La guerra en el Donbass nos es impuesta por Washington y Kiev
Solapas principales
“La guerra en el Donbass nos es impuesta por Washington y Kiev”
La Primavera rusa y la diástole geopolítica
Hace apenas un año y medio, el nombre del profesor de la Universidad Estatal de Moscú, el líder de la Unión de la Juventud Eurasianista, el conocido filósofo y politólogo Alexander Dugin, no abandonaba las primeras páginas de los periódicos y de los principales portales de Internet de Rusia, y él y sus políticas eran citadas y mencionadas en televisión. Hace un año y medio, Dugin era uno de aquellos que estaban en la vanguardia que levantó la bandera de la Primavera Rusa y condujo al pueblo tras de sí.
El enemigo lo odiaba casi más que a los líderes locales de la sublevación. Occidente impuso repetidamente sanciones a él y a sus discípulos, y al hacerlo, reconoció su contribución a la lucha contra los neonazis ucranianos y la hegemonía estadounidense.
En consonancia con sus principios ideológicos y morales, Alexander Dugin no podía estar de acuerdo con el cambio de rumbo del Kremlin. Ya no concedió grandes entrevistas ni apareció en las pantallas de televisión, y tenía sus razones para ello.
Después de casi un año de silencio, Alexander Gelyevich habló de los resultados actuales de la Primavera rusa, la guerra en Siria, y la inevitabilidad de la batalla final en el Donbass en una entrevista exclusiva con Новороссия [Novorossiya].
Новороссия – Alexander Gelyevich, he aquí una pregunta para usted como ideólogo reconocido de la Primavera rusa: ¿Cómo evalúa la situación actual en Novorossia? ¿Qué se concibió en un principio y qué ha ocurrido en realidad?
Alexander Dugin – durante mucho tiempo me he abstenido de hacer cualquier comentario sobre lo que está sucediendo en el Donbass, y había motivos fundados para ello. Ahora, supongo, han pasado algunos ciclos de reflexión sobre estos dramáticos acontecimientos, que se conocen como la “Primavera rusa”, y tenemos la posibilidad de tener una actitud más equilibrada, tranquila, y analítica para tratar el tema, que para mí personalmente era una herida colosal, sentida, espiritual.
El tema de la “Primavera rusa” es mi dolor directo y vivo. No puedo hablar de ello con calma. No se trata sólo de la pérdida de seres queridos, es un profundo golpe en el centro mismo de aquellas expectativas que yo tenía con respecto a Novorossia y al renacimiento de Rusia, su espíritu y su identidad. El asunto en cuestión es el resurgimiento de Rusia.
Durante mucho tiempo no pude hablar sobre temas de este tipo, me abstuve de hacer comentarios y rehuí las evaluaciones debido al profundo trauma que experimenté como uno de los primeros entusiastas del renacimiento de la Gran Rusia, a partir de la guerra de Crimea, y luego a través de Novorossia, etcétera. Ahora no es un trauma, pero, al menos, es una herida cuya gravedad está sanando.
Después de haber dado esta introducción, me gustaría hacer un análisis de cómo veo la situación.
Rusia no es la Federación Rusa. Rusia es el mundo ruso, una civilización, uno de los polos de un mundo multipolar que nosotros deberíamos ser y que estamos obligados a llegar a ser.
La historia de Rusia es como el latido del corazón. Nuestro corazón ruso se contrae y se expande.
Se contrajo después del colapso de la URSS y nuestro territorio se redujo como sucede a menudo en la historia, como, por ejemplo, en 1917, pero cada vez nuestras fronteras se amplían de nuevo.
Al final de la década de los 90 y comienzos de la década de 2000, hubo una crisis. Como geopolítico, sigo el pulso de la historia rusa – este es también mi pulso, y mi corazón late exactamente al mismo ritmo que el corazón de mi país y mi pueblo. Esperé una diástole.
Para que quede claro: el ritmo de un corazón incluye sístoles y diástoles, o contracciones y expansiones. Una diástole, en consecuencia, es una expansión.
Cada vez que nuestro corazón deja de contraerse y comienza a expandirse, así lo hace nuestra civilización rusa, una vez más comienza a regresar a sus propias formas (naturales, continentales). En primer lugar, este retorno se debió a la integración del espacio pos-soviético. El mismo término “Eurasianismo” es precisamente la diástole. Eurasianismo es cuando Rusia une todo el espacio pos-soviético, y de hecho ruso, imperial, civilizacional, confiriendo a la categoría cultural del mundo ruso una dimensión geopolítica y estratégico-militar.
Así que esperé esta diástole, pero no esperé simplemente mirando (como la gente espera el autobús), sino contribuyendo de todas las formas posibles a esta fase cardíaca como ideólogo y practicante activo del Eurasianismo, de los procesos de integración en el espacio pos-soviético, y como defensor coherente del renacimiento de la Gran Rusia. La más Grande Rusia.
Es necesario decir que todos los signos de esta nueva expansión nos miraban a la cara: el principio de la integración euroasiática en la forma de la Comunidad Económica Euroasiática, y luego la creación de la Unión Euroasiática. Forzar al régimen pro-atlantista de Saakashvili a hacer la paz, cuando la primera vez que salimos más allá de las fronteras de la Federación de Rusia y no permitimos la supresión de los focos de resistencia pro-rusa en el Cáucaso del Sur, Osetia del Sur, Abjasia. Y, por supuesto, en respuesta a las acciones de nuestros enemigos, los atlantistas que intentaron tomar al pueblo hermano ucraniano bajo el control de la hegemonía estadounidense – la anexión de Crimea. En todo esto vi la expansión del corazón de Rusia, una diástole geopolítica.
Además, Novorossia era una consecuencia lógica de Crimea, y yo no veo ninguna diferencia entre ellas. Estoy absolutamente seguro de que, si perdemos el Donbass, entonces vamos a perder Crimea, y luego toda Rusia, porque si interrumpimos una diástole, entonces a continuación se produce la insuficiencia cardíaca, una grieta en nuestra existencia histórica, en nuestro ritmo histórico. Es por eso que he luchado desesperadamente por la Primavera rusa y contra la traición a Novorossia.
Lo repetiré una vez más: la Primavera rusa es un requisito de nuestra existencia histórica rusa. Rusia será grande, o no será en absoluto. La Gran Rusia, que no es sólo un territorio y sobre todo no es una expansión, no necesita nada del extranjero. Y yo no estoy en contra de la existencia de una Ucrania soberana, aunque sólo fuera nuestro aliado o socio o, como mínimo, un espacio intermedio neutral. Nos gustaría estar juntos en un estado, pero esto lo deben decidir los ciudadanos de Ucrania. Pero, lo que no se debería permitir es una ocupación atlantista de Ucrania. Este es un axioma geopolítico. Nuestros enemigos entienden perfectamente que Rusia puede llegar a ser grande de nuevo sólo junto con Ucrania, ya sea unificados o habiendo construido una alianza equilibrada. No hay otro camino. La Primavera rusa es imposible sin un pivote euroasiático en Ucrania, no importa de qué forma sea, pacífica o no.
Ucrania podría ser un estado autónomo e independiente únicamente como nuestro aliado. Si cayera bajo ocupación, entonces estamos obligados a liberarla o, como mínimo, a garantizar la existencia histórica de la mitad de su población que vincula su suerte a la nuestra. Hacer esto es nuestro deber, nuestro imperativo histórico incondicional. Si no cumplimos con esto, entonces traicionamos a nuestra propia gente, a nosotros mismos, y a nuestra historia. Desde el comienzo de la primavera rusa, hablé abiertamente sobre esto y no he cambiado mi opinión hasta ahora.
Pero los de arriba insistieron en que Crimea es nuestra, pero no el Donbass – ciertamente no es nuestro, pero no se sabe de quién es. Tiene un futuro incierto. Pero… la sangre no es agua, los niños son asesinados, y finalmente, el espíritu de la primavera rusa. El precio inaceptable para una diplomacia dilatoria con éxito cuestionable. No había nada particularmente “astuto” en esto…
A pesar de ello, creo que las críticas al liderazgo del país, que por su conducta en el Donbass son totalmente merecidas, no son apropiadas ahora. Porque tan pronto como la crítica surge (aunque con un polo patriótico), inmediatamente es recogida por Occidente en su lucha contra la propia Rusia. Criticando al gobierno, se convierte uno sin darse cuenta en parte de las filas del enemigo. Y esto es inaceptable y contrario a la lealtad a la patria, que se encuentra, de hecho, en un estado de conflicto directo con el enemigo principal, el bloque de EEUU y la OTAN.
¿Que queda por hacer? ¿Agradecer al gobierno por la represión de la Primavera rusa? ¿Engrosar las filas del enemigo de Rusia criticando al gobierno? De todos modos, este gobierno continúa aún la misma retórica patriótica, -aunque un poco vacía y, a veces incluso como una simulación. Esto suprime no sólo lo mejor, sino también lo peor. En cada caso de tibieza se encuentra lo que es odioso para nosotros, pero también lo que es odioso para nuestros enemigos. Es la conocida dialéctica del vaso medio lleno. El medio-patriotismo es medio-liberalismo, y los mililitros [de agua] en ambos lados están regulados, de modo que haya un equilibrio… He aquí por qué me mantuve en silencio todo el tiempo. Criticando el vaso, que está medio lleno de todos modos, atacamos no sólo la mitad vacía, sino también la mitad llena en cuyo nombre estamos actuando. Esto se llama un impasse epistemológico, una aporía.
Н – ¿Tiene Rusia tenía una insuficiencia cardíaca, ha cesado la diástole?
AD – He hablado demasiado del tema de Novorossia, porque ahora han sucedido dos acontecimientos, grande y pequeño.
El primero es Siria. La Federación Rusa, no poniendo fin a la creación del perímetro de la Gran Rusia, la más Grande Rusia, y del mundo ruso, y dejando la herida sangrante del Donbass en el terrible estado en que está, se ha pronunciado ahora en defensa de nuestros intereses geopolíticos en el Medio Oriente. Este es un objetivo más lejano, pero no menos importante. Y yo, como geopolítico, puedo decir que nuestra intervención en Siria es absolutamente correcta, impecable, sana y un paso ortodoxo en la protección de nuestros intereses nacionales.
Me explico: como estamos viendo en Afganistán, Tayikistán y Uzbekistán, e incluso en el norte del Cáucaso, las tendencias hacia un aumento de la influencia del ISIS están creciendo. Y si no hubiéramos combatido al ISIS en Siria, entonces tendríamos que hacerlo en Asia Central y luego, tal vez, en el territorio de la Federación Rusa.
Este es el plan de los estadounidenses, el fundamentalismo islámico ha sido tradicionalmente un instrumento en la estructura de la geopolítica estadounidense y atlantista, y esto es un punto obvio. El Estado Islámico es una operación especial estadounidense dirigida principalmente contra los opositores de la hegemonía estadounidense en el Medio Oriente, incluyéndonos (y especialmente) a nosotros.
Cuando, a petición de Assad, entramos en Siria, una vez más volvimos a la historia, de nuevo apelando a la diástole del corazón de Rusia. Esto viene después del estupor, Minsk, la indecisión, la vacilación, las concesiones y un dudoso tira y afloja. Después de una pausa sangrienta.
Mira lo que está sucediendo ahora. Estamos luchando contra la secta fundamentalista pro-estadounidense, cripto-atlantista, que es el ISIS, con el fin de infligirle un golpe tan lejos como sea posible de nuestras fronteras. De lo contrario, lucharemos contra ellos aquí. Esto indica la presencia de una conciencia estratégica, geopolítica en el liderazgo del país, y esto es alentador. El apoyo a Assad es también parte de la Primavera rusa, es la afirmación de Rusia como un sujeto, no un objeto de la historia, un gesto para fortalecer nuestra soberanía.
El segundo punto es que, a pesar de todo, nuestra frontera con las repúblicas es controlado por nuestros amigos de la RPL y RPD [**].
Gracias a Dios en este período de tiempo no hemos renunciado a nada. No hemos salvado nada, pero no perdimos nada. Que no salváramos es muy malo, pero que no perder es bueno (de nuevo la estrategia del vaso medio lleno). La falta de control sobre la frontera por el lado de Kiev es un indicador para juzgar todo. Sí, es una pesadilla. Sí, estamos perdiendo esta batalla, pero todavía no hemos perdido que la gente de las repúblicas de Donetsk y Lugansk controle la frontera. No todo está perdido todavía. Mucho se ha perdido, pero no todo. Y si no es todo, entonces es nada, como dijo Cuzio Malaparte. Él escribió: “Nada está perdido mientras no todo está perdido”.
Hay otro punto. El hecho de nuestro apoyo militar a Assad en Siria, aunque real y efectivo, todavía no tiene un resultado garantizado (los resultados provisionales son en conjunto muy impresionantes y positivo). Por lo tanto, los estadounidenses tienen ahora un interés vital en una escalada de las hostilidades en el Donbass para complicarnos la situación en su conjunto. Y Poroshenko, quien recibió poco apoyo en las recientes elecciones en Ucrania, está interesado exactamente en lo mismo. Para él, la guerra es ahora la única manera de conservar el poder.
La guerra en el Donbass nos es impuesta por Washington y Kiev. No nosotros, sino ellos, a pesar de los acuerdos de Minsk y nuestros intentos de salir de la confrontación directa de alguna manera, pondrán en marcha las hostilidades. En consecuencia, volvemos al punto que interrumpí con un comentario sobre los acontecimientos.
Como predije, la situación no puede tener otra solución que no sea la defensa de Novorossia de la pro-estadounidense junta neonazi que fue y sigue siendo, y cuyo cuello es hora de romper. Tarde o temprano, volveremos a Novorossia. Por supuesto, esto ya llega tarde, pero no críticamente tarde. Quien controla la frontera de la RPD y la RPL con Rusia, lo controla todo.
Estamos en el umbral de un nuevo ciclo, una nueva etapa. Nosotros los rusos hemos visto muchas cosas en la historia. Hemos visto diferentes Zares, líderes, diferentes regímenes, y a menudo hemos retrocedido y nos hemos encontrado en impasse históricos. Hubo estancamientos e incertidumbres, pero siempre alcanzábamos nuestros horizontes, y ahora siento una nueva expansión de la diástole rusa.
Es por esto que estoy dispuesto a interrumpir el silencio analítico y a hablar con más calma sobre temas que ahora interesan a todos los rusos, la gente que entiende y siente que ellos también están luchando, sacrificándose y luchando por nuestra Gran Patria.
H -Alexander Gelyevich, ¿qué piensa usted de los Acuerdos de Minsk? ¿Son realmente un camino hacia la paz? Después de todo, hay una serie de contradicciones fundamentales que los mismos no han resuelto.
AD – Los Acuerdos de Minsk realmente no han resuelto ninguna contradicción. Son sólo para ganar tiempo. Nosotros y los ucranianos hemos tratado de aprovechar este retraso de la lucha final.
Queríamos demostrar a Europa que Crimea es nuestra, pero que estábamos dispuestos a discutir todo lo demás. Esto parecía bastante inmoral, y no estoy seguro de si realmente produjo algún resultado. Sin embargo, transmitimos este mensaje, y los dirigentes se encargaron de demostrar nuestras intenciones pacíficas. El bombardeo de las ciudades del Donbass, las personas asesinadas, la burla de la gente de Novorossia (por no hablar de la milicia), a mí, este precio me parece excesivo para tal demostración, por lo que siempre he sido opuesto a los Acuerdos de Minsk. No pueden ser una solución a la situación, y esto es obvio. Nadie en ningún lado cree en ellos.
Tratamos de hacer un guiño a Europa, para mostrarle que “somos maravillosos” y decirle “abandonad a los americanos”. Ellos -los estadounidenses- fueron los que llevaron la situación a un punto tan crítico. Esto fracasó y no podía tener éxito. La influencia de las élites atlantistas en Europa es demasiado fuerte, pero aún así tratamos de hacerlo.
En cuanto a Ucrania, Poroshenko mostró lo mismo. Este no era un partido con Estados Unidos, sino con Europa. Poroshenko dijo: “Voy a sentarme con los rusos en la mesa de negociaciones. Mira qué democráticos y qué honestos que estamos preparados incluso para discutir acuerdos de paz con “terroristas”, porque queremos estar en Europa”. Es decir, Poroshenko no quería informar ante los EEUU, sino ante Europa. Nosotros y los ucranianos competimos en una cierta batalla diplomática para atraer a Europa a nuestro lado. Pero esto no tuvo éxito – no nos creyeron antes, y no nos creyeron después de Crimea, pero después de Siria todo quedó bastante claro. Todo es cuestión de confianza y poder. Nos declaramos una potencia regional soberana y poderosa, y dejamos que los demás entiendan que ahora es necesario que nos perciben como tal. No nuestra diplomacia, sino nuestro poder real. Históricamente, si somos fuertes, nos consideran, si somos débiles, entonces no habrá consideración. Por lo tanto no convencimos a Europa, y no pudimos convencerla a través de las rídiculas negociaciones entabladas. Pero luego fueron convencidos por nuestros ataques aéreos sobre el ISIS y otros terroristas en Siria.
Poroshenko no los convenció, y no podía convencerlos porque Europa, desde el principio, en realidad no estaba comprometido con el Maidán de Kiev. Los estadounidenses prometieron que en Ucrania todo sería muy rápido, y los europeos no querían incurrir en ninguna responsabilidad por lo que estabaa pasando. Por otra parte, los estadounidenses obligaron a los líderes europeos (sobre todo a Hollande y Merkel) a participar en el Maidan. Los “socios menores” o, más precisamente, los vasallos de Washington, naturalmente, no tienen mayor libertad de acción.
Cuando Europa fue cómplice de los EEUU y comenzó a imponer sanciones, entonces se dio cuenta de que los suministros de gas se están poniendo en tela de juicio. Entonces Europa retrocedió con horror de los rusos y los ucranianos, prefiriendo que todo volviera a ser de nuevo como siempre ha sido. El formato de Normandía y las conversaciones de Minsk esencialmente giraron en torno a si sería o no posible volver atrás, o al menos prolongar el estatus quo. Ahora, mientras los Acuerdos de Minsk son reconocidos por todo el mundo, simplemente no hay otra salida para Poroshenko y Washington excepto romperlos unilateralmente y comenzar la batalla final por el Donbass.
Para los estadounidenses, esta es una manera de distraernos de Siria, abriendo un segundo frente que es el único camino por el cual Poroshenko puede conservar el poder. No es nada personal: esta guerra se nos impone.
Trataremos de eludir esta guerra y nos aferraremos a los Acuerdos de Minsk por las mismas razones. No necesitamos un segundo frente y necesitamos una caída, no fuerte, de Poroshenko para que Ucrania se colapse antes de que el Donbass sea nuevamente anexionada por el Estado nazi. Eludiremos el conflicto directo, e incluso puedo asumir que comentarios como los míos serán censurados por los grandes medios de comunicación. Pero hemos visto esto y es así.
Nuestra apuesta es no permitir a los ucranianos imponernos la guerra y no darles la oportunidad de tomar el control de la frontera. Este es el principal indicador: mientras las repúblicas de Novorossia controlen la frontera, la situación puede ser más o menos caracterizada como normal, pero si se le da, entonces esto será un fracaso totalmente fundamental.
Mucho se está decidiendo ahora y la historia está otra vez abierta. No hemos resuelto el problema de Novorossia, y sólo hemos pospuesto su resolución. Es un recordatorio para nosotros mismos. En consecuencia, los Acuerdos de Minsk, a los que vamos a tratar de aferrarnos, serán gradualmente destruidos y abolidos de diferentes formas. Lo veremos pronto.
H – ¿Significa esto que a la vuelta de la esquina habrá una intensificación de las hostilidades?
AD – Es inevitable. La guerra sólo se puede tratar de retrasar por un tiempo, y Rusia está haciendo algunos esfuerzos en este sentido. Porque ahora una guerra no es beneficiosa para nosotros, y estamos menos preparados para ello de lo que lo estábamos hace un año.
