NO PODEMOS RENOVAR LA SOCIEDAD SIN UN PRINCIPIO ESPIRITUAL

Una de las principales tareas que tiene la élite política e intelectual rusa es trazar el futuro rumbo de nuestro país.
¿Cuál es la composición de la élite rusa actual? ¿Por qué no resulta vergonzoso que tengan la ciudadanía de otros países y vivan en ellos, mientras saquean el dinero y las materias primas de nuestro país? ¿Acaso es posible renovar nuestra élite? El filósofo y politólogo Alexander Dugin responde estás preguntas.
Sergei Zavorotni: Alexander Guélievich, en varias ocasiones has atacado a la élite rusa actual hasta el punto de considerarla bastante vulgar. ¿Por qué realizas este juicio?
Alexander Dugin: Creo que desde la Época de las Revueltas (1) no ha existido en Rusia una élite tan anti-nacional y tosca como la que hemos visto en los últimos treinta años. Llegará el día en que los historiadores tendrán que darle un nombre a esta breve y terrible época de nuestra historia y pienso que el mejor término para designarlo será como el “Período de Confusión”. Y no se trata de una exageración, sino de la triste realidad en la que vivimos. Los cataclismos generados por la revolución de 1917 han dejado una huella profunda, pues ellos hicieron estallar nuestra sociedad y, junto con el magma primigenio de la creatividad popular, emergió en la superficie el gran idiota. La mayor parte de la élite política rusa vive de espaldas a los círculos culturales, populares e intelectuales más importantes de nuestra sociedad. La cultura nacional a la que ellos están acostumbrados no está representada por la poesía de Anna Ajmátova (2) o la prosa del premio Nobel Iván Bunin (3), sino por las comedias de Zhvanetski (4) o las escenas de las películas protagonizadas por Dzhigarjanián (5). Nunca se pierden de sus actuaciones y comparten los memes que son hechos a base de sus películas, por lo que se puede decir que se encuentra discapacitados culturalmente: solo hay que fijarse en las cosas que tararean, juegan o en las películas que ven. Por supuesto, la clase alta está impregnada por esta cultura decadente y no conoce absolutamente nada de la poesía de la Edad de Plata. Tampoco saben nada de la intelectualidad rusa del siglo XIX, cuyos individuos más brillantes fueron triturados por la revolución o desterrados fuera de su patria.
Esas son las terribles consecuencias que han traído el comunismo y el liberalismo, nacido el uno del otro: dos caminos que nos han conducido al abismo.
– No estoy por completo de acuerdo con usted. Es verdad que nuestros lazos con la Edad de Plata fueron cortados por la revolución de 1917, pero la revolución también dio nacimiento a los movimientos vanguardistas rusos que tuvieron un fuerte impacto mundial. El constructivismo, representado por la torre del arquitecto Vladimir Tatlin (6) revolucionó la arquitectura mundial, y la película de Serguéi Eisenstein (7), El acorazado Potemkin, fue un referente para los cineastas de todo el mundo.
– No digo que el período soviético fuera enteramente malo. Es innegable que existieron cosas positivas, pero existen ciertas cosas que una sociedad es incapaz de dejar atrás. Por ejemplo, Rusia siempre ha sido una monarquía: las dinastías pueden desaparecer, no obstante, siempre se reestablece el gobierno monárquico en Rusia. Este existió durante la época de Stalin, quien fundó una monarquía “roja”. Yeltsin también era monárquico. En cambio, la revolución fue un acontecimiento puntual, pues las rebeliones no suelen ser exitosas en nuestro país. La rebelión de Stepán Razin (8) fue aplastada brutalmente y lo mismo sucedió con la revuelta impulsada por Yemelián Pugachov (9) que acabó siendo ejecutado en la plaza Bolotnaya. También estuvieron las fracasadas revueltas campesinas de los Viejos Creyentes. Por el contrario, la revolución bolchevique fue exitosa y puso el mundo patas arriba, pero no consiguió convertirse en un estándar para nuestra sociedad.
– Entonces, ¿crees que la revolución rusa fue una anomalía patológica?
