LA FENOMENOLOGÍA (BRENTANO, HUSSERL, HEIDEGGER)

He decidido hacer algunos programas sobre Filosofía. Hoy hablaremos de qué es la fenomenología.
Gracias a las interesantes obras que escribió el filósofo alemán Edmund Husserl la fenomenología se convirtió en una de las corrientes filosóficas más importantes del siglo XX. Husserl fue muy influenciado por el filósofo austríaco Franz Brentano, quien fue el fundador de la fenomenología. Posteriormente, Martin Heidegger, el Príncipe de los filósofos, desarrolló brillantemente las ideas de Husserl.
Husserl se hizo famoso en el mundo de la filosofía por el hecho de responder de forma inesperada un problema bastante complicado. Antes que nada, Husserl partía de que era necesario construir nuestra imagen del mundo dejando de lado la cuestión de si las cosas que están fuera de la esfera de nuestra percepción son reales o no. Kant creía que las cosas en sí mismas, las cosas que existen fuera de nosotros, las cosas como tales, eran problemáticas. Husserl planteaba que no era necesario resolver este problema y que sería mejor olvidarlo, aunque fuera temporalmente. En vez de eso, debíamos concentrarnos en el cómo percibimos y conceptualizamos la realidad; después de todo, la palabra “realidad” proviene etimológicamente de la palabra latina res, es decir, cosa. Por lo tanto, no debemos convertir la realidad en un ídolo. Nadie puede invadir la realidad. El fenomenólogo solamente hace una invitación a desmitificar tales declaraciones.
Aquí es donde comienza el verdadero problema.

Husserl dice que nuestra conciencia tiene una intencionalidad. La intencionalidad existe dentro de nuestra conciencia, es por ella que descubrimos los nombres, las formas, las cualidades y los atributos de las cosas. Las cosas se construyen por medio de la percepción y de esa forma encontramos la correlación condicional que existe entre nuestra conciencia con respecto a lo que existe fuera de ella. Husserl plantea que no necesitamos probar semejante correlación a la hora de construir una filosofía de la conciencia. De hecho, podemos prescindir de semejante prueba.
Y aunque pareciera que estamos reduciendo todo a una forma de psicología, tal idea esta equivocada. Al contrario, se trata de un un sistema filosófico que ha sido elaborado en cada uno de sus detalles de forma rigurosa y fundamentado de manera brillante. La fenomenología estudia las cosas tal y como son dentro de nuestra conciencia por medio de la estructura de un acto intencional (según Brentano) o como existenciales (según Heidegger). El hecho de que nos equivoquemos frente a la realidad externa, creyendo que una alucinación sea verdadera, no cambia absolutamente nada. Esta idea se traduce sociológicamente de la siguiente manera: un hecho social no es lo que es, sino lo que la sociedad cree que es. La psicología complementa estas ideas al estudiar los efectos que produce la hipnosis, el trance y el psicoanálisis (teorías de los deseos y los sueños).
Pero la fenomenología va más allá: estudia el mundo tal y como es construido por la conciencia humana por medio de la percepción, el lenguaje, las distinciones, las evaluaciones, las relaciones, las conexiones o rupturas. Husserl insiste en que debemos replantear fenomenológicamente la ciencia moderna, ya que ella ha caído ingenuamente en la creencia del “mito de la realidad”, ahogándose en paradojas sin sentido que la llevan a callejones sin salida como la teoría de la relatividad o la mecánica cuántica que hacen pedazos los antiguos puntos de vistas mecanicistas. Cuanto más estructurada y concisa es una ciencia, mejor queda establecido el siguiente postulado: no estudiamos la realidad, sino que nos estudiamos a nosotros mismos. Por lo tanto, debemos ser francos frente a este problema y no esperar a que la ciencia haya colapsado para admitir semejante postulado.
La realidad no es científica. Una vez que reconozcamos semejante hecho, entonces seremos capaces de construir una nueva clase de ciencia, esta vez basada en la fenomenología.
La fenomenología nos ayuda a comprender las diferentes imágenes y concepciones que tienen los pueblos y las civilizaciones. Las religiones y los mitos también dependen de estas concepciones e imágenes. Cada pueblo tiene su propia concepción de cómo es el mundo, la materia, el tiempo, el espacio y el hombre. Cada persona lleva dentro de sí esta intencionalidad que moldea nuestra consciencia. No por nada Martin Heidegger dice que “el mundo” es un existencial, “ser-en-el-mundo”, in der Welt-Sein.
Ante esto, todos nos encogemos y pensamos: ¿Qué alternativa tenemos? ¿Qué vamos a hacer?

La fenomenología nos dice: debemos volver nuestros ojos hacia adentro. No seremos capaces de enfrentar el exterior porque simplemente nuestro interior no está ordenado. No exista nada afuera que no hayamos puesto primero en nuestro interior. Por lo tanto, debemos llenar nuestro interior con cosas hermosas, bellas y sublimes…
Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera