El intelectual preferido de Putin fue eje de un debate en Buenos Aires

Cuando está por terminar el Mundial que organizó Rusia, en la Argentina se mantiene el interés por la cultura y la actualidad del gigante euroasiático. Esa vocación por entender al país que gobierna Vladimir Putin quedó en evidencia este miércoles. Con una convocatoria que atestó las instalaciones de la sede porteña del Instituto de Relaciones Internacionales (IRI) de la Universidad Nacional de La Plata, sobre la calle Ayacucho al 100, estudiantes y graduados, investigadores, académicos y especialistas en cuestiones de geopolítica se encontraron para escuchar un análisis sobre la obra del intelectual ruso Aleksandr Dugin,  filósofo e historiador, que visitó Buenos Aires en abril de este año. A Dugin se lo conoce en todo el mundo como un feroz crítico del liberalismo occidental y de la globalización. Es, además, un pensador muy cercano al propio Putin.

El disparador de la disertación en el barrio de Congreso fue el lanzamiento del primer libro de Dugin editado en la Argentina: Geopolítica Existencial, que publicó una editorial pequeña llamada Nomos. Hasta ahora, sus obras en castellano estaban publicadas exclusivamente en España: se trata de La Cuarta Teoría Política (2015), Teoría del Mundo Multipolar (2017), Geopolítica del Mundo Multipolar (2017), publicadas por Ediciones Fides. El interés por escuchar las exposiciones refleja la actualidad y la originalidad del pensamiento de Dugin, un cultor de la polémica al que politólogos de la Unión Europea asociados a las ideas del liberalismo político y el libre-mercado llegaron a definir como “el Rasputin de Putin” y “el enemigo”.

La presentación del libro estuvo a cargo del filósofo Esteban Montenegro y del licenciado en Relaciones Internacionales Andrés Berazategui, ambos docentes universitarios. En representación de la propia Federación Rusa estuvo la politóloga Tamara Yevtushenko, graduada en la Universidad Estatal de San Petersburgo. La actividad contó con el auspicio de la Cátedra Rusia, del   Departamento Eurasia del Instituto de Relaciones Internacionales platense. El libro Geopolítica Existencial reúne el contenido –desgrabado y corregido- de tres de las cuatro conferencias que Dugin ofreció en abril pasado en Buenos Aires: en la Escuela Superior de Guerra del Ejército, en el salón Felipe Vallese de la CGT y en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA.

Uno de los objetivos de la obra de Dugin es poner en discusión el arraigo global de las ideas del liberalismo. El pensador ruso se propone desnudar la impronta totalitaria que, en su visión, subyace en una cosmovisión que paradójicamente hace eje en la libertad individual. ”Si bien el liberalismo se presenta como el llamado a liberarse de las identidades colectivas, a nadie le preguntan si quiere liberarse de ser liberal”, subrayó Montenegro en un párrafo que remitía a una cita bastante conocida del propio Dugin. “La tarea de Dugin es movilizante y al mismo tiempo es inquietante porque denuncia la esencia nihilista del liberalismo. El liberalismo es una filosofía de la historia que pretende cortar amarras contra toda tradición”, remarcó el filósofo y docente.

Otra de las claves del pensamiento de Dugin es la definición de la actualidad geopolítica como un mundo dividido en dos polos, en el que se enfrentan una “Civilización del Mar” (el liberalismo y el libre-comercio, que pretenden uniformizar y expandir los valores de Occidente y convertirlos en universales) y una “Civilización de la Tierra”, que se alimenta de las tradiciones, de las identidades colectivas, de las raíces culturales, y que defiende las particularidades de cada pueblo. Esta mirada tiene puntos de contacto con la obra del filósofo, politólogo y teórico alemán Carl Schmitt. Para Dugin, “la Civilización del Mar” está asociada al bloque atlántico liderado por EEUU y Gran Bretaña, mientras que “la Civilización de la Tierra” está conformada por la Federación Rusa y otros Estados cercanos territorialmente que integran un bloque continental euroasiático. “La Cuarta Teoría Política implica un desafío: el de enfrentar al liberalismo sin caer en las alternativas totalitarias del siglo XX, como el fascismo, el comunismo y los nacionalismos de terceras posiciones”, advirtió  Montenegro.

En el libro de Dugin se esbozan los rasgos centrales que deben asumir las alternativas al liberalismo globalizador: un humanismo filosófico que confronte con el nihilismo deshumanizante más una doctrina en materia de Relaciones Internacionales que haga eje en la integración continental, en el realismo que busca mayores niveles de soberanía y en la guerra de redes como la nueva modalidad de cyber-conflicto. A juzgar por sus acciones públicas, Putin tiene –como mínimo- algunos acuerdos con el intelectual que usa la barba al mejor estilo del monje Grigori Yefímovich Rasputín, aquel famoso consejero del zar.