Seguimos siendo esclavos, pero no nos damos cuenta

El 30 de julio es considerado como el día mundial contra la esclavitud. Podemos decir que la esclavitud es un fenómeno muy importante a la hora de organizar la sociedad.
Hegel basó su teoría sociopolítica más relevante en la dialéctica del Amo y el Esclavo.
El Amo solamente deviene Amo en la medida en que enfrenta la muerte cara a cara y desafía su destino. Esa es la esencia del guerrero según Hegel: solamente quienes son capaces de desafiar la muerte pueden alcanzar un estatus social alto y de ese modo pertenecer a la nobleza. Aristócrata es todo aquel que tiene la voluntad de ir a la batalla para matar y sacrificar su vida.
Heráclito decía que la guerra es el padre de todas las cosas, pues convertía a los esclavos en esclavos y a los hombres libres en hombres libres.
El esclavo le tiene miedo a la muerte y por eso prefiere la seguridad a tener que arriesgar su vida. Un esclavo es un esclavo porque no quiere enfrentar la muerte. La valentía de un Amo no lo hace inmortal, pero le hace ganar un Esclavo. El Esclavo logra sobrevivir y evitar de ese modo las garras de la muerte, pero paga su supervivencia perdiendo su libertad: para poder vivir es necesario someterse a aquel que esta dispuesto a morir voluntariamente.
Marx y Kojève construyeron sus teorías filosóficas sobre este principio dialéctico. Marx decía que llegaría el momento cuando el Amo terminaría dependiendo por completo del Esclavo y cuando eso pasará entonces el Esclavo debería derrocar al Amo. El Esclavo, que no es nada, matará a su Amo, que es todo. No obstante, la realidad llegó a contradecir a Marx, pues los esclavos nunca llegaron a realizar tal acto. No porque un Esclavo ocupe el lugar de su Amo significa que se convierte a su vez en Amo. Más bien acontece que se convierte en nada…
Kojève sostenía que el liberalismo y la burguesía como clase social eran una especie de síntesis entre el Esclavo y el Amo. La sociedad civil no es otra cosa que una mixtura entre un Amo cobarde y codicioso con un Esclavo agresivo y rencoroso.
Sin embargo, el contexto histórico actual de la lucha contra la esclavitud tiene un significado mucho más concreto. La mayoría de la gente de hoy no sabe que en la Antigüedad y en la Edad Media cristiana la esclavitud como institución no estaba basada en la raza. En ese entonces los guerreros que eran capturados en la batalla terminaban convirtiéndose en esclavos, pero tenían un rol insignificante en la economía, la producción y la vida social. A los hombres fuertes y libres les desagradaba la esclavitud y por eso era una práctica muy marginal.
Fue durante la Modernidad que la esclavitud floreció como institución social, es decir, precisamente en el momento en que se produjeron las revoluciones científicas y nacieron las democracias burguesas. Fue precisamente en este contexto que nació el racismo europeo occidental, el cual no existía durante la Edad Media.
Los pueblos de África, Asia o América, que habían sido recientemente conquistados por los europeos, fueