Breve Esbozo de una Metodología de la Cuarta Teoría Política

La Cuarta Teoría Política es, también, necesariamente una praxis, de lo contrario sería una fórmula vacía, abstracta. Hablar de una Cuarta Teoría Política es, de inmediato, hablar de una Cuarta Praxis Política. Vimos, por ejemplo, algunos apuntes sobre la Cuarta Praxis Política en un capítulo y en uno de los apéndices del libro “La Cuarta Teoría Política” del profesor Alexander Dugin, que nos daban indicaciones sobre una relación diferenciada entre “teoría” y “praxis” en la Cuarta Teoría Política en relación a otras dualidades del mismo tipo. Esa relación diferenciada implicaría la presencia permanente de un carácter “práctico” en la “teoría” de la Cuarta Teoría Política y de un aspecto “teórico” en la “praxis” de la Cuarta Teoría Política.

Habiendo dicho esto, consideramos que la lectura de la obra mencionada revela, en sus entrelíneas, una metodología específica, ósea, un modo de acción universal a ser adoptado y que es apto para permitir la construcción de posiciones informadas por la Cuarta Teoría Política sobre los más diversos temas y en las más diversas áreas del conocimiento. En ese sentido, en cuanto a metodología, estamos hablando de algo que pertenece a la “praxis”, pero en la medida en que esa metodología depende de la comprensión de la Cuarta Teoría Política para ser desvelada y, simultáneamente, apunta hacia el trabajo de construcción permanente de la misma, ella pertenece también a la “teoría”.

Aquí, “teoría” y “praxis” se unen.

La comprensión de una metodología de la Cuarta Teoría Política es algo que emerge y se desvela a partir de la lectura y relectura de la obra homónima, de modo que sus entornos se van tornando gradualmente más claros cuanto más las estudiamos. Lo que se revela es una construcción gradual cuya piedra angular se asienta dentro del hombre, dentro del “filósofo”, y que culmina en un determinado entendimiento sobre un asunto, ahora situado en los marcos de una Cuarta Teoría Política. En ese sentido, esa metodología es un proceso gradual, que puede ser dividido en fases.

Esa metodología debe permitir pensar lo siguiente: “A la luz de la Cuarta Teoría Política, ¿qué pensar sobre X?” O entonces: “¿Cuál sería un posicionamiento, a partir de la Cuarta Teoría Política, sobre Y?”. Son cuestionamientos hoy presentes y para los cuales no hay respuestas prontas por la imposibilidad de que un único hombre dé respuestas para cada una de las cuestiones teóricas ya levantadas históricamente en el Derecho, en la Sociología, en la Antropología, en la Filosofía, en la Historia, en la Economía, en la Psicología, etc.

I. Distanciamiento

La Cuarta Teoría Política, evidentemente, no posee el carácter de “conocimiento oculto” y ella indudablemente debe ser abrazada y utilizada por todos los pueblos del mundo. No obstante, no es cualquier hombre que puede, efectivamente, pensar a partir de la Cuarta Teoría Política de forma plena.

¿Cuáles son las condiciones que permiten a un hombre pensar la Cuarta Teoría Política y a partir de la Cuarta Teoría Política? Fundamentalmente, un desapego, un distanciamiento, un apartamiento en relación a las teorías políticas derrotadas de la modernidad. El hombre debe sentir que no se encuentra en ellas, que ellas son insuficientes. Él puede desarrollar simpatías o antipatías por elementos de ellas, por determinados personajes, por determinados eventos históricos ligados a ellas o por símbolos, pero él no puede más tener relaciones pavlovianas emocionales frente a las teorías políticas derrotadas de la modernidad. Es necesario sentir, dentro de sí, el agotamiento de esas teorías políticas. Quien no siente estás consideraciones cae en el riesgo de ser guiado por símbolos muertos y convertirse en un zombi.

Su corazón tiene que estar cerrado para ellos. Él debe ser indiferente, frío, distante a las teorías en sí. Cuando él se coloca a pensar sobre ellas él debe tener una sensación de que las observa desde lo alto. O entonces, de que las observa a distancia, tal como hoy usualmente lo nutrimos en relación a eventos y personajes históricos del pasado distante de pueblos distantes, pertenecientes a otras civilizaciones.