– Sí, aunque tuvo consecuencias y efectos muy profundos. Sin embargo, no podemos considerarla como el barómetro para medir todo lo que ha sucedido en Rusia. Creo que debemos volver a nuestras raíces históricas, pero debemos aprender del pasado soviético. Debemos tener en cuenta que las élites rusas siempre nacieron de las profundidades del pueblo: Rusia ha tenido una rotación constante de élites, pues personas brillantes y con mucho talento han salido de los estratos más bajos a pesar de que se presentaban de una forma muy distinta ante el público. Los monasterios fueron el lugar donde se forjó esta élite en la Edad Media. Después vino el Patriarca Nikon (10) que tenía por ancestros a los campesinos de Mordovia o el zar Boris Godunov (11) que salió de la oprichnina (12). El favorito de Pedro el Grande, Alexander Menshikov (13), era un pirata y un comerciante. Todos ellos llegaron a tener puestos importantes dentro del Estado gracias a los medios tradicionales de ascenso social que existían dentro de Rusia. Esta rotación de la élite rusa, que absorbía a personas nuevas, fuertes y jóvenes que llegaban o ascendían al poder provenientes de las profundidades del pueblo, no provenían de reformas parlamentarias o democráticas, ni tampoco de levantamientos.
El gran problema de la época soviética fue que ella calcinó en nuestra alma toda forma de espiritualidad. Lanzamos cohetes, fundimos enormes cantidades de acero y conquistamos grandes masas territoriales, pero todo eso fue inútil porque carecimos de un fundamento espiritual. Después de habernos extendido por la mitad del mundo simplemente nos derrumbamos.
Lo único que quedó fue el deseo de enriquecernos.
– No obstante, durante la época soviética ascendieron y brillaron muchas estrellas talentosas en el firmamento, como sucedió con multitud de diseñadores, científicos, generales y médicos. Podemos encontrar toda una miríada de nombres, como Korolev, Antonov, Mikoyan, Zhukov, Semashko…
– Algunas cosas mejoraron y otras empeoraron durante la época soviética. Uno de los principales problemas fue la destrucción de toda nuestra aristocracia y el hecho de que personajes muy incultos llegaron al poder. Claro, el obrero-campesino inculto tiene una juventud y una vitalidad que puede romper con las formas fosilizadas que han sido instauradas, pero lo cierto es que muchos de estos personajes inteligentes no tenían lazos con nuestra realidad cultural. El poeta futurista más importante de la revolución, Vladimir Mayakovski (14), ridiculizó a toda esa “nuevo canallada” que había llegado al poder en sus brillantes obras satíricas El Baño y La Chinche. El hombre soviético intentó poner los cimientos de su futuro, sin embargo, nunca fue capaz de conseguirlo porque rechazó todo su pasado e intento crear el mundo desde cero. Y al final terminó convirtiéndose en una nada.
Todo lo que la Unión Soviética logró con tantos sacrificios se derrumbó de la noche a la mañana. Nuestros líderes pensaban que solo necesitábamos tanques, ejércitos, la KGB y los tractores para mantenernos en pie. Enviábamos gente al espacio y por esa razón dejábamos de lado la cultura y el espíritu. Fue por culpa de esa arrogancia que finalmente llegamos a 1991, cuando un grupo de degenerados, gobernados por Gorbachov, destruyó la URSS. Era el único final que podíamos esperar. No es posible construir un Estado sin dotarlo de un espíritu o un Dios, mientras que se depende completamente de herramientas tecnológicas y cálculos matemáticos. Sin un principio espiritual y el deseo de alcanzar un objetivo sensato, no podemos esperar nada del pensamiento materialista, por muy brillante que sea.
– Pregunto, ¿por qué la élite rusa contemporánea no tiene grandeza de espíritu o ideología? ¿Por qué en ella no se refleja la grandeza de un pueblo que tiene un talento y un potencial creativo muy alto? Lo único que vemos es un montón de líderes vulgares, sin talento y carentes de cualquier clase de espiritualidad.
– Nuestra élite es antipopular porque solo conocen la codicia y el oportunismo. Además de que carecen de espíritu, el cual nunca tuvieron y prefirieron abandonar a favor de la riqueza material. Esto los convirtió en parásitos. Stalin formó a nuestra élite por medio de la represión y en el momento en que la represión se acabó las nuevas generaciones, acostumbradas a la vida en las cárceles y los campos, comenzaron a salir a las calles. El miedo se fue debilitando poco a poco y todo comenzó a decaer inmediatamente. Una vez que murió su líder, esta élite, que antes estaba muy viva, transitó a un estado crepuscular a una velocidad acelerada. Una vez que se desmantelaron los servicios de seguridad formados por Beria (15), descubrimos que ya no había pasionarios en la cima sino puros individuos grises. Es por eso que es imposible decir que contábamos con una élite estalinista buena que luego fue sustituida por otra. No, se trata de la misma élite, solo que acabó degenerando gradualmente y esta degeneración siguió un curso lógico y natural. Tanto es así que durante la época de Gorbachov ya era visible el estado cadavérico de la misma. Los oligarcas, los ladrones y los corruptos emergieron durante la década de 1990, esto llevó a la multiplicación de los agentes de influencia al interior del cuerpo del Estado ruso y todo eso provocó el descuartizamiento del cadáver soviético. Quienes sepultaron el cadáver saquearon todo lo que el pueblo soviético se esforzó heroicamente en construir.
– ¿Acaso será necesario enviar “automóviles negros” (17) a las casas nuevamente para solucionar esto?
– No, eso no es necesario, ya es cosa del pasado. Pero el problema sigue siendo el mismo. La élite actual no posee un espíritu creativo. A lo único que se dedican es a ganar dinero: desde que se despiertan hasta que se duermen solo piensan en eso. ¿Y qué pasa con el pueblo? El pueblo no recibe más que migajas y es por eso sienten que les han robado y les han dejado sin nada cuando toda la industria fue privatizada. Y es aquí cuando uno recuerda lo que escribió el teórico anarquista francés, Pierre-Joseph Prudhon, al atacar a los poderosos: la propiedad es un robo. Eso es lo que piensa el pueblo sobre la privatización y de allí proviene su odio contra los oligarcas.
Pienso que el Presidente Putin entiende eso mucho mejor que Gorbachov o Yeltsin, y por eso le habla directamente al pueblo en los momentos más difíciles.
La principal misión de la élite es establecer cuál será el rumbo de la sociedad. Y ello requiere de un enorme trabajo espiritual, un esfuerzo gigantesco que no puede detenerse en ningún momento de la vida. Es por esa razón que los funcionarios chinos deben aprobar exámenes hasta la edad de noventa años. Si quieres tener un puesto alto, debes saber cantar las canciones chinas, pintar cuatros o citar a los grandes autores. El trabajo espiritual siempre es más importante que el hecho de conseguir un puesto alto, robar un billón de dólares o exportar camiones llenos de madera al extranjero.
¿Podrá la élite rusa formarse para estar a la altura de los retos y responsabilidades que debe asumir? Tengo muchas dudas al respecto y lo más probable es que construyamos una sociedad estratificada que se encuentre basada en la ideología de los “nuevos señores feudales” que hoy nos dominan, por lo que seremos incapaces de romper los grilletes de la mediocridad y el formalismo.
Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera
Notas del Traductor:
1. El Período Tumultuoso o la Época de la Inestabilidad, también llamado Época de las Revueltas, Era de los desórdenes​ o Tiempos Turbios, fue un periodo de la historia de Rusia que comprende el interregno entre la muerte del zar ruso Teodoro I Ivánnovich de la dinastía ruríkida en 1598 y el establecimiento de la dinastía Románov en 1613. Es uno de los períodos más oscuros de la historia rusa, pero a la vez uno de los más importantes.
2. Anna Andréyevna Ajmátova fue una destacada poetiza rusa. Junto con Nikolái Gumiliov y Ósip Mandelshtam, fue una de las figuras más representativas de la poesía acmeísta de la Edad de Plata de la literatura rusa.
3. Iván Alekséyevich Bunin fue el primer escritor ruso ganador del premio Nobel de Literatura en 1933.
4. Mijaíl Mijáilovich Zhvanetski fue un escritor, satírico e intérprete soviético y ruso de origen judío. ​ Conocido por sus programas sobre diferentes aspectos de la Unión Soviética y de la vida cotidiana postsoviética.
5. Armén Borísovich Dzhigarjanián fue un actor soviético, armenio y ruso.
6. Vladímir Yevgráfovich Tatlin fue un pintor y escultor ruso, considerado como el fundador del constructivismo y que domino diferentes artes: escultura, pintura, proyectos arquitectónicos, objetos inventados, de diseño, y decorados teatrales.
7. Serguéi Mijáilovich Eizenshtéin más conocido como Serguéi Eisenstein, fue un director de cine y teatro soviético de origen judío. Su innovadora técnica de montaje sirvió de inspiración para el cine posterior. ​
8. Stepán (Stenka) Timoféyevich Razin fue un líder de los cosacos del Don y héroe popular que condujo una gran sublevación contra la nobleza y la burocracia del zar en el sur de Rusia durante el siglo XVII.
9. Yemelián Ivánovich Pugachov fue un pretendiente al trono de Rusia que lideró una insurrección de los cosacos en la época de Catalina la Grande. Fue un cosaco del Don, líder de la insurrección popular de los años 1773–1775 en Rusia. Aprovechándose de los rumores de que el emperador Pedro III estaba vivo, Pugachov se apropió de su nombre; era uno de los muchos impostores que fingieron ser Pedro III, y el más famoso de ellos. El Levantamiento de Pugachov, también llamada la Guerra de los Campesinos o Rebelión de los Cosacos de 1773-75 fue el principal levantamiento de una serie de rebeliones populares que tuvieron lugar en el Imperio ruso después de que Catalina II de Rusia tomara el poder en 1762. El levantamiento logró consolidar el apoyo de varios grupos, incluyendo los campesinos, los cosacos y los cristianos ortodoxos de los Viejos creyentes. En un momento dado, su administración reclamó el control de la mayor parte del territorio entre el río Volga y los montes Urales. Uno de los acontecimientos más significativos de la insurrección fue la batalla de Kazán en julio de 1774.
10. Nikita Mínov o Nikita Minin, más conocido como Nikon fue un Patriarca de Moscú y toda Rusia, reformador de los cánones de la liturgia ortodoxa rusa, ​para acercarla a los cánones griegos; dichas reformas defendían la idea del distanciamiento de la Iglesia y el Estado, haciendo que este último reconociera la superioridad de los jerarcas e instituciones eclesiásticas, lo que provocó un importante cisma en la iglesia ortodoxa rusa o raskol. Al grupo opositor de las reformas de Nikon se los conoce como staroviery (viejos creyentes) o raskólniki (cismáticos), quienes defienden el uso de las oraciones antiguas
11. Borís Fiódorovich Godunov fue regente de facto del Zarato ruso desde 1584 a 1598 y luego se convirtió en el primer zar no perteneciente a la dinastía Riúrik ejerciendo el poder como tal desde 1598 a 1605.
12. La Opríchnina (опри́чнина) fue una porción del territorio ruso controlada directamente por el zar Iván el Terrible. La palabra deriva del ruso antiguo (опричь) oprich, y significa “aparte”, “a excepción de”. Los oprichniks eran las personas del Estado que formaban la guardia personal del zar Iván Vasilievich y que aplicaban directamente la política de oprichnina.
13. Aleksandr Danílovich Ménshikov fue un estadista ruso, que ostentó los títulos de Generalísimo, Príncipe del Imperio ruso y Duque de Izhora. Gobernador de San Petersburgo desde el 12 de octubre de 1702 a mayo de 1704 y de enero de 1725 al 8 de septiembre de 1727. Apreciado colaborador y amigo del zar Pedro I de Rusia, sería el gobernante de facto de Rusia durante dos años. Primer miembro ruso de la Royal Society de Londres.
14. Vladímir Vladímirovich Mayakovski fue un poeta y dramaturgo revolucionario ruso-soviético, y una de las figuras más relevantes de la poesía rusa de comienzos del siglo XX. Fue iniciador del futurismo ruso. De hecho, publicó en 1912, junto con David Burliuk y Velimir Jlébnikov, su manifiesto La bofetada al gusto del público (Пощёчина общественному вкусу).
15. Lavrenti Pávlovich Beria fue un arquitecto constructor, dirigente comunista y de Estado de la Unión Soviética, mariscal político y jefe de la policía y el servicio secreto (NKVD) desde 1938 hasta 1953. Su gestión es asociada a la más dura represión estalinista con los arrestos y ejecuciones masivos llevados a cabo durante la llamada Gran Purga. Sin embargo, asumió el mando de la NKVD en la etapa final de la purga. Beria alcanzó su apogeo durante la Segunda Guerra Mundial, hasta la muerte de Stalin; posteriormente fue juzgado y ejecutado, en circunstancias poco claras, a instancias de Nikita Jrushchov y sus seguidores, que lo veían como el principal obstáculo a la desestalinización. Suele ser descrito como el Himmler soviético.
16. La expresión rusa chornyye voronki (чёрные воронки, que puede ser traducida libremente como cuervo negro) hacer parte del argot ruso y se refiere principalmente a dos cosas:

Un vehículo de transporte de prisioneros y

Un coche del gobierno o de un alto funcionario del Estado

En la URSS, “voronki” era usado para denominar los vehículos oficiales de la NKVD que eran coches negros.