LAS SOCIEDADES, DE AHORA EN ADELANTE, DEBERAN REORGANIZARSE DE ACUERDO A SU HISTORIA, ALEJADAS DE CUALQUIER DOGMATISMO
Solapas principales
Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera
Entrevista al filósofo ruso Alexander Dugin.
Tuvimos la suerte de entrevistar al que es probablemente el más grande filósofo vivo hoy en día: Alexander Dugin, quien es el creador de la Cuarta Teoría Política. Este pensador es llamado por los perros guardianes al servicio de las élites liberales como “el filósofo más peligroso del mundo”.
En esta entrevista conversamos sobre la terrible lucha que hoy está aconteciendo entre el moribundo mundo de hoy y la nueva realidad que se está perfilando en un futuro. Es una lucha que enfrenta al agonizante sistema unipolar, representado por la UE y los Estados Unidos liderados por Biden, y el sistema multipolar, que está siendo impulsado por el bloque euroasiático.
Dugin plantea la hipótesis de que va a existir un mundo nuevo y más justo. Un mundo en el que los pueblos puedan organizarse según su propia historia, cultura y religión sin ser guiados por un poder centralizado, asfixiante e indiferente.
Dugin considera que Rusia debe ser el conductor moral de esta gran revolución cultural, histórica, económica, geopolítica y política.
¿Quién ganará esta guerra? Los globalistas no se detendrán ante nada. ¿Acaso estamos listos para luchar por nuestra libertad?
Esta entrevista es un llamado, una especie de declaración de guerra. Debemos ser conscientes de quiénes somos, de nuestra identidad, historia y cultura. El enemigo es fuerte y muy insidioso. Y es por eso que debemos unirnos a esta gran guerra que va a enfrentar a dos actores: las élites globalistas que luchan contra los pueblos del mundo. La tiranía o la libertad.
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¿Puede describir la actual situación de Rusia? En Italia se publica información muy parcializada y a menudo tergiversada sobre la Rusia “post-covid”.
Creo que las restricciones que tenemos en Rusia no son tan brutales como las que han impuesto en Occidente. Sin embargo, siguen aplicando grandes restricciones a la hora de ingresar en teatros, cines, algunos restaurantes y se conservan los procedimientos de distanciamiento físico, aunque no de una manera tan radical como sucede en otros países.
Creo que la situación de Rusia es bastante tranquila comparada a lo que han experimentado otros países europeos durante la epidemia del COVID. No obstante, sería mentira decir que los rusos hemos derrotado al COVID. Eso no es verdad.
Los únicos que realmente han derrotado la epidemia son los chinos y eso se debe a que ellos han aislado totalmente la región en donde surgió el COVID desde un principio, imponiendo un aislamiento casi absoluto. En Rusia no hicimos nada parecido y por esa razón hemos sufrido un incremento de las infecciones, pero los médicos están haciendo su trabajo y lo hacen de manera heroica y excelente.
Los líderes gubernamentales no han enfrentado la situación de manera muy brillante, pero han conseguido que todo se mantenga en orden. No puedo decir que el gobierno haya respondido correctamente, pero, a diferencia de varios de los países europeos, los cuales han tomado decisiones catastróficas, podemos decir que en Rusia se ha hecho un buen trabajo.
El bloque euroasiático parece avanzar de forma imparable, mientras que la UE y Norteamérica se hacen más débiles. ¿Cómo cree usted que se está transformando la geopolítica mundial?
Estamos viviendo un momento crítico y crucial de la historia. El orden que fue creado a finales de la década de los noventa del siglo pasado, tras el colapso de la Unión Soviética, esta cambiando. La bipolaridad existía gracias a la Unión Soviética. Tras el colapso de esta última fue que apareció el actual orden unipolar que ha perdurado, de una u otra forma, hasta el día de hoy.
Sin embargo, podemos decir que, desde hace aproximadamente unos veinte años, han conseguido afirmarse dos polos alternativos ante el único polo atlantista: se trata de China y de Rusia. China y Rusia pertenecen a Eurasia. Son dos grandes potencias que han comenzado a reafirmarse y han vuelto a ser parte de la historia como potencias independientes. Al principio, ambas competían entre sí, pero poco a poco se dieron cuenta de que para vencer la influencia que Occidente ejercía sobre ellas era necesario crear un pacto euroasiático que pudiera afirmar este nuevo orden mundial multipolar.
Esta decisión fue muy importante a la hora de instaurar el orden multipolar y dejar de lado el orden unipolar. En este sentido, podemos hablar de dos polos: el polo financiero y económico chino y el polo militar y estratégico ruso.
Eurasia es una alternativa frente al orden mundial unipolar. Especialmente si tenemos en cuenta que el sistema multipolar no va a ser propiedad de los rusos o de los chinos. Lo que quieren estos dos polos es que otras partes del mundo puedan afirmar su propia autonomía. De hecho, la multipolaridad no le pertenece ni a los chinos o a los rusos, sino que se trata de una visión del mundo mucho más amplia en la que pueden coexistir otros polos independientes, lejos de la influencia de los Estados Unidos.
Pero los atlantistas como Biden (quien es un neoconservador y globalista radical) no quieren que este sistema multipolar se extienda por el mundo. Por lo que quieren imponer de nuevo el sistema unipolar.
Y esa es la razón por la que nos encontramos en medio de esta transición: Biden, los globalistas y una parte del poder estadounidense le han declarado la guerra no solamente a Rusia, sino también a todas las potencias y todos los movimientos que quieren el nacimiento de un nuevo orden multipolar.
Le han declarado la guerra no solo a China y Rusia, sino también al populismo estadounidense y europeo, o a las crecientes tendencias multipolares que existen en América Latina y el mundo islámico. Es decir, luchan contra todos los que están a favor de la multipolaridad.
La multipolaridad se ha convertido en el mayor enemigo de la unipolaridad. Y es por eso que podemos hablar de que estamos experimentando una transición muy radical.
¿Acaso podemos decir que el bloque euroasiático, que propone la multipolaridad, está creciendo y que la hegemonía occidental se está derrumbando?
Las oligarquías occidentales todavía tienen mucho poder. De hecho, han ganado batallas importantes: por ejemplo, en Italia, donde se había formado un gobierno amarillo-verde, que había conseguido agrupar a las fuerzas populistas de derecha y de izquierda, fue destruido por las fuerzas liberales al servicio del globalismo.
También están buscando destruir a los chalecos amarillos en Francia, donde se ha creado una alianza entre la derecha populista y la izquierda populista. Los globalistas están listos para lanzar un último ataque a gran escala en contra de la multipolaridad.
Esa es la razón por la que atacan a Putin e intentan imponer en Rusia a Navalny; sin hablar de la gran presión militar que ejercen contra China y los intentos de la Marina de los Estados Unidos de posicionarse en el Pacífico con tal de defender Taiwán; o el problema uigur y otros temas muy delicados que hoy enfrenta China. Todo ello no depende para nada de Putin o Xi Jinping.
En el tablero de ajedrez geopolítico mundial, el moribundo sistema unipolar choca de frente y de una manera sin precedentes con el sistema multipolar emergente. Este es el orden geopolítico global que existe hoy.
¿Usted cree que las poderosas fuerzas que controlan la UE y América del Norte serán capaces de desestabilizar Rusia del mismo modo en que lo hicieron con los Estados Unidos, acaso es posible que Navalny destruya el tejido sociopolítico ruso?
El caso Navalny demostró que una intervención directa dentro de la política interior rusa no puede conseguir ningún éxito y eso se debe a que Navalny es prácticamente un desconocido para la mayor parte de la población rusa.
Se trata de un personaje que no tiene apoyo popular, siendo únicamente conocido por una parte de la juventud y de la población que existe en las grandes ciudades (la mayoría de la cual está a favor de Occidente y son liberales), pero, desde el punto de vista electoral, son una masa crítica prácticamente inexistente. Representan nada más que cero por ciento del electorado. Son un cero estadístico. No existe ningún punto de comparación con, por ejemplo, Armenia, donde sí existe una oposición bastante grande. En Rusia no existe realmente una oposición mayoritaria.
De ahí que el intento de influir en la política interior rusa fuera un desastre. Los globalistas no ganaron debido a que Navalny no cuenta con el apoyo de nadie.
Sin embargo, podemos decir que todo esto fue una prueba para ver cómo los rusos reaccionarían ante algo semejante. Se trata de una guerra social híbrida con la cual los globalistas tratan de imponerse y penetrar dentro de la política interna rusa.
El ataque fue un fracaso, pero le dio a los globalistas la excusa para mostrar como el gobierno ruso ejerce violencia en contra de Navalny, permitió fortalecer la OTAN, demonizar a Putin y hacer que Europa, que se había alejado de Estados Unidos durante el gobierno de Trump, volviera al redil.
Biden logró, gracias a Navalny, restablecer las deterioradas relaciones que tenía Estados Unidos con la élite europea globalista y occidental. De ahí que sostengo la posibilidad de un futuro enfrentamiento entre los partidarios de la unipolaridad y los partidarios de la multipolaridad.
Esta lucha es cada vez más probable y es imposible decir a ciencia cierta si vamos ganar o perder: si Rusia y China vencen en esta lucha y resisten ante este último ataque que lanza la agonizante potencia atlantista estadounidense, bajo el liderazgo de Biden, entonces el orden unipolar dejará de existir y se formará un nuevo statu quo multipolar. Pero una guerra es una guerra y no podemos saber quién puede ganar. Además, Estados Unidos es muy fuerte, a pesar de su manifiesta decadencia.
¿Podría Rusia convertirse en el faro de la libertad para el mundo si es que acaso la Cuarta Teoría Política se convierte en una práctica política?
Eso espero. Rusia debe y puede cumplir esta misión de convertirse en el faro de la libertad. Rusia no debe reemplazar a los Estados Unidos imponiendo su propia hegemonía, como lo hizo durante la Guerra Fría, cuando seguía vigente el orden bipolar. Esto no debe suceder. Nuestra misión debe ser otra.
