Por un nuevo modelo africano

La ausencia de independencia ideológica
En la década de 1960, las naciones africanas obtuvieron su independencia, pero no de facto. Ser independiente no significa sólo tener el control de la propia primacía territorial. Es necesario poder aplicar un paradigma singular en la perspectiva de una multipolaridad geopolítica. Este ha sido el problema fundamental de África, de haberse enraizado en ideologías exógenas concebidas por otros, para otros, y por tanto no en correspondencia con las realidades del continente africano. Después de la colonización, varias naciones africanas adoptaron ideologías como el liberalismo, el comunismo, el socialismo, el capitalismo, la socialdemocracia, etc.
La voluntad de un socialismo afroendógeno para un renacimiento africano
En ese momento, el mundo estaba dividido en dos bloques bipolares: el bloque comunista soviético al este y el bloque capitalista occidental al oeste. En este contexto de guerra fría, las neonaciones africanas se han visto obligadas a elegir una posición muy concreta para ser reconocidas y apoyadas frente a un mal emergente, el neocolonialismo occidental. No se puede negar que la Unión Soviética bajo el liderazgo de Nikita Khrushchev aportó un gran apoyo a los movimientos de liberación anticolonial en África, pero esto sucedió desde un punto de vista puramente ideológico, ya que era necesario difundir los ingredientes del marxismo. leninismo en todo el continente africano. Respetables personalidades panafricanas como Ahmed Sékou Touré (primer presidente de Guinea), Kwame Nkrumah (primer presidente de Ghana) o Mathie Kérékou (primer presidente de la República Popular de Benín tras un golpe de estado) han optado por este camino. Sin embargo, no todos los líderes africanos aceptaron el marxismo-leninismo, ya que sintieron que era un pensamiento demasiado limitado para las necesidades y realidades de los africanos, a excepción de algunas ideas, que son la esencia del humanismo panafricano, como la solidaridad, anti- capitalismo, soberanía popular y antiimperialismo. El rechazo de la eterna lucha de clases y la aceptación de la religión como parte integral de las sociedades africanas tradicionales constituyó el principal punto de separación entre el socialismo africano y el marxismo soviético. Es esta dinámica la que ha llevado a algunos líderes africanos a emprender un socialismo africano endógeno. Entre estos podemos mencionar a Julius Nyerere (primer presidente de Tanzania) quien teorizó en el libro ''Ujamaa: Essays on socialism'', un modelo de socialismo sin marxismo y sin capitalismo. Su concepción de Ujamaa debía basarse en el comunitarismo, porque creía que las sociedades africanas eran comunales, y no comunistas, sin, sin embargo, que los principios de igualdad, solidaridad, compartir y fraternidad fueran borrados.
“El africano no es comunista en su pensamiento; es, si se me permite usar una expresión, basado en la comunidad”. Julius Kambarage Nyerere.

Para Nyerere, la eterna lucha de clases en África no tenía sentido, porque el hombre no podía dividirse en grupos (en este caso en clases). El socialismo tuvo que poner al Muntu (persona) en el centro de la comunidad y del pueblo. Esta reflexión no eliminará en modo alguno su dinámica anticapitalista visceral. Para él, el pueblo debe oponerse al capitalismo internacional y no oponerse a sus semejantes en sociedades donde las clases nunca han existido (a diferencia de Europa). En África, históricamente ha habido castas tradicionales que armonizaban la vida de la ciudad o del pueblo, que practicaban la cohesión social de manera equitativa, pero nunca ha habido subordinación de un grupo específico a otro. Un pensamiento paralelo se encuentra en el libro "Consciencism" de Kwame Nkrumah. Este último tuvo su fase marxista-leninista, pero no aceptó sus principios plenos y completos. También para él, la religión formaba parte de la vida de los africanos. Personalidades como Nyerere, Nkrumah y otros contemporáneos panafricanos habían intentado, por tanto, emprender un camino alternativo a los modelos ideológicos derivados del mundo occidental y soviético. El socialismo en sus diversas variantes africanas funcionó mientras no faltó el apoyo del poder soviético en ese momento. Los líderes africanos habían visto a este último como un aliado fundamental en la oposición al bloque capitalista occidental e imperialista. Pero cuando la URSS empezó a "cojear" políticamente hablando, a implantar una cierta liberalización y apertura al bloque,  las naciones africanas se han convertido en huérfanas ideológicas abandonadas a su suerte.
África ideológicamente huérfana: ¿qué soluciones?
En 1945 el nacionalismo, en su deriva chovinista e imperialista que caracterizó a Europa, fue derrotado ante el eje liberal. Desde entonces, la diatriba ideológico-política se había vuelto bipolar entre liberalismo y comunismo/socialismo. El derrumbe del Muro de Berlín y la descomposición de la URSS dieron paso a la última ideología que es la atlántica-liberal. En este contexto posbipolar, África se ha encontrado perdida, huérfana, sin singularidad ideológica y ha integrado el neoliberalismo en su paradigma civilizatorio. La socialdemocracia (socialismo reformista con liberalismo económico moderado) se impuso rápidamente en oposición a los micronacionalismos y socialismos revolucionarios de la independencia africana. Hay por tanto una línea política y económica que sustenta conceptos que no se corresponden con nuestras realidades africanas. El único camino a seguir es el del panafricanismo, siguiendo los pasos de los padres de la independencia, adaptado a las realidades de nuestro tiempo. Una personalidad, Kemi Seba, figura destacada de la resistencia africana en el siglo XXI y presidente fundador de la ONG Urgences Panafricanistes que represento en Italia, alude a ello en su libro "L’Afrique libre, ou la mort".

Hoy necesitamos una filosofía política africana que no sea ni comunista, ni liberal, ni micronacionalista, ni globalista, ni socialdemócrata, sino 100% panafricana y endógena. Una filosofía centrada en el Ubuntu (humanismo africano), el mutualismo, la identidad africana, el federalismo en vista de la creación de un bloque soberano, multipolar y antiimperialista de la civilización africana, el rechazo al capitalismo, la Tradición Primordial cualquiera que sea nuestro ámbito religioso y la Mujer Negra, porque es el motor y la matriz, así como el pilar de nuestras vidas.
Podemos resumir estos conceptos bajo el nombre de "Afrocracia". Porque es en estas realidades antes mencionadas donde radica el destino de nuestro verdadero poder. La descolonización económica y política es vital, pero la descolonización ideológica es un factor urgente para un renacimiento africano.
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