MIJAÍL BAKUNIN: EL SECRETO DEL ANARQUISMO RUSO

Mijaíl Bakunin nació el 30 de mayo de 1814 y se convirtió en un autor repudiado por todos en Rusia. Los conservadores lo despreciaban porque atacaba la monarquía; los bolcheviques lo rechazaban porque Bakunin odiaba a Marx y era un paneslavista y nacionalista ruso; los cristianos ortodoxos les horrorizaba su impiedad; los ateos lo consideraban un místico que predicaba la extraña idea de un hombre interior.
Ninguno de ellos simpatizaba con el anarquismo de Bakunin. Sus ideas nunca llegaron a hacerse realidad. Las organizaciones anarquistas (sin las cuales la victoria de los bolcheviques en 1917 hubiera sido imposible) fueron eliminadas en toda Rusia debido a que sus eran incompatibles con la doctrina marxista del Estado revolucionario y la imposición de una dictadura. Los anarquistas rechazaban la instauración de cualquier forma de poder organizado y preferían crear una federación de trabajadores libres compuesta sobre todo por comunidades rurales y campesinas.

Pero Bakunin amaba a Rusia. Él estaba dispuesto a hacer cualquier sacrificio en su nombre: pensaba sacrificar a otros, pero, sobre todo, pensaba sacrificarse a sí mismo. Tales ideas contrastan con los millones de cobardes que están dispuestos a someterse al poder con tal de conseguir comida y abrigo sin jamás desafiar a Dios o al diablo. Si una persona no encuentra ninguna diferencia entre el bien y el mal, entonces podemos decir que aquello que considera el “bien” es simplemente basura. Esos son los verdaderos cobardes y no quienes eligen el mal o algo muy parecido al mal como sucedió con Bakunin. El cobarde es aquel que elige someterse a la obediencia ciega y no quiere ser libre.
Bakunin es, ante todo, un modelo existencial. No debe importarnos tanto las ideas por las que luchó y defendió, sino más bien la forma en que lo hizo… En su vida apoyó por igual a ladrones italianos como a intelectuales suizos, buscó derrocar al Zar y también le propuso al emperador de todas las Rusias la conquista de Europa. Llamó a los eslavos a que se rebelaran en contra del dominio de los alemanes y soñó con la creación de una nueva civilización antiliberal, anticapitalista, donde se defendiera la libertad y la dignidad. Por esas ideas se sacrificó, actuó y luchó sin parar… No vivió, sino que acabó quemándose por medio del combate, la creación y la destrucción. Bakunin realizó toda clase de conspiraciones, formó órdenes y redes de inteligencia con tal de lograr sus objetivos.
Bakunin era un ruso bastante violento. Eso nos hace muchísima falta. Tal forma de vida es peligrosa, pero es mucho peor el veneno que desprende un mundo gris sin vida donde todos se encuentran dispuestos a cambiar sus puntos de vista a la mínima oportunidad.
Mijaíl Bakunin era un verdadero ruso. Pensaba las cosas de forma penetrante y aguda, pero en otras ocasiones simplemente deliraba, para luego poner en práctica sus pensamientos. Se rompió la frente, tropezó con obstáculos, cambió de estrategia, admitió sus errores y cometió muchos otros errores, pero vivió: vivió de verdad, por medio de la acción, la lucha, el conocimiento y el servicio.

Para él era tan importante entablar relaciones tanto con sus amigos como con sus enemigos. Se podía confiar en él, pero era imposible manipularlo. Podía ser derrotado o incluso despedazado, pero simplemente se rebelaba de nuevo con tal de quitarse los grilletes que lo ataban para así continuar su lucha.
Quizás el momento más importante de la vida política de Bakunin fue cuando él, como reconocido líder del pan-eslavismo y defensor de la liberación de Europa del Este, le ofreció al Zar luchar juntos en contra del capitalismo europeo, el nacionalismo alemán y el marxismo rusofobo. Fue una oportunidad única cuando el Imperio uniría fuerzas con la libertad y la monarquía le prestaría su apoyó al anarquismo agraria pan-eslavo. Después de todo, el orden impuesto por un Estado poderoso y el amor a la libertad hacen parte de la identidad del ruso de a pie. Los rusos, contrariamente a lo que todos piensan, aman profundamente la libertad y la voluntad. La anarquía duerme en lo más profundo del corazón del pueblo ruso.
Pero también entendemos que este deseo infinito de la voluntad rusa es muy peligroso para nosotros. No conocemos fronteras y por esa razón hemos creado el Estado más grande del mundo. Amamos que el poder nos ponga cadenas porque solo un poder fuerte es capaz de contenernos, de lo contrario destruiríamos el mundo entero. Nos sometemos ante un Estado poderoso porque amamos mucho la libertad y porque dentro de nosotros habita la anarquía: dentro de nosotros vive Bakunin.
Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera