber del otro sobre el de uno mismo es el origen de la autoridad.
La autoridad no se recibe sino que mas bien es concedida por un hombre a otro. Es concedida por aquel que reconoce en el otro un saber o conocimiento superior al que él posee en la materia o tema determinado de que se trate. Nadie es autoridad en todo, se es siempre autoridad en algún orden de cosas, dominios o disciplinas, aunque ninguno de nosotros está libre de "los todólogos". La única tuttología aceptable es aquella de los padres que se ocupan de sus hijos y solo hasta los seis o siete años.
La autoridad se funda en el saber reconocido de alguien y en la necesidad que ese conocimiento genera. El centenario filósofo Hans Gadamer (1900-2002) escribió: La autoridad correctamente entendida tiene que ver no con la obediencia, sino con el conocimiento.
El hombre desde el momento en que reconoce a otro como autoridad confía en que lo que dice es cierto, es verdadero. Es por ello que la autoridad presupone el conocimiento o saber de aquel que la ejerce, mientras que la obediencia manifiesta el poder, nos está indicando el ejercido concreto de la autoridad de aquel que la ejerce.
Así la autoridad que como ejercicio se manifiesta en el plano político-social pudo ser definida muy acertadamente por filósofo escéptico Giuseppe Rensi (1871-1941) en su libro Filosofía de la autoridad (1920)como: "el acto que determina lo que de hecho vale como justicia y moral.....entre opuestas verdades teóricas racionalmente posibles es la autoridad la que decide lo que de hecho debe valer como si fuese la justicia, el bien,la verdad" 1
La objeción que nace desde la politología y la sociología al observar que en nuestras sociedades no todas las autoridades dicen la verdad, pues existen autoridades que infunden conocimientos falsos para manipular el control de las personas, objeción que también puede aplicarse al control y manejo de grupos sociales menores. Esta objeción es difícil de remontar. Hay que hacer la distinción entre potestas y auctoritas. La autoridad en tanto es entendida como poder puede mentir y de hecho miente para logar la obediencia, pero la autoridad en tanto auctoritas , es decir, en sí misma se funda en la verdad. Pues conocimiento es siempre verdadero, un falso conocimiento es un desconocimiento.
Si bien la autoridad genera obediencia, ella no es obediencia, ésta es la consecuencia del ejercicio de la autoridad. Pero,¿ la autoridad tiene por finalidad sólo el logro de la obediencia o busca o puede logar algo más?
Una vez más tenemos que aplicar el viejo principio metodológico de la filosofía clásica distinguere ut iungere (distinguir para unir) y así discriminar entre bienes externos e internos. La autoridad en el campo de los bienes externos puede en una práctica mal hecha (una pseudoinvestigación) lograr prestigio, fama y dinero. Hay tantísimos académicos de pacotilla que padecemos hoy día. Pero, por el contrario la autoridad en la bienes intrínsecos solo se puede afirmar realizando bien la práctica en cuestión. Los bienes internos a determinada práctica solo se pueden obtener realizando bien esa práctica.
Así, ha podido afirmar ese gran filósofo escocés Alasdair MacIntayre(1929-) que la virtud (analógicamente la autoridad) solo puede ser definida en relación con las prácticas y con sus bienes internos.
Y estos bienes internos no son solo para el que los realiza sino bienes para toda la comunidad. Una autoridad, aun la más aislada, es siempre una autoridad socialmente reconocida.
Así el pseudoinvestigador del ejemplo, estos especialistas de lo mínimo del Conicet y las academias, usurpadores de becas, prestigios y canonjías podrán tener un curriculum abultado y ganar buen dinero, pero aquello que nunca tendrán es la satisfacción de haber podido ampliar los conocimientos de sus disciplinas metodológicamente garantizados por la práctica de investigar y la autoridad que los guía.
Vemos entonces como la naturaleza o esencia de la autoridad se nos muestra a dos puntas: por un lado en el reconocimiento del superior por el inferior y por otro el servicio del superior al inferior para el logro de una práctica bien hecha. La finalidad última de la autoridad sería el progreso existencial de aquellos que la acatan. Se da por cumplido así el último sentido etimológico de auctoritas que los romanos entendían como reconocimiento, respeto y aceptación, que deriva del sustantivo auctor= creador, autor, instigador, a su vez derivado del verbo augere que significa aumentar, hacer progresar.
1 Renzi, Giuseppe: Filosofía de la autoridad, Bs.As., Ed. Deucalion, 1957, pp. 159 y 182
Sobre indios e indigenistas
Ya empezamos mal hablando de indios cuando lo políticamente correcto es hablar de aborígenes, término que viene del sufijo latino ab que indica procedencia, más el sustantivo origo-inis que significa origen, nacimiento. Cuando decimos aborigen nos queremos referir a alguien originario del suelo donde vive.
Aparece aquí la primera contradicción los indigenistas que se auto titulan con un término del latín como aborigen, en lugar del indio que es mucho más genuino y originario. Es verdad que nació de un error de Colón, pero eso es todo, no existió una manipulación ex profesa del término, como ocurrió y ocurre con el de aborigen.
Ahora bien en el caso de los aborígenes de la Patagonia y de la Pampa argentina no son originarios para nada, eso no es cierto, es una falsedad de toda falsedad. Los que hoy se denominan mapuches son un cuento, son unbluff, lo decimos en inglés porque la oficina política de estos “indios” está en Londres. Ellos llegan a La Pampa a partir de 1770 y eran pehuenches de Ranquil (hoy Chile) y se instalan en pleno cladenar (montes del Caldén) de la Pampa central, llamada también Mamil Mapu (país del monte). Vemos como estos indios son menos originarios que los criollos viejos de la Pampa. Y en la Patagonia, cuando invadieron por esa misma época, mataron a los tehuelches sus verdaderos habitantes originarios.
Sobre este tema se puede consultar el excelente artículo de Fredy Carbano Julio Argentino Roca y la gran mentira mapuche que está en Internet.
Es sabido que hoy día uno de los temas y asuntos más aprovechados políticamente por el progresismo, tanto de izquierda como liberal, es el del indigenismo.
No existe prácticamente ningún gobernante- nacional o provincial- de Nuestra América que no cante loas al mundo precolombino, a los indios, a los autóctonos, a los pueblos originarios.
Ni que decir de los militantes políticos del progresismo y los intelectuales del pensamiento único, el tema está comprado en bloque. Es como si una voz de orden venida del imperialismo yanqui dijera: “Así como para nosotros el único indio que vale es el indio muerto, para Uds. lo único valioso es: que todos sean o se declaren indios”.
