Dos cartas

Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera
I
22.02.2022 – Antes del discurso presidencial
Desde el 2014, hace aproximadamente siete años, he presenciado de forma muy dolorosa todo lo que ha acontecido en la RPD y la RPL, y ni hablar del resto de Ucrania. Viví la traición de la Primavera Rusa como un drama personal. En ese entonces hice todo lo que estaba a mi alcance para que se celebrara un referéndum de independencia de la RPD y la RPL en contra de lo que deseaba el Kremlin.  Por otro lado, algunos de mis amigos y conocidos murieron en el Donbass. Creo que la mejor parte de mí murió allí. Convertí en un libro (Ucrania, mi guerra) las declaraciones que hice en el 2014, tal libro ha sido publicado y traducido a otros idiomas. Pero cuando escuchó hablar de Novorrosia experimento un gran dolor. Nunca comprendí por qué nuestras autoridades actuaron del modo en que lo hicieron y detuvieron todo lo que se había hecho. Tampoco las entiendo ahora.
Siempre he dicho que las cosas nunca se quedarían así y por eso en la última entrevista que di en los canales públicos de la federación rusa (Canal Uno) dije sin contemplación: “Si perdemos el Donbass, entonces perderemos Crimea. Y si perdemos Crimea, entonces perderemos Rusia”. Esas palabras causaron mi expulsión de los medios federales.
Luego, las autoridades rusas comenzaron a negociar en Minsk, pero para ese momento ya había dejado de hablar sobre ese tema. Una decisión equivocada nos conduce a otra y desde entonces todo ha sido inútil. El Kremlin no quiso tomar las decisiones geopolíticas que debía mientras que los globalistas se apoderaban de Ucrania. Si no recuperábamos nuestra iniciativa, entonces lo perderíamos todo. Nadie reconocerá Crimea al menos de que los obliguemos a ello.
El realismo de Trump fue una oportunidad para que solucionáramos este problema, ya que no era un globalista, pero lo desaprovechamos. Ahora que los atlantistas y los globalistas volvieron al poder con Biden, todo puede ser peor.
Han pasado siete horribles años y el Kremlin apenas está reaccionando. Como dice el adagio: “más vale tarde que nunca”.
Hoy, 21 de febrero de 2022, hemos reconocido oficialmente la existencia de la RPD y la RPL, lo que desató una operación punitiva por parte de las autoridades ucranianas. Los civiles están huyendo del Donbass y sabemos muy bien lo que esto significa.
Ya hemos pasado el punto de no retorno. No podemos echarnos para atrás, solo nos queda una acción.
La segunda Primavera Rusa ha comenzado. Mis amigos, hermanos y hermanas del Donbas la han esperado pacientemente: fueron siete años insoportables. Me resultaba imposible mirarlos a los ojos como lo hice con los serbios después de que la OTAN bombardeara Belgrado. En ese entonces debimos ayudar a los serbios. Lo mismo ha pasado con la gente del Donbass, pero el resultado ha sido mucho peor y terrible… Por supuesto, no abandonamos o traicionamos el Donbass, pero tampoco lo salvamos.
No tengo ni la más remota idea del por qué todo esto ha sucedido ni cuales han sido los planes geopolíticos de hace siete años. Algunos piensan que hemos ganado tiempo, pero yo creo que solo lo hemos perdido. No obstante, es “mejor tarde que nunca” y ahora se cierra una página de nuestra historia y se abre otra.
En momentos así resulta inmoral retirarse o callarse frente a los pueblos y la historia.
Ha comenzado, de forma inesperada, la movilización euroasiática de Rusia e iremos tan lejos como podamos.
No existe otro camino o destino. Brzezinski solía decir que del control de Ucrania dependía el renacimiento del imperio ruso. Occidente financió el Maidan y el subsiguiente golpe de Estado para evitarlo. Y desde entonces han seguido al pie de la letra todos los planes atlantistas. Los eurasiáticos hemos respondido de la misma manera. Ahora debemos mostrar nuestra determinación y nuestro impulso.
Será la voluntad de Dios que todo siga así.
II
22.02.2022 – Después del discurso presidencial
El estancamiento se ha roto después de siete años, ahora el tren de la historia ha comenzado a avanzar. Este es solo el principio: durante todos estos años hemos sufrido pérdidas indescriptibles y muchos de nuestros amigos han muerto. El tiempo ha desgastado nuestros nervios mientras que las mentiras han envenenado nuestros sentimientos e ideas. Hemos pasado el Rubicón. Aquellos que defendían la existencia de un “plan astuto” hace siete años se dan cuenta de que, bueno ya saben… Solo los que apoyamos a los guerreros de Novorrusia y la Primavera Rusa teníamos razón.
El futuro es Novorrusia. El eslogan de “Crimea es nuestra” se ha quedado corto, pues el espíritu del Donbass lo cambiará todo. Tanto Novorussia como Rusia cambiaran drásticamente. Y las cosas seguirán otro curso.
El presidente de Rusia ha llamado a la des-comunización de Ucrania, con ello se refería a la desintegración de ese Estado artificial creado por los bolcheviques (una vez que estos desaparecieron, Ucrania dejó de existir) y el reconocimiento de que Rusia tiene más de un siglo de historia (con ello se refería al Imperio). Tales palabras implican que los rusos somos los portadores de una idea que nada tiene que ver con el comunismo o el liberalismo. Somos un pueblo abocado a la creación de un Imperio, porque no vivimos en el pasado sino en el futuro.
El eslogan de “Crimea es nuestra” expulsó a la quinta columna del aparato estatal, ahora ha llegado la hora de expulsar a la sexta columna, por lo que los cambios actuales en el Consejo (lleno de siloviki) no son más que la punta del iceberg. Gran parte de la élite rusa se encuentra desorientada. Durante el 2014 la sexta columna hizo todo a su alcance para evitar que el Donbass fuera “nuestro”. Y durante todo este tiempo han hecho lo mismo. Pero las murallas de su poder comenzaron a desmoronarse y es momento de avanzar. Lo más difícil de nuestra lucha apenas comienza.
Por supuesto, Washington y Londres han activado sus contramedidas. Algunas son predecibles, pero otras no. En este terreno tendremos que enfrentar muchos problemas.
De cualquier forma, felicito al pueblo de Novorrusia, pues ha sido su sangre, su espíritu y su fe la que han hecho todo esto posible. Es su victoria. Debemos recordar a todos los que no están con nosotros. O, más bien, debemos tener presente que los muertos siempre están con nosotros, porque solo ellos están con nosotros y jamás nos traicionan.
¡Gloria a Novorussia! Ha comenzado el segundo acto de la gran reconquista eslava.