Nuestra victoria está siendo saboteada
Solapas principales
22.04.2022
La operación militar especial en Ucrania gira alrededor de dos vértices: uno externo y horizontal (el mapa geográfico y político de Ucrania), y otro interno y sociopolítico que afecta a Rusia.
La primera fase de la operación militar especial en Ucrania consistió en que las tropas rusas lograron llegar hasta Kiev, Gostomel, hacerse con casi todo el norte del país (Chernihiv, Sumy), avanzar por todo el sur del Donbass, dominar la región de Jerson y Zaporiyia, asediar Járkov, hacer retroceder a las fuerzas militares y paramilitares ucranianas en Mariupol (operación que casi ha culminado) y terminar de liberar los territorios de la DNR/LNR.
Paralelamente a todo esto, acontecieron cambios al interior de la política rusa entre los cuales podemos destacar la represión de la quinta columna, el desafío directo contra Occidente, el pago del gas por medio de rublos, el abandono del Comité de Derechos Humanos, la prohibición de las redes sociales al servicio del globalismo (Instagram y Facebook han sido tachadas de organizaciones terroristas), la huida de muchos traidores, agentes extranjeros e incluso personajes de alto calibre de la sexta columna como Chubais. Todo esto ha tenido un carácter solar fuerte, diferenciado y riguroso como no podía ser de otra manera.
A esta fase solar le siguió una fase de carácter lunar donde las autoridades rusas retrocedieron ante la fuerte resistencia de los batallones nazis y del ejército regular ucraniano en las ciudades del Donbass, las cuales habían capturado hace unos años, y ni hablar de las histéricas declaraciones internacionales que ha hecho Kiev… a todo esto le siguieron negociaciones tan inútiles como humillantes, la retirada de las tropas rusas de las afueras de Kiev (justo después de las falsas acusaciones contra Rusia en Bucha, etc.). etc.) y de casi todo el norte de Ucrania bajo el falso “patriotismo” de los bohemios liberales (Urgant), la persecusion de las fuerzas patrióticas rusas mediante la prohibición de todas sus actividades públicas y el despliegue del psedopatriotismo de la sexta columna que hoy se considera la “defensora” de nuestra causa. Tampoco se produjeron los cambios simbólicos e ideológicos necesarios que el enfrentamiento abierto con Occidente debió haber producido. La sexta columna ha decidido hacer suyas las máximas del batallón Azov y luchar hasta la última gota de sangre contra el despertar del pueblo ruso.
Pero como muy bien dijo Lavrov, ahora ha comenzado la siguiente fase de la operación militar especial y estamos dando vuelta a la página: ya hemos atravesado una etapa solar y una etapa lunar, una caracterizada por un avance exitoso y otra en donde hemos sufrido varios retrocesos (ambas etapas han afectado tanto el interior como el exterior de la política rusa), por lo que es difícil saber qué rumbo tomará la siguiente fase de la operación. En teoría, podemos esperar que la siguiente fase sufra los mismos problemas, aunque es un hecho que la guerra en Ucrania está íntimamente ligada a la política interna de Rusia. En caso de que el gobierno ruso decida liquidar los restos del ejército ucraniano entonces tendrán que desencadenarse igualmente reformas sociales fuertes en Rusia: el plano externo y el plano interno dependen el uno del otro, por lo que si obtenemos una victoria en el exterior repercutirá en nuevos triunfos en el interior. Lamentablemente, lo mismo es cierto en sentido inverso: la traición y la derrota acampan en ambos lados de la frontera.
De todos modos, no existe un factor decisivo todavía. Si queremos derrotar a nuestro enemigo en el exterior debemos primero impulsar un cambio interno total que instaure un verdadero patriotismo estatal (y no un patriotismo a medias o un simulacro del mismo como el que ha existido hasta ahora). Además, el triunfo interno del patriotismo es un requisito para que podamos conseguir nuestro objetivo de la desmilitarización y la desnazificación de Ucrania, algo que será imposible si no la ocupamos por completo. La tecnocracia es incapaz de llevar a cabo semejante objetivo, por lo que es necesario que el pueblo despierte.
Durante la segunda fase de la operación militar, vimos como la sexta columna ha hecho todo lo que ha podido para evitar el triunfo del patriotismo, prefiriendo la derrota al despertar del pueblo ruso. Por otro lado, quieren ahogar este despertar antes de que se logre y no lleve a la victoria. Se trata de dos caras de la misma moneda.
Sin embargo, estamos entrando en la tercera fase de la operación militar y resulta imposible predecir qué camino seguiremos. No obstante, esto no depende de una voluntad externa sino de la nuestra. El resultado de esta operación especial, de nuestra guerra con Occidente, la OTAN y el nuevo orden mundial aliado con el nazismo liberal depende de la voluntad de nuestro santo pueblo ruso. Es por eso que todos debemos contribuir para lograr la victoria y el despertar del pueblo. Un despertar solar o lunar depende de las acciones que tomemos de ahora en adelante: si lo que deseamos es un despertar solar, entonces debemos desear la victoria rusa tanto en la vanguardia como en la retaguardia. Esta ultima es tan importante como la primera.