Para apoyar este principio de dominación política y cultural nos han vendido, y nuestra intelligensia ha comparado, la teoría del multiculturalismo que hace pedazos la poca unidad nacional que hemos logrado luego de 500 años de existencia. Esta teoría ruin se expresa en el apotegma: la minorías tienen derechos por el sólo hecho de ser minorías, tenga o no algún valor lo suyo.
¿y la voluntad de las mayorías? Solo sirve para convalidar en el momento de votar a la élite ilustrada que gobernará para las minorías, llámense grupos concentrados de la economía (Etztain, Grobocopatel, Mildin, Werthein), de la cultura (gays, lesbianas, bisexuales, homosexuales), de la farándula mediática (Leuco, Eliaschev, Sofovich, Gelblung), del pensamiento (Feimann, Forster, Kovaldof, Abraham). Gringos de la peor laya que viven esquilmando a nuestros pueblos bajo la mascarada democrática de servirlos.
Y así como es políticamente correcto criticar a los fumadores y a los cazadores de ciervos, por el contrario, es políticamente incorrecto criticar a cualquiera de las mil variantes del indigenismo americano.
La crítica al indigenismo inmediatamente nos demoniza, porque el indigenismo es un mecanismo más de dominación del imperialismo y como tal funciona. Su verborrea criminaliza a quien se opone. Su lenguaje busca despertar sentimientos primarios a dos puntas: se presentan como víctimas y criminaliza a quienes se le oponen o ponen simplemente reparos.
Lo grave del indigenismo es que en nombre de las falsas razones de origen que dan ellos, nos quitan, al menos a los criollos americanos, nuestro lugar de origen. Y nosotros los criollos bajo la firma de gauchos, huasos, cholos, montuvios, jíbaros, ladinos, gaúchos, borinqueños, charros o llaneros somos lo mejor, el producto más original que dio América al mundo. Ya lo decía Bolivar sobre él mismo: ni tan español ni tan indio.
Es este mundo criollo que dio el barroco americano y que peleó por la independencia y libertad de nuestros pueblos. Este mundo criollo que tuvo sus mejores frutos intelectuales en la universidad de Chiquisaca, llamada La Plata, Charcas y hoy Sucre. ¿O por qué se piensan que Bolivia, así pobre y desmantelada como la vemos, ha sido la que mayor cantidad de pensadores nacionales hispanoamericanos ha dado en el siglo XX? Porque funciona sobre una matriz de pensamiento que tiene medio milenio.
Qué es ser criollo sino la mejor forma de sentir lo nuestro, lo propio, lo auténtico. No es necesario andar vestido de gaucho, huaso o llanero, ni tener diez generaciones de americanos. Criollo puede ser un bancario, y un plomero, un cura o un médico, un rico o un pobre, el inmigrante italiano o alemán, el turco o el judío. Lo criollo es la captación del valor de lo genuino en nosotros. La valoración del modo gaucho de vida con sus costumbres y tradiciones. No porque nos vistamos de gauchos vamos a ser más criollos, yo conozco tantos gauchos de tienda. Hace muchos años, Juan Carlos Neyra, el padre del Colorado Neyra, escribió: Criollo es aquel que interpreta al gaucho y lo criollo es un modo de sentir, una aproximación afectiva a lo gaucho. Es por eso que lo gaucho es necesariamente criollo pero un criollo puede no ser gaucho. De allí que esos viejos camperos de antes decían: Nunca digas que sos gaucho, que los otros lo digan de vos.[1]
Hace unos días escribió Solíz Rada desde Bolivia un brillante artículo El canciller y las hormigas donde el canciller de su país afirma: “para nosotros los indios están primero las mariposas y las hormigas y en último lugar está el hombre. A lo que comenta Solíz: Lo inaceptable es separar la preservación de la Madre Tierra de la defensa del género humano. Recuérdese que los nazis también pensaban que judíos y gitanos valían menos que hormigas y bacterias.” Lo postulado por su canciller viene a coincidir con los planes de John Rokeffeller III de control de la natalidad de los países del tercer mundo.
El historiador y amigo chileno Pedro Godoy nos dice: “Chile no escapa del plan desmembrador. Modas primermundistas nos contaminan: tatuajes, grafitis, piercing, swingers, punkies… Ahora adquiere fuerza otra: los indigenista bajo el grito “cada etnia una nación” ¡Inquietante!. Los asesores rubios de esta campaña motorizan, hoy como ayer, la leyenda negra. Aportan así a acentuar nuestra crisis de identidad”
La instrumentación política que está detrás del indigenismo la hace notar muy bien Félix Rodríguez Trelles cuando afirma: “Los mal llamados "originarios" son el brazo de la quinta columna interior. El experimento imperial ha logrado un éxito notable al controlar Bolivia con el cocalero manejado desde atrás por García Linera (el Cohn-Bendit boliviano), y acechan con fuerza en Ecuador (no es casual que a Correa los "originarios" lo ataquen cuando repudia la deuda externa)” (cfr. En Internet su artículo Los pueblos originarios: una operación de pizas).
Tanto Andrés Solíz Rada como Pedro Godoy, dos hombres de la izquierda nacional suramericana, como Trelles un hombre del peronismo genuino, quieren poner el acento y distinguir entre la existencia y primacía de la identidad de la comunidad política de origen (aquella que nos da el Estado-nación al que pertenecemos) y una identidad adquirida o secundaria que es la que cada uno puede darse o crearse por estudio o convicciones (comunidad mapuche, gaucha, gringa, judía o árabe). Si no tenemos en cuenta esta distinción política fundamental caemos en el error todos los separatismos.
Y así todo suma y sigue, y podríamos poner mil ejemplos.
De este indigenismo se desprende la primera mentira mayúscula: la matanza de indios que realizaron los españoles fue de 120 millones según Escarrá Malavé, presidente de la comisión de relaciones exteriores del Congreso de Venezuela, de ahí que Chávez hable equivocadamente de “holocausto aborigen”. De 70 millones según el sociólogo brasileño Darcy Ribeiro y así siguen los números más inverosímiles. Pero estas cifras son solo suposiciones artificiosas teñidas por el odio a España y lo español producto de la “leyenda negra” creada por las oficinas políticas de Holanda e Inglaterra.
El filósofo e historiador mejicano José Vasconcelos, nada hispanista, hace constar en su Breve historia de Méxicoque no había más de seis millones de indios en todo el norte de América, tesis que años después convalidarían las investigaciones del antropólogo W. Denevan. Mientras que don Angel Rosemblat, profesor de historia de América colonial y nada sospechoso de prohispanismo, estimó una población a la llegada de Colón de trece millones y medio para toda América. La que disminuyó en gran parte no por las matanzas, que ciertamente las hubo sobre todo en los primeros treinta años de la conquista, pero ni por asomo con la magnitud que se les otorga, sino por las epidemias que los españoles trajeron: gripe, viruela, sífilis, etc.
Angel Rosemblat nació en Polonia en 1902 en el seno de una familia judía y llegó a Buenos Aires a los seis años, realizó sus estudios en la Universidad de Buenos Aires, se perfeccionó en Europa y en 1946 se afincó en Venezuela contratado por ese gran pensador venezolano que fue Mariano Picón Salas, y allí murió en 1984.Este filólogo y antropólogo cultural se destacó por su continuado trabajo de treinta años sobre el tema de la población originaria de América a la llegada de Colón y en un libro memorable que tiene muchas ediciones La población de América en 1492. Viejos y nuevos cálculos, FCE, México, 1967.
Afirma Pierre Chaunu, historiador francés y protestante, el mayor revisionista de la Revolución Francesa junto con Francois Furet, escribe: “La leyenda antihispánica en su versión norteamericana (la europea hace hincapié sobre todo en la Inquisición) ha desempeñado el saludable papel de válvula de escape. La pretendida matanza de los indios por parte de los españoles en el siglo XVI encubrió la matanza norteamericana de la frontera Oeste, que tuvo lugar en el siglo XIX. La América protestante logró librarse de este modo de su crimen lanzándolo de nuevo sobre la América católica. ”
La tenaz y reiterativa acusación de genocidio a los españoles por parte de los indigenistas contrasta con el silencio sobre uno de los episodios más terribles y duraderos, la matanza y explotación de indios y negros por parte de las oligarquías americanas ilustradas luego de la independencia. Así durante casi todo el siglo XIX las oligarquías locales masónicas y liberales bajo régimen de esclavitud hicieron desaparecer pueblos enteros como los charrúas en Uruguay, los mayas en México y varias etnias en el Brasil amazónico.
Nosotros al no ser antropólogos culturales, sólo conocemos tres trabajos serios sobre el tema en Argentina: a) los de Ernesto Sánchez Ance para el área norte del país. b) el libro del antropólogo Jorge Fernández C., fallecido hace unos años, titulado Historia de los indios ranqueles, Bs.As. Ed. Inst.Nac.Antropología y Pensamiento Americano, 1998, en donde con lujo de detalles desarma el mito de los indios pampas o ranqueles como originarios, sino que llegaron a La Pampa en 1770 corridos de Chile por los españoles y vivieron allí, gracias a la industria sin chimeneas –el malón y el cautivaje - hasta 1879, cuando cae Baigorrita, su último cacique. c) el libro de P. Meinrado Hux: Memorias de un ex cautivo Santiago Avendaño, Bs.As. Ed. Elefante Blanco, 1999. En donde se muestra palmariamente cómo era la tan mentada cultura indígena, con sus sacrificios humanos y el desollar viva a la gente.
Invitamos a los que quieran profundizar, a leer estos trabajos que están al alcance de todos.
[1] Neyra, JC: Introducción criolla al Martín Fierro, Huemul. BsAs., 1979
Multiculturalismo o interculturalismo
Hace ya bastantes años que venimos combatiendo la idea del multiculturalismo como una categoría ideológica de dominación nacida desde los antropólogos culturales usamericanos por la cual se exalta a las minorías por el hecho de ser minorías en desmedro de las mayorías populares. Y de dominación porque lo que se busca con su utilización política es quebrar la idea de comunidad nacional en una multitud de minorías o grupos minoritarios, políticamente de más fácil manejo que un poder nacional centralizado.
Este multiculturalismo es el que tiene vigencia política en Bolivia, en estos últimos tiempos, con la sanción de una constitución con 36 naciones aborígenes. Así bajo la mascarada y el simulacro de defender los intereses postergados históricamente de los "originarios" se quiebra desde el ejecutivo la comunidad nacional boliviana. El Estado-nación creado por Sucre corre el riesgo de dejar de existir. A decir verdad tampoco les sirvió de mucho su existencia pues estos últimos doscientos años fueron de mayor explotación que los del período hispánico. Pero al menos, gracias al Estado-nación fueron reconocidos como tales, como bolivianos, en el orden internacional, que no es poco. ¿Cuál es la ventaja para Bolivia que le traen las tesis multiculturalistas?. Ninguna, sino por el contrario, será mucho mejor manejada por los intereses brasileños, chilenos, argentinos y de yanquilandia en la región al no existir un poder central de decisión nacional sino 36 "decisiones nacionales". Un verdadero disparate.
Las tesis multiculturalistas también son aplicadas en Chile con la exaltación del pueblo mapuche con sus oficinas en Londres.(siempre detrás Inca-laperra como dice el Martín Fierro) Algo también en Argentina y Colombia. Mucho más en Ecuador y Venezuela.
En el fondo el multiculturalismo es una trampa, porque no consiste en un respeto verdadero por el otro. Hace como sí lo respetara pero en realidad no lo tiene en cuenta tal como es, sino más bien lo toma al otro por la caricatura de lo que es. Que el multiculturalismo es un instrumento del imperialismo lo pone de manifiesto Rodrigo Argulló cuando afirma: "En realidad el multiculturalismo apunta en su estadio final no a la coexistencia de culturas sino a su fusión en el seno de un Mercado global" 1
Esta parodia respecto a la valoración del otro solo a través de su pintoresquismo y no en lo que verdaderamente es o existe, nos ha llevado a plantear la teoría del disenso 2 según la cual proponemos "otro sentido" al actualmente vigente sobre las cosas y las acciones de los hombres. El disenso se torna peligroso para el pensamiento único y políticamente correcto, una de cuyas categorías es el multiculturalismo, dado que permite crear teoría crítica. Pues como afirmara ese gran filósofo suramericano que fue Alberto Wagner de Reyna: "Detrás del contenido lógico del disenso siempre hay una necesidad - axiológicamnete fundada en lo insobornable- de hacer vencer la verdad. Nada más lejos de él, que el parloteo- hablar por hablar y discutir por discutir- que la jovial disposición a un compromiso que no compromete a nada. Tal suele ser el tan celebrado consenso" 3
El consenso y sus famosas "mesas de consenso" como instrumentos del multiculturalismo fundan lo que hemos denominado "falso diálogo", es decir, un diálogo que comienza con el consenso como petición de principio, escondiendo de entrada nomás, las diferencias de las partes y de los intérpretes. Este disimulo, esta parodia ha malogrado las mejores iniciativas, porque ha partido siempre de "la parodia del otro" como lo es tomar "al otro" antes que nada como un igual. Ignorando que la única igualdad posible en un diálogo abierto y franco es la diferencia. Y esta se manifiesta siempre y de entrada en el disenso. Pretender definir "al otro" bajo el apotegma de "todos por igual" es ocultar su identidad en la categoría ideológico política del igualitarismo. Falsedad que se viene repitiendo desde la Revolución Francesa para acá en todos "los ismos".