Por ejemplo, cuando Putin intenta establecer relaciones con Europa, no quiere que esta se haga pro-rusa o pro-estadounidense. No, eso no es lo que quiere. Putin propone algo totalmente diferente.
Putin propone que Europa sea pro-europea.
Lo mismo podemos decir del mundo islámico, el mundo chino, el mundo hindú. Se trata de un mundo que tenga muchos polos.
En este sentido, Rusia podría y debería convertirse en un faro de libertad, pero de una verdadera libertad, y no de una libertad que impondría la dominación rusa y que estuviera destinada a llenar el vacío dejado por el colapso de la hegemonía norteamericana.
Rusia debe luchar sinceramente por la libertad de otras civilizaciones, de otras sociedades y de otros países.
Y esta es la diferencia esencial que existe entre el mundo bipolar y el mundo multipolar. Sólo en este sentido creo que es posible interpretar el término “faro de la libertad”.
La Cuarta Teoría Política, la cual he venido desarrollando desde hace un tiempo, es una forma de oponerse al sistema hegemónico de hoy, pero dejando de lado el comunismo, el fascismo o el nacionalismo. Todas esas ideologías son formas políticas que provienen de la Modernidad europea.
La Cuarta Teoría Política acepta todas las formas políticas que puedan existir tanto fuera de la Modernidad como dentro de la Modernidad, en Occidente o en Oriente, ya sean jerárquicas o democráticas, pero no impone un paradigma riguroso. No soy yo quien debe dar la última palabra en la realidad internacional, es un llamado para que todas las sociedades, todas las religiones, todas las culturas y todos los pueblos desarrollen sus propios conceptos políticos.
La Cuarta Teoría Política no es una ideología como lo es el liberalismo, el comunismo, el fascismo o el nacionalismo.
Se trata más bien de una propuesta para que sean los mismos pueblos los que elijan qué quieren y siguen la lógica hegemónica de su propia interpretación del poder. De ese modo serán capaces de ir más allá de la Modernidad política.
No podemos reducir la política al liberalismo, el comunismo y el fascismo. Debemos luchar contra el liberalismo hegemónico y global, sin la necesidad de precisar cual debe ser nuestra posición.
Después de que hayamos vencido al liberalismo, cada pueblo podrá elegir su propia Teoría Política: el Islam para el mundo musulmán, la tradición tanto para el mundo chino como para la India, o la sinfonía de poderes bizantina para el caso ruso.
Además, todas las sociedades deberán reorganizarse siguiendo su propia historia, alejadas de cualquier clase de dogmatismo.
Por eso la Cuarta Teoría Política es esencialmente anti-dogmática y pluralista.
Es la lucha común por defender el principio de autodeterminación de los pueblos.
Este es el significado de la multipolaridad.
La Cuarta Teoría Política es una teoría que he desarrollado paralelamente a la teoría del mundo multipolar.
La Cuarta Teoría Política es la filosofía política que se corresponde con la teoría del mundo multipolar.
¿Cuánto tiempo cree que seguirá existiendo el bloque conjunto de la UE-América del Norte? ¿Cómo espera este bloque seguir dominando el mundo, cuando ellos mismos han socavado los cimientos de su propia civilización (a través de opciones nefastas como el cierre, la ideología del despertar, la economía verde), mientras que el bloque euroasiático (y también Estados importantes como Brasil), respetando las distintas autonomías nacionales y reivindicando el derecho de los pueblos a la autodeterminación, alcanzan una mayor estabilidad y credibilidad?
Si vemos las cosas desde una perspectiva más amplia, podemos decir que el bloque estadounidense y europeo no será capaz de competir contra la emergente multipolaridad.
No obstante, no pienso que hayamos pasado el punto de no retorno. El mundo unipolar, es decir, Estados Unidos y la élite liberal europea, tiene muchos medios a su disposición: tecnológicos, políticos, sociales, técnicos, científicos. Por eso el futuro sigue abierto.
No es posible decir que los globalistas han perdido y el bloque euroasiático ha ganado.
Es un proceso que está apenas sucediente y la lucha será terrible.
No se trata de un proceso mecánico que nos permita decir cuál será el resultado final.
Más bien debemos pensar en todo esto como un proceso histórico muy dramático que requiere que todos los partidarios de la multipolaridad, ya sean estadounidenses o europeos, se esfuercen por alcanzar semejante objetivo. Es una gran guerra que todos estamos librando, y depende de que los italianos, los seguidores estadounidenses de Trump, los chalecos amarillos, los populistas de izquierda y de derecha, los musulmanes y los chinos, sigan luchando. Lo que ocurra depende de todos nosotros.
Porque los globalistas no van a darnos la victoria. Harán todo lo posible para destruir y matar a sus enemigos y esa es la amenaza que se cierne sobre nosotros.
Esto no se quedará en el papel: estamos atravesando por un momento histórico muy problemático y los partidarios de la multipolaridad podemos perder esta guerra. Y es necesario que seamos conscientes de eso, para que nuestra visión del futuro pueda hacerse realidad y seamos capaces de enfrentar lo que pueda suceder.