No es desprecio, porque el desprecio nace del orgullo, y ese orgullo bien puede venir de una arrogancia que “empequeñece” esas teorías políticas derrotadas por el mero hecho de que ellas pertenecen al pasado, tal como cuando los modernos piensan el mundo medieval y el mundo antiguo.

Es, como ya se ha dicho, indiferencia. Esa indiferencia, fundamentalmente emocional, por las teorías derrotadas de la modernidad como un todo es necesaria para permitir el segundo paso. Todo estudioso, pensador, adepto o militante de la Cuarta Teoría Política vino de algún otro lugar, donde originalmente estaba su corazón. Pero el corazón se debe tornar en piedra en frente de nuestro emprendimiento.

II. Separación

Con el corazón convertido en piedra, con el camarada asumiendo una posición situada en las más altas montañas, estando distante, indiferente, no sintiéndose más contemplado, “en casa” entre las viejas teorías políticas modernas, se puede dar el próximo paso.

Este paso es simple. Necesitamos pensar, delante de un tema, delante de una cuestión o de un área o sub-área del conocimiento como cada una de las tres teorías políticas modernas se posiciona. Delante de un objeto X, sobre el cual queremos construir una perspectiva informada por la Cuarta Teoría Política, debemos cuestionar: “¿Qué piensa la Primera Teoría Política sobre X?”, entonces “¿Qué piensa la Segunda Teoría Política sobre X?”, y finalmente “¿Qué piensa la Tercera Teoría Política sobre X?”

Esos tres cuestionamientos, para ser solucionados, posiblemente demandarán una gran cantidad de investigación, lectura y reflexión. El camarada debe buscar saber qué pensadores, de las tres teorías políticas modernas, pensaron sobre la cuestión a ser examinada. Entonces él debe reunir la literatura sobre el tema. Enseguida, él debe profundizar en su lectura. Y finalmente, de ahí él debe emerger con un entendimiento básico de las perspectivas de las tres teorías políticas modernas sobre el asunto que él quiere investigar.

Si el determinado tema, asunto, área o sub-área no se divide en líneas teóricas en esos términos, necesitamos nosotros mismos hacer el esfuerzo creativo de reorganizar las posiciones de esos autores y pensadores siguiendo las líneas teóricas de las tres teorías políticas modernas. Esta separación es independiente de las propias opiniones políticas conscientes de autores, pensadores, escritores.

Esa tarea de separar y clasificar es fundamental para que podamos continuar con nuestro esfuerzo metodológico.

III. Descomposición

 

Los adeptos fanáticos y cultistas pseudorreligiosos de las viejas teorías políticas modernas quieren que pensemos que las teorías que son objeto de sus cultos son unidades monolíticas, sustancias indivisibles. Nada más falso.

En verdad, las teorías políticas modernas son sistemas. En cuanto sistemas, son entes compuestos por partes. Ninguna de las teorías políticas de la modernidad es pura. Todas ellas nacieron a partir de una miríada de influencias, de contribuciones, de revisiones, de críticas y de autocríticas. En el caso de la Segunda Teoría Política hay, claramente, influencias de la Primera Teoría Política. Y en el caso de la Tercera Teoría Política hay, claramente, influencias de la Segunda Teoría Política. La posguerra también permitió la penetración de influencias de la Tercera Teoría Política en la Segunda Teoría Política y, eventualmente, el fortalecimiento de los elementos de la Primera Teoría Política en los remanentes de la Segunda y la Tercera Teorías Políticas.

Esa realidad multifacética, compuesta, dispuesta en camadas, de las teorías políticas significa que podemos emprender con su descomposición. Podemos romper su unidad teórica, separarlas en partes, comprender cómo esas partes se interrelacionan, los orígenes de cada una de esas partes, cuáles son las contradicciones y tenciones internas del edificio teórico unitario.

IV. Juzgamiento

Deconstruidas las unidades teóricas de las teorías políticas modernas, descompuestas esas unidades teóricas en sus partes fundamentales, es necesario que el camarada utilice su martillo filosófico y, con él, ejerza su juzgamiento.

Con el corazón frío, formado por la Cuarta Teoría Política y, así, equipado con una tabla de valores tradicionales, deberá distinguir entre la paja y el trigo entre las partes de las teorías políticas modernas.

Lo que es ruin debe ser empujado junto a su edificio teórico en la dirección del abismo del olvido, lo que es bueno debe ser recolectado y separado para las fases posteriores de nuestra operación metodológica.

V. Síntesis

Habiendo llegado hasta aquí, de modo que hemos tomado los aspectos y elementos positivos de las tres teorías políticas modernas, el próximo paso debe ser un ejercicio de síntesis teórica. A partir de los elementos y aspectos positivos de esas teorías, construir un nuevo edificio teórico.

A nivel más localizado, eso significaría posicionarse delante de un tema, de un asunto, de un cuestionamiento para intentar ofrecer un rasguño propedéutico de una respuesta a partir de una síntesis de los componentes positivos de los posicionamientos de las teorías políticas modernas frente a la cuestión sobre el análisis.

Aquí un esfuerzo debe ser hecho para que el nuevo arreglo sintético tenga sentido, sea internamente integrado de la manera menos contradictoria posible, aunque para los zombis que participan de los cultos decadentes a las teorías políticas muertas, toda síntesis es contradictoria e ininteligible.

Muchos camaradas gustarían de parar por aquí, pero la síntesis teórica de las teorías políticas modernas da un resultado que es, naturalmente, aún moderno. La síntesis entre elementos positivos de la Segunda Teoría Política y de la Tercera Teoría Política (con algún toque de algo, quizás, positivo de la Primera Teoría Política) es apenas un ensayo. Ya podemos entrever los contornos de nuestro resultado final, pero aún de manera turbia, impura.

La síntesis es claramente insuficiente.

VI. Purificación

Después del término de nuestra síntesis, nos enfrentamos a su insuficiencia y pronto tomamos consciencia de que esa insuficiencia deriva del hecho que la síntesis se encuentra aún dentro de los marcos de la modernidad, aunque con su intencionalidad apuntando en la dirección contraria a la del progreso monotónico.

Esa circunscripción de la síntesis dentro de la modernidad nos revela que es necesario promover su abertura para lo alto, para la dimensión de la trascendencia. Es necesario elevar a la síntesis, construir un puente que la una a la tradición, para purificarla de este modo de sus últimos restos de modernidad.

Esa abertura para lo alto, instrumentalmente, se da por el cuestionamiento de cuáles serían las perspectivas, los posicionamientos, las contribuciones que el mundo tradicional, a través de los libros sagrados, de las exégesis de los sabios, de las narrativas míticas, de las profecías, de los símbolos puede ofrecer para lanzarnos a la luz de la trascendencia sobre nuestra síntesis.

Si ya cuestionamos lo que los filósofos y pensadores de la Primera Teoría Política, de la Segunda Teoría Política y de la Tercera Teoría Política escribieran sobre un determinado asunto, ahora nos preguntamos: “¿Qué dirían los santos y profetas sobre X?”, “¿Qué dicen las Escrituras sobre X?”, “¿De qué forma X aparece en los mitos?”

Con eso, construimos un puente que une al mundo de la tradición a nuestra síntesis y nuestro papel se vuelve de permitir la integración compatible entre esos dos elementos. Nuestra síntesis, ahora, asume un aspecto que está dotado de trascendentalidad, nuestra síntesis se abrió hacia lo sagrado y lo recibió, curando la herida filosófica de la “Muerte de Dios”.

Pero la nueva síntesis, unida a lo alto, corre el riesgo de perderse en las alturas y, con eso, de perder su relevancia fáctica, concreta y existencial para nosotros y para los pueblos que anhelaran pensar sus problemas a partir de la Cuarta Teoría Política.

VII. Enraizamiento

Eso significa que necesitamos construir un segundo puente, esta vez capaz de garantizar que nuestra síntesis purificada no se pierda en las alturas, no se disuelva junto a las nubes celestiales. Nuestra síntesis purificada debe estar unida al suelo. No. A nuestro suelo.

Ósea, necesitamos enraizar a nuestra síntesis purificada para que ella posea valor operativo para un determinado pueblo. En alguna medida, ese proceso ya se iniciaba en la fase anterior, ya que la trascendencia utilizada como referencia para purificar la síntesis teórica moderna ya era variable conforme al pueblo que hiciese esa operación.

En el pasaje de la fase anterior para la actual nos enfrentamos con el pluralismo metafísico, que nos empuja en la dirección de la pluralidad de pueblos y civilizaciones, de modo que ahora buscaremos enraizar a nuestra síntesis purificada de manera fundamentalmente local y específica.

Aquí nosotros accedemos a la dimensión étnica, comunitaria de las cuestiones o áreas del conocimiento que deseamos examinar, a modo de buscar compatibilidad para nuestra síntesis con el auténtico espíritu y alma de los pueblos. Aquí nosotros descendemos de las alturas para integrarnos existencialmente a nuestro pueblo, a modo de dar los toques finales en nuestra operación, a fin de volverla operacional, utilizable para nuestro propio pueblo.

Eso depende de la adquisición previa de una comprensión fundamental del alma de nuestro propio pueblo, de sus tradiciones, de sus costumbres, de sus orígenes. Esa comprensión nos permitirá enraizar a nuestra síntesis purificada, dar a ella rasgos étnicos, comunitarios, auténticos. Aquí nosotros pensaremos, ya informados por lo que hay de positivo en las teorías modernas y por la tradición, ¿de qué forma mi pueblo pensó o tiene pensado en relación a X? ¿De qué forma mi pueblo lidió o va lidiando con X? ¿De qué forma mi pueblo debe pensar o debe lidiar con X?

La respuesta a esas preguntas debe ser integrada en todo el trabajo que hagamos hasta entonces, llegando al resultado final de nuestra operación metodológica. Ese resultado final puede, en hipótesis, servir como una perspectiva sobre un determinado tema o sobre una cuestión a partir de la Cuarta Teoría Política. Aquí, naturalmente, debemos compatibilizar y adaptar las perspectivas de los pueblos con las finalidades de la Cuarta Teoría Política. Debemos ir profundo hasta encontramos con los elementos que permiten esa compatibilización.

Por la propia naturaleza perspectivista de esa operación metodológica, que comienza por el distanciamiento, pero termina en la participación, habrá una multiplicidad caleidoscópica de respuestas dadas a la luz de la Cuarta Teoría Política para cada cuestión. Habrá, en verdad, tantas respuestas para cada cuestión como haya pueblos.

VIII. Cierre

Una última síntesis purificada en las alturas y enraizada debajo es el resultado final de nuestra operación metodológica. Esa posición consolidada deja de ser mera “opinión” y pasa a poder ser considerada como una “fuente de luz” que irradia para iluminar una determinada cuestión.

El resultado debe ser considerado como si fuera una perspectiva consolidada, auténticamente fundada, en medio del pluriverso de perspectivas que la Cuarta Teoría Política puede proporcionar a cada uno de los pueblos, civilizaciones o etnias del mundo.

Concretamente, eso significa tener a nuestra disposición un elemento más en la construcción de nuestra Weltanschauung, pero en la medida en que la Cuarta Teoría Política, en cuanto a teoría política, tiene “algo” que decir sobre cada cuestión humana, ese esfuerzo metodológico deberá ser emprendido infinitas veces, en el largo proceso de construcción de cada una de las varias (tantas cuando el número de ethnos) Cuartas Teorías Políticas.

Este es un esbozo de una posible formalización metodológica de la Cuarta Teoría Política. Una herramienta de disciplina mental y técnica que podría ser utilizada en todas las áreas de conocimiento para que podamos emprender el esfuerzo de construir posiciones sobre todas las cuestiones de todas las áreas del conocimiento a partir de la Cuarta Teoría Política. Con eso, tal vez podamos dar nuestra contribución en ese emprendimiento colectivo, ofreciendo una orientación formal y ordenada sobre los pasos que debemos seguir.

Traducido por Alejandro Vásquez