Al ser el consenso entendido por el progresismo como razón de causa eficiente y no como causa final a la cual llegar, se establece entonces por acuerdo de los grupos de poder o minorías. Es sabido que los pueblos no consensuan, ellos simplemente dicen qué y quiénes son en la historia del mundo. Y la lógica interna de las minorías es que la decisión se toma siempre antes que la deliberación, con lo que esta última se transforma en un simulacro más. Con justa razón ha afirmado ese gran pensador de la política que es Dalmacio Negro Pavón: "El consenso, como mito político, está al servicio de las oligarquías que se presentan como representantes de la sociedad" 4
El multiculturalismo se presenta como una idea fuerza para preservar la diversidad y la pluralidad del mundo bajo los principios de igualdad, tolerancia y democracia cuando en realidad lo que produce es algo totalmente distinto. Viene como caballo de Troya del imperialismo a quebrar las comunidades nacionales en múltiples tribus urbanas o rurales (Maffesoli dixit) que ya no serán contenidas por la pertenencia al Estado-nación sino sólo por el dios monotenísta del Mercado Global.
Así extraña a los pueblos de sus propias raíces pues entiende la identidad como la de todos por igual y la tolerancia no para evitar un mal mayor sino como "la demorada negación del otro" a través de la retórica del consenso (habla, habla que yo ya tomé la decisión) y la democracia como respeto al procedimiento jurídico político y no como poder al pueblo.
La mejor, mayor y más profunda respuesta al multiculturalismo ha nacido del filósofo cubano Raúl Fornet Betancourt, radicado hace muchos años en Alemania, con su trabajo Filosofía intercultural (México, 1994).
Allí nace por así decir el concepto de interculturalidad no tanto como oposición a multiculturalidad sino como afirmación del mestizaje hispanocriollo de lo que es América. Nosotros, los americanos, que somos muchas culturas al mismo tiempo no nos podemos identificar con una sola como pretende el multiculturalismo sino que vivimos varias culturas al mismo tiempo. De modo tal que nosotros vivimos entre culturas, una interculturalidad raigal. Pretender desgajarnos de estas muchas culturas que somos para exaltar una de entre ellas, como pretende el indigenismo multiculturalista, es extrañarnos de nosotros mismos. Así el interculturalismo encarna y representa al pluralismo cultural genuino porque muestra y respeta los múltiples aspectos que viven en nosotros mismos. A diferencia del multiculturalismo que nace y depende de un centro cultural interpretativo: Usamérica y el pensamiento único, "El interculturalismo, afirma Fornet, desecha y renuncia a operar con un solo modelo teórico-conceptual que sirva de paradigma interpretativo" 5
Ya el término inter-culturalismo nos indica que nosotros vivimos "entre- culturas", entre varias culturas y pretender definirnos o comprendernos por una sola de entre ellas es, en definitiva, no entendernos en lo que somos.
Pero también es cierto que nosotros, los americanos, no somos todas esas culturas acabadamente, no somos la "raza cósmica" como ingenuamente pretendía el gran Vasconcelos, somos o tenemos, análogamente, parte de esas culturas, de algunas más y de otras menos. Todo ello se plasmó luego de quinientos años en un tipo humano: el criollo, que no es ni tan español ni tan indio, según afirmaba Bolivar. El criollo bajo la forma del huaso, el gaucho, el llanero, el cholo, el colla, el montubio, el ladino, el boricua, el charro es la encarnación de este mundo intercultural de que hablamos aquí. El es en sí mismo la encarnación de una pluralidad cultural viviente. Es una cultura de síntesis que nos habla de un tipo humano de lo mejor que América ha dado.
Poéticamente esto lo expresaron Darío y Hernández cada uno a su modo:
Hay mil cachorros sueltos del León Español.
Se necesitaría, oh Roosevelt, ser, Dios mismo,
el Riflero terrible y el fuerte Cazador,
para poder tenernos en vuestras férreas garras.
Y, pues contáis con todo, os falta una cosa: ¡Dios!
Tiene el gaucho que aguantar
Hasta que lo trague el hoyo,
O hasta que venga un criollo
En esta tierra a mandar.
Y políticamente se ha encarnado el interculturalismo en hombres gobernantes como Eloy Alfaro (Ecuador), Juan José Arévalo (Guatemala), Getulio Vargas (Brasil), Perón (Argentina) Ovando y Candia (Bolivia), Natalicio González (Paraguay), Herrera (Uruguay), Balmaceda (Chile), López Michelsen (Colombia), Belaúnde (Perú), Cárdenas (México), Caraso (Costa Rica), Arnulfo Arias (Panamá) y hoy día Chávez(Venezuela) y Uribe (Colombia) más allá de sus diferencias ideológicas. Todos ellos, cada uno a su tiempo, han sabido responder desde el poder qué son ellos y los pueblos que gobiernan. Es que el ejercicio de la interculturalidad es una vivencia, no crea dudas, éstas nacen cuando se aplican modelos ideológico- políticos como sucede con el multiculturalismo para entender una realidad, la realidad nuestra y de nuestros pueblos, que escapa a sus categorías de interpretación.
1 Argulló, Rodrigo: "El progresismo, enfermedad terminal del izquierdismo" en revista El Manifiesto Nª 10, Barcelona, junio 2008.
2 Buela, Alberto: Teoría del disenso, Bs.As., Ed. Cultura et Labor, 2004
3 Wagner de Reyna, Alberto: "prólogo a Ensayos de Disenso", Barcelona, Ed. Nueva República, 1999, p.5
4 Negro Pavón, Dalmacio: "Desmitificación del consenso político" en revista Razón Española Nª 145, Madrid, sep-oct. 2007, p.152
5 Fornet Betancourt, Raúl: Filosofía intercultural, México, Univ. Pontificia, 1994, p. 10
La metapolítica como rescate de la política
Alberto Buela
Aquellos que nos conocen saben que desde hace años(1) venimos bregando a favor del estudio de la metapolítica como una ciencia interdisciplinaria que incluye, entre otras, filosofía, politología, sociología, teología, economía, literatura, historia, antropología cultural.
Ciencia que estudia las grandes categorías - hoy globalización, homogeneización cultural, pensamiento correcto, igualitarismo, pluralismo, participación – que condicionan la acción política de los gobiernos de turno.
En estos días nos llegó desde Chile el extra-ordinario primer libro en castellano del pensador italiano, radicado allá, Primo Siena: La Espada de Perseo, que lleva como subtítulo Itinerarios metapolíticos.
El por qué de un título: Perseo, hijo de Zeus y de Dánae está representado en la escultura de Cellini sosteniendo por los cabellos con la mano izquierda la cabeza de la gorgona Medusa y con la derecha la espada con que la decapitó. Destaquemos que la Medusa tenía serpientes por cabellos, lengua saliente y un rostro tan feo que quien la miraba quedaba petrificado por el terror y recordemos que el sentido prístino de Pterseus es “el destructor”.
Primo Siena mostrando una solvencia intelectual envidiable elige a Perseo y su espada como la imagen de la metapolítica, con lo cual ha venido a confirmar y profundizar el sentido que ha tenido la metapolítica para su maestro don Silvano Panunzio, autor del imperdible trabajo Metapolitica. La Roma eterna e la nuevo Gerusalemme.
Así la gorgona Medusa representa la acción política sombría, corroída por las fuerzas oscuras, los servicios de inteligencia política y financiera, la política de logia, donde la decisión es tomada antes que la deliberación, y ésta es transformada en un mero simulacro. La política de los diferentes y poderosos lobbies, la política de los poderes indirectos internacionales, en una palabra, las fuerzas ocultas de la criptopolítica.
Y por otro lado tenemos a Perseo “el destructor” que viene con su espada a desarmar el andamiaje de la criptopolítica con su mensaje metapolítico de disidente nato. Es aquel que plantea “otro sentido” al orden de las ideas y las acciones políticas de turno y vigentes. Aquel que va a plantear el orden estrictamente público de la política. Y esta afirmación de recuperar el carácter público y notorio de la política como arquitectónica de la sociedad es lo que viene a rescatar la metapolítica stricto sensu.
La corrupción de la política por la criptopolítica, denunciada ya por don Silvano Panuncio allá por 1979, adquiere en este libro de Primo Siena la continuación adecuada y atingente. El nos va a mostrar a lo largo de trescientas cincuenta páginas no solo su itinerario intelectual metapolítico según consta en el subtítulo del libro, sino que nos va a introducir en temas específicamente americanos como “la vocación metapolítica de la América románica” y el de “la Virgen de Guadalupe y el destino escatológico de Iberoamérica”, que nosotros tuvimos el honor de publicar en la revista Disenso allá por verano de 1997.
Esta corrupción de la política por la criptopolítica que nace cuando se invierte la jerarquía del poder fundado en el servicio y no en el miedo, el terror o el dinero. Esta corrupción que nace cuando la política pierde todo su sentido trascendente para ocuparse, en el mejor de los casos, de administrar los conflictos. Esta corrupción nos “ exige la acción constante y decidida de la metapolítica para reposicionar la política auténtica desalojada de su lugar natural”.2
Saludamos este logrado esfuerzo intelectual y lo valoramos como un verdadero aporte a los estudios sobre metapolítica.
Comentario al margen
Un comentario al final nos trae esta meditación y es que en nuestras sociedades de consumo solo los sindicatos han conservado acción política como política pública al margen de la criptopolítica. Y ello es por dos motivos. Primero porque son creaciones libres de los trabajadores en defensa de sus intereses laborales(no son productos de lobbies como las ONGs) y segundo porque la contrapartida de ellos (la patronal) nunca puede ser un sujeto difuso como las sociedades off shore y cosas por el estilo, sino que se busca siempre que el empresario sea un sujeto concreto y jurídicamente establecido y ubicable. Caso contrario se caen las paritarias.
De modo que la instrumentación de una metapolítica es una necesidad para la conservación de su propia existencia.
--- ---1 Buela, Alberto: Qué es metapolítica, en revista Disenso, Buenos Aires, primavera de 1997. Luego publicado en infinidad de revistas de las más diversas latitudes, e incorporado al libro Ensayos de Disenso, Ed. Nueva República, Barcelona, 1999.-
2 Siena, Primo: La espada de Perseo, Ed. Univ. Gabriela Mistral, Santiago de Chile, 2007, p. 23.-
Bicentenario de la independencia Argentina: Una idea políticamente correcta
En el universo de lo políticamente correcto todos los días se crean nuevas categorías y una de estas últimas para la ecúmene iberoamericana es la de bicentenario.
Bicentenario de qué?. De la independencia americana. Si nosotros "los bolis" en doscientos años hemos sido muy pocas veces independientes en cuanto a nuestras decisiones políticas, culturales y económicas. Al menos en Argentina son contados con los dedos los momentos de nuestra historia en que fuimos independientes. Lo fuimos en algún momento con Rosas, durante el bloqueo anglo-francés de 1848, con Roca y su denostada "conquista del Desierto", con Roque Sánez Peña, el único presidente herido en combate, en algún momento del gobierno de Irigoyen y en el primero de Perón. Es decir, tuvimos pantallazos, imágenes truncas de independencia, pero nunca real, efectiva y permanente.
Salimos de las manos de España, que al menos nos dio una lengua, una religión e instituciones políticas, para caer en las de Inglaterra (Inca la perra dice el Martín Fierro) que solo nos explotó y además se quedó con una parte de nuestro territorio: Las Malvinas. Y todavía hay argentinos que hablan loas de los ingleses. Universidades que los reciben con bombos y platillos y presidentes que viajaron a visitar a la Reina. Y cuando decayó el poder inglés pasamos a manos norteamericanas que es donde estamos hoy.
Nuestro bicentenario es en realidad Vicente Nario, un tanito canfinflero que nos vende flatulencias legumbreras. El gringo Nario se mudó del Abasto al Mercado Central de Tapiales y enriquecido a fuerza de ahorro y privaciones saltó de la verdulería al campo intelectual. Así, hoy día, es uno de los principalessponsors de Carta Abierta, a quienes no se les cae una idea que no vaya dirigida al apoyo irrestricto de Vicente Nario. Es que Vicente Nario paga con dinero y no solo con honores como suelen cobrar los filósofos. Nuestro Vicente Nario oscila desde los festejos por los 200 años de la Iglesia de San José de Flores hasta el decreto de necesidad y urgencia para pagar parte de la deuda externa. Va desde una carrera de embolsados hasta la colección de libros de la Academia Nacional. Es todo y no es nada.
Si quisiéramos hablar seriamente del bicentenario tendríamos mostrar que nuestra identidad no está vinculada solo a él, ni nace con él, sino que se origina mucho antes, en el momento en que don Pedro de Mendoza en 1536 funda Buenos Aires o Juan de Salazar en 1537 funda Asunción y comienza a producirse esta cultura de síntesis, este mestizaje extraordinario, esta simbiosis entre lo europeo y lo americano que somos todos nosotros, el mundo criollo. Ni tan español ni tan indio, como gustaba decir Bolivar. Pero de esta idea están a años luz los Forster y los Feinmann, que como gringos del barco, sobre este tema no han comprendido nada o, peor aún, han confundido todo.
Si pretendiéramos hablar seriamente del bicentenario no podríamos decir la estulticia del colombiano William Ospina que nuestras identidades múltiples son promesa de convivencia para la humanidad. Nosotros no somos identidades múltiples como pretende la teoría del multiculturalismo impuesta por los antropólogos norteamericanos sino que somos y tenemos una clara y definida identidad que encierra muchas culturas. Nosotros somos una interculturalidad y no una multiculturalidad. Pero de esta idea los Ospina y Cía están a años luz de comprenderla.
Y así podríamos seguir haciendo distinciones filosóficas fundamentales y necesarias, pero como nos consta que casi nadie lee, la mayoría mira pero no ve y el pensamiento único y políticamente correcto está instalado en los mass media y en los gobiernos, para que seguir gastando pólvora en chimangos. Estas breves consideraciones indican que nuestro bicentenario, y todo lo que se teja alrededor de él, va a ser más bien un homenaje y un curro de Vicente Nario.
arkegueta, aprendiz constante
Argentina: Cuando el peronismo creó instituciones políticas
El 8 de octubre de 1951 se creó la provincia del Chaco cuya constitución tuvo disposiciones novedosas y polémicas. Su rasgo fundamental es que, salvo mejor opinión, es la única en el mundo que desde bases democráticas modificó el régimen de representación política demoliberal que entiende que solo los partidos políticos tienen el monopolio de la representatividad política.
Ya el preámbulo comienza con una novedad: Nos, los representantes del pueblo trabajador de la Provincia y no como era de uso comenzar: Nos, los representantes del pueblo... a imitación de las constituciones salidas del espíritu de la Revolución Francesa de 1789.
La apelación específica al pueblo trabajador ya nos está indicando el carácter específicamente peronista de esta Constitución, pues es sabido que una de las verdades o apotegmas del justicialismo (la número cuatro) dice: No existe para el Justicialismo más que una clase de hombres: los que trabajan.
Aclarándose a continuación en el mismo preámbulo que su propósito es contribuir al afianzamiento de una nación socialmente justa, económicamente libre y políticamente soberana en coincidencia por lo declarado también en el preámbulo de la Constitución Nacional de 1949, conocida como la Constitución de Perón.
Ahora bien, si bien la Constitución del Chaco recogió las disposiciones de carácter económico y sociales incluidas en la Constitución del 49, existe entre estas dos constituciones una diferencia sustancial pues la del 49 no llega a modificar el régimen de representación demoliberal respetando el monopolio que ejercen los partidos políticos en dicho campo, mientras que la del Chaco sí.
Los artículos 33 y 118 son los que regulan y establecen la modificación de la que hablamos. En ellos se establece que habrá una cámara de representantes compuesta por 30 miembros (el Chaco tenía en la época 450.000 habitantes) la elección de 15 representantes provenientes de los listados de los partidos políticos será a pluralidad de votos y por todo el pueblo y la elección de los otros 15 representantes también a pluralidad de sufragios pero solo votada y compuesta por los ciudadanos que pertenezcan a las entidades profesionales.
Fue así que esta Constitución del Chaco fue conocida en su época como "la del doble voto". El voto por el listado partidocrático y el voto por el listado social. Este mecanismo adoptado no respondió a ninguna concepción en la materia, como muy bien lo hace notar Roberto de Jesús Zalazar1 pero refleja la mayor dimensión participativa que el pueblo trabajador haya tenido en constitución alguna. Esta Constitución dejó de regir la provincia el 27 de abril de 1956 con motivo del golpe de Estado que derrocó al Juan Perón.
La intención de esta novedosa disposición constitucional fue poner al alcance del pueblo trabajador (obreros, empleados, industriales, comerciantes, profesionales, trabajadores de cualquier rama y oficio) la representación parlamentaria sin tener que subordinarse a las oligarquías partidarias que normalmente manejan los partidos políticos. No olvidemos que el mando siempre ha sido de unos pocos en este caso.
En cuanto a los antecedentes históricos para la elaboración de la Constitución del Chaco según el doctor Millán Ford, Fiscal de Estado durante el primer gobierno provincial de Felipe Gallardo, son los siguientes: en el año 1951 visitó el país el dirigente sindical yugoslavo Takel Rusel quien se entrevistó con sus pares de la CGT y con Eva Perón a quienes explicó el sistema constitucional yugoslavo cuyo rasgo distintivo era la participación de los trabajadores en el poder legislativo. Lo acompañó el politólogo Jovan Djordjevich quien pormenorizó sobre los mecanismos del sistema representativo. La diferencia fundamental entre las dos constituciones es que la yugoslava sostenía el partido único en tanto que la del Chaco se apoyaba en la pluralidad de partidos.
Pero indudablemente, según nos hace notar Héctor Antonio Ferreira,2 fue Evita quien dio el mayor impulso político a esta novedosa Constitución afirmando: Estos representantes (los del listado social) hablarán por la propia boca del territorio. Serán la voz de la tierra, directa y clara. Dirán lo que saben con pleno conocimiento de causa y pedirán lo que en justicia necesitan.
En un reportaje realizado el 21 de septiembre de 1992 don Felipe Gallardo, el gobernador que puso en vigencia esta Constitución afirmaba al respecto:
Se trataba de una forma de participación sindical o profesional en uno de los poderes del Estado. Muchos criticaron este sistema pero era parte del programa de Perón, el que tenía por objeto la formación de una comunidad organizada, la organización del pueblo. No se trataba de un privilegio era un incentivo para que la gente se organizara por sectores. Porque tanto derecho tenía el obrero organizado como el profesional organizado. Porque es distinto dialogar con un grupo de mecánicos o un grupo de abogados que hacerlo con representantes de sus organizaciones. Y así por medio del "voto sindical" ellos contaban con una representación directa en la Cámara de Diputados. Por eso se estableció el "doble voto": el voto del ciudadano y el voto sindical o profesional. Entonces si usted estaba afiliado a una entidad que integrara la Confederación General del Trabajo, la Confederación General de Profesionales o la Confederación General Económica, usted tenía derecho al "doble voto". 3
Conclusión
Pasados cincuenta y siete años de esta experiencia jurídico-política ciertamente que las circunstancias han cambiado pero el tono general de modificación de la representatividad política sigue vigente. Es más, se profundizó con toda la crítica posterior a la reducción de la democracia a simplemente una partitocracia. Además a partir de 1970 se viene desarrollando en los países capitalistas avanzados, como sostiene el eminente politólogo Gonzalo Fernández de la Mora, una corriente de pensamiento, sus portavoces más destacados son P.C.Schmitter y G. Lembruch, cuya preocupación fundamental es encajar dentro del esquema contemporáneo de partitocracia el decisivo de la "acción concertada" entre sindicatos y patronales con eventual presencia gubernamental 4.
Así ante un posible poder compartido los partidarios de la partidocracia desplazan o alojan a los representantes de las organizaciones sociales (sindicatos, cámaras, cooperativas, asociaciones sociales, etc.) en un Consejo Económico y Social simplemente consultivo, y así poderlos neutralizar y conservar el poder efectivo de las instituciones políticas que controlan.
La Constitución del Chaco vino a plantear, aun sin decirlo, la clara y distintiva separación entre el corporativismo de Estado, típica del fascismo y el corporativismo de comunidad idea medular del peronismo en tanto teoría política. Es más, el justicialismo nunca habló de corporativismo ni de cuerpos intermedios al estilo de Roberto Michels, Mosca o Creuzet sino de "organizaciones libres del pueblo". Esto es, creadas libremente por el pueblo, de abajo hacia arriba, sin intervención del Estado. Este bajo el principio de "la suficiente representatividad" de la ley 23.852 del 2 de octubre de 1945 estableció "las condiciones de posibilidad" de las organizaciones profesionales pero no su creación que quedó siempre en mano de los trabajadores y del pueblo en su conjunto según sus intereses y necesidades.
Estos antecedentes teóricos, y muchos más que desconocemos, nos hacen proponer la realización de un congreso nacional e internacional sobre este tema específico donde se planteen estrictamente las posibilidades concretas de instauración de un sistema alternativo a partidocrático actual. Y esto solo puede hacerse desde el peronismo como marco de referencia pues no olvidemos que él ha quedado como una revolución inconclusa.
1 Zalazar, Roberto de Jesús: El Chaco, del territorio nacional a la provincia autónoma, Resistencia, 2001, p.
2 Ferreira, Héctor Antonio: Contador público nacional de la provincia del Chaco en Carta personal del 15/10/2001
3 Zalazar, Roberto de Jesús: op. cit., p. 219
4 Fernández de la Mora, Gonzalo: Contradicciones de la partitocracia, La Emboscadura, Madrid, 2008, p. 27
Argentina: Abel Posse y la policía del pensamiento
El nombramiento de Abelardo Parentini, alias Abel Posse, como ministro de educación de la ciudad de Buenos Aires puso en funcionamiento una vez más a la policía del pensamiento de lo política y culturalmente correcto.
Saltaron como leche hervida en primer lugar el jefe del gabinete nacional, equivalente al primer ministro en Europa, quien en el mayor diario de la clase media argentina, La Nación, escribió: Posse miente y lo hace adrede. Tergiversa, oculta, engaña. Con lenguaje pomposo y edulcorado, intenta una y otra vez la prédica autoritaria"(11-12-09). También el senador de la ciudad de Buenos Aires por "la colectividad", Daniel Firmus, como un nuevo Catón afirmó: Su trayectoria en defensa de la dictadura militar, sus declaraciones contra los derechos humanos y su intolerancia con los docentes. lo hace inepto para el cargo. El ignoto ministro de educación de la Nación, un tal Sileoni(en dos años nunca apareció su nombre en los diarios) afirmó: tiene un pensamiento anacrónico situado a la derecha. Claudio Pressman, legislador radical dijo: es un apologista de la dictadura militar. Finalmente los gremios, no los dieciséis de educadores que hay en la Capital Federal pero sí tres o cuatro afirman: que no puede ser ministro de educación quien llama cobardes a los que defienden la educación. Nenna, ahora legislador de la ciudad y antes sindicalista de Ctera afirmó: Fue funcionario de la dictadura militar. A partir de estas acusaciones los medios de comunicación se sumaron a la intriga, preguntándole al propio interesado como era su relación con la Dictadura militar y cosas por el estilo. Y si bien no quedó ninguna acusación pendiente, Posse tuvo que responder y eso ya es grave, porque tuvo que responder por lo que no es. Y este es el mecanismo perverso de la policía del pensamiento: Nos obliga a responder por lo que no somos.
De estas reacciones algunas más virulentas que otras podemos sumar una veintena más. Pero para muestra alcanza con este botón.
Cualquier persona con dos dedos de frente no puede creer ni de lejos lo que se dice de Posse. Estas son mentiras a designio, como confesó Sarmiento cuando escribió elFacundo contra Rosas.
Es que Posse es un escritor y ensayista reconocido como brillante, por amigos y enemigos, tanto en nuestro medio como en el exterior, y además él por sí es un representante genuino de aquello que se llamó en el siglo XVIII, la República de las Letras, hombres que tenían trompada libre para decir lo que querían sin ser molestados por el poder.
A Posse, hablando en criollo, no se le pueden tocar el culo ni con una caña y no es un estulto para cometer los errores y deslices como dicen que cometió. El tema es que Posse piensa distinto, diferente a lo que piensan los ideólogos de la educación (la FLACSO e tutti li quanti)quienes son los grandes responsables desde la restauración democrática (1983) para acá del fracaso más absoluto y rotundo en la educación de los niños y jóvenes de Argentina.[1]
El es un pensador alternativo, no conformista que encuentra las razones de las sinrazones que pasan desapercibidas para la mayoría de los llamados intelectuales.
Los policías del pensamiento son antes que nada pseudos intelectuales orgánicos del sistema democrático de partidos, de la denominada partidocracia. Último eslabón en la decadencia democrática. Su reacción es siempre producto de la defensa de sus intereses económicos y profesionales, nunca el bien común y ni por asomo el bien del otro, del próximo, del prójimo, de conciudadano, del vecino.
Los policías del pensamiento reaccionan demonizando de oficio a todo aquel que ose inmiscuirse en algunos de los ámbitos de sus intereses profesionales. En el caso de la educación la policía del pensamiento funciona de una manera solidaria, monolítica y completa.
Solidaria porque convergen ante una irrupción como la de Posse (un pato en el gallinero diría Castellani) sin distinción de banderías políticas, de liberales a marxistas. Monolítica porque lo hacen desde los gremios de ordenanzas hasta el de los investigadores y completa porque lo agraden a quien irrumpió por todos los costados, aspectos y matices de su personalidad y de su historia personal y profesional, hasta destruirlo por completo.
Este tarea de demolición de los policías del pensamiento nunca deja heridos siempre muertos, obviamente muertos intelectuales, que sino los pueden matar, los corrompen.
El caso emblemático de funcionamiento de la policía del pensamiento dentro de la educación argentina fue el de Osvaldo Magnasco(1864-1920) ministro de educación de Roca y creador del proyecto de enseñanza secundaria en la Argentina moderna, a quien el diario La Nación le negó hasta su aviso fúnebre porque tuvo la osadía de confrontar intelectualmente con Mitre con motivo de su traducción de la Divina Comedia. [2] Su figura ha sido silenciada hasta nuestros días.
Hace un par de años la CGT me propuso en forma manuscrita y con la firma del secretario general para ser director de la Biblioteca Nacional, al mencionarlo públicamente el secretario de cultura Di Tella, fueron, al otro día, miembros de "la colectividad" a decirle a Moyano que yo no era peronista sino de extrema derecha. Un día después el director nacional de música, también paisano, me llamó para decirme que si bajaba las pretensiones podían ubicarme en otro cargo, pues el de director ya estaba, por ellos, pensado para otro.
Quiere decir que si les permitía actuar a piacere y hacer sus planes dejaba de ser de extrema derecha para volver a ser peronista, y además rentado.
Así actúa la policía del pensamiento.
Hace tres meses lo echaron al excelente y honesto profesor Moreno como director del Archivo Nacional porque se negó a firmar un crédito para poder decidir sin trabas por 21 millones de pesos cuando con un poco más de 100.000 dólares se arreglaba el problema del Archivo. Claro está, los policías del pensamiento siempre tienen funcionarios ejecutores a mano como en este caso el Secretario de Interior Marcio Barbosa o el mismo ministro conocido desde hace años como "el valijero de Mércuri", quienes prontamente liquidan al disidente (y a mi que lo defendì).
También así actúa la policía del pensamiento.
Ante la policía del pensamiento la mejor defensa es llevar a cabo políticas públicas abiertas y transparentes, pues la claridad, la luz, la transparencia, la honestidad son la mejor defensa ante el juego de las logias y los poderes indirectos a los que sirve la policía del pensamiento, pues estos poderes actúan de forma tal que la decisión se toma antes que la deliberación, y es por ello que los ideólogos de la educación tienen como metodología la realización de congresos donde se lleva a cabo la parodia de la deliberación, el simulacro de deliberar, pues en dichos congresos siempre las decisiones se toman antes.
Repetimos, la única posibilidad de desarmar este mecanismo perverso es actuar públicamente con claridad de pensamiento y acción, pues a la mentira sistemática solo la verdad dicha en forma clara y precisa se opone.
[1] Los integrantes del grupo "Bremen" que tenemos 49 años en el sistema educativo, conocemos a esos paladines del "relativismo vacío", que vaciaron de contenidos a la educación, que alguna vez fue orgullo y ejemplo para el mundo.(Jorge Jurado, educador)
"Comparto plenamente las aseveraciones sobre la mafia educativa de los alcahuetes de la pedagogía vernácula, conducidas desde ese antro que es la Flacso. Podemos citar muchos nombres de esa entente, como ser: Filmus, Sileoni, Oporto, Tedesco, Puiggros, etc. Que desde 1984 hasta la fecha vienen destruyendo la educación copiando y mal, ideas desdeñadas en otras regiones del orbe, chupándole las medias a cuanto organismo internacional sugiere fórmulas para mejorar la educación".(Ricardo Micheli, educador)
[2] Se sabe que Mitre no era descendiente de italianos sino de macedonios, mitrovski era su apellido, que nació en Montevideo y su padre no hablaba una sola palabra en italiano y muy mal es castellano. De modo que su traducción es ad sensu. Al respecto existe una anécdota que dice que en una ocasión la va a visitar Lucio V. Mansilla, quien le pregunta: ¿qué está haciendo General?. Ya lo ve m´hijo, he dejado la espada y he tomado la pluma para traducir la Divina Comedia del Dante. A lo que respondió el chispeante Masilla: Hace muy bien General, hay que joderlos a estos gringos.
--- ---(*) arkegueta, aprendiz constante, mejor que filósofo aberto.buela@gmail.com
Chile y la formación de su Estado-nación
Luego de la derrota española en la definitiva batalla de Maipú el 5 de abril de 1818, los vencedores, las fuerza criollas, se enfrentaron con el problema de la organización del territorio que tenía un sistema colonial de gobierno. Había que establecer un modelo político nuevo, una organización administrativa que lograse reemplazar la antigua administración. De modo tal que se produjo un doble quiebre, como sucedió en toda Nuestra América: a) un quiebre político, el reemplazo de una administración y un régimen, el de la monarquía por la república. Y b) un quiebre de la identidad subjetiva de la nación, no más españoles americanos sino simplemente americanos (ideal de Bolivar y San Martín) o chilenos,
La función de construir un Estado-nación propio va a ir emparejada a la importancia que adquieren las armas, así se va cumplir aquí el adagio de Clausewich: la guerra es la continuación de la política por otros medios. En el caso de Chile, a la guerra de la Independencia continuarán Portales y la batalla de Lircay, la guerra contra la confederación peruano-boliviana y la guerra civil de 1851.
Es que a partir de 1818 la unidad política alrededor del Estado-nación se va a tornar confusa e inestable y así lo que establecía O´Higgins, lo derribaba Freire y aquello que sostenía éste, lo volteaba Pinto. En realidad, ellos eran obstáculos a la integración en un orden nacional. Es que el caudillismo y los intereses locales eran divergentes. Así O´Higgins se enfrenta a los terratenientes, quienes eran representados por Freire. Fracasa en Chile el proyecto federalista. Y se impone luego de la derrota de Freire en la batalla de Lircay en 1830, el unitarismo del régimen portaliano, que no fue otra cosa que la síntesis entre la espada y la civilidad. Los dos autores más significativos en esta tema; el ensayista e historiador Alberto Edwards Bello (1874-1932) en su libro La Fronda aristocrática y el historiador Mario Góngora (1915-1985) en su libroEnsayo histórico sobre la noción de Estado en Chile en los siglo XIX y XX van a respaldar con sus investigaciones esta tesis.
A partir de 1830 surge un gobierno fuerte pero extraño al militarismo de los tiempos de la independencia, que proclama la Constitución de 1833 sosteniendo que Chile es una república democrática y representativa, pero que al carecer de tradición republicana debe ser gobernada autoritariamente. Y Diego Portales es el principal resorte de ese régimen aun cuando no sea el presidente.
Aparece entonces en el horizonte político chileno la Confederación peruano-boliviana que "siempre serán más que Chile en todo orden " Y que "debemos dominar para siempre el Pacífico" según Portales, por lo tanto,"guerra a la Confederación que debe desaparecer".
Sin embargo, Portales es asesinado en Cerro Barón y el propósito de los conspiradores, detener la guerra contra el cholo Santa Cruz no sólo no se cumplió sino que de impopular, la guerra se transformó en una causa nacional.
Con el triunfo del general Bulnes triunfador de Yungay en 1841 y su posterior asunción a la presidencia de la República se consolida definitivamente el Estado-nación chileno en donde la "institucionalidad portaliana" reemplazó definitivamente al antiguo "caudillaje".
paraguayos, argentinos, etc. (ideal del nacionalismo de patria chica) que fue lo que realmente sucedió.