¿Es entonces el escenario de Osetia? ¿En el caso de una violación de todos los acuerdos y que la parte ucraniana atacara las jóvenes repúblicas, entonces Rusia, como hizo con Abjasia y Osetia del Sur, traerá a las tropas y reconocerá su independencia con el fin de obligar al agresor a la paz?
Esto sería correcto. Este escenario fue muy relevante en la temprana Primavera rusa. De hecho, en este escenario se asumió que habría no sólo un control geopolítico, sino que estas regiones volverían al espacio de la Gran Rusia, trayendo con ellas un nuevo despertar espíritual, la luz de Rusia. Esta dimensión idealista, extraordinariamente importante, está ahora completamente perdida debido al comercio subconsiguiente de los intereses rusos. Tal vez este comercio estaba “justificado”, en parte, desde un punto de vista diplomático, como una preparación para la batalla final. Creo que no, pero podría admitirlo.
Pero hay otro aspecto. A partir de este regateo, dimos un gran golpe a la dimensión espiritual de la Primavera rusa y a Novorossia como idea. Esto es irreversible. Desde un punto de vista resistente, táctico y técnico, esto se podría explicar con algunos argumentos, pero desde un punto de vista espiritual se trata de un crimen moral el no ir hacia el escenario de Osetia-Abjasia cuando los verdugos ucranianos comenzaron a bombardear las ciudades de Novorossia, matando masivamente a la población civil – todos hemos visto las imágenes. Nuestra respuesta era moralmente obvia, pero se acepto lo contrario. Es decir, con respecto a los intereses nacionales, todavía no hemos fracasado totalmente, pero estamos mucho peor en términos de valores.
En este sentido, los Acuerdos de Minsk son una herramienta inmoral, que originalmente comprendía intereses, pero no hay valores allí para ninguna de las partes. Es una empresa puramente pragmática. Hay personas para quienes la historia es una tecnología, pero creo que la historia es también espíritu. Hay ajustes civilizacionales que es imposible sacrificar por intereses técnicos, con mayor razón los más particularmente entendidos y polémicos.
En consecuencia, los Acuerdos de Minsk son una pausa moralmente cuestionable. Pero vamos a mantenerlos ya que comenzamos a jugar este juego. Si hay un problema con los valores, deja al menos que se realizen los intereses.
Es necesario reconocer una simple verdad: no nos dejarán en paz, y esto es mejor reconocerlo de inmediato. La historia es siempre una elección, a menudo una elección ante la muerte. La persona ordinaria escapa de esto y trata de atrincherarse frente a los problemas, pero si un gobierno se comporta como un profano, entonces este gobierno es transitorio. La historia comienza cuando la cima del poder vertical toma una decisión-histórico-existencial, y esto significa mirar a la muerte cara a cara.
Es posible tratar de huir, pero la historia nos alcanza cueste lo que cueste y hay señales de que está alcanzándonos. Al menos, no podemos salir de Siria sin la victoria. Y si ellos nos desafían y destripan los Acuerdos de Minsk en el Donbass, entonces necesitaremos no sólo una victoria, sino dos. Y estoy seguro de que estamos bastante preparados para esto y que podemos hacerlo. Pero tenemos que renunciar a la política del vaso medio lleno.
Nuestro gran pueblo y glorioso ejército tienen suficiente fuerza, fortaleza y coraje para grandes victorias. Otra cosa es si el liderazgo político del país tiene suficiente inteligencia, valor y voluntad. Ahora todas las preguntas están puestas frente a ellos, y veremos cómo estas personas responden a la llamada de la historia. Ellos piensan que todos lo demás deberían asumir la responsabilidad de lo que está delante de ellos. Esto es correcto. Pero ellos serán juzgados ante el tribunal de la historia. Y el tribunal de la historia es una cosa terrible, es como el juicio de Dios, y es imposible el soborno o utilizar un recurso administrativo.
* Vyacheslav Altukhov es redactor jefe de la agencia de noticias Новороссия.
29 de octubre 2015.
(Traducción de Página Transversal).
Fuentes: Fort Russ y Новороссия.
Nota de la traducción:
[**] RPL y RPD: repúblicas populares de Lugansk y Donetsk, respectivamente.
https://4tpes.wordpress.com/2015/11/16/alexander-dugin-rompe-un-ano-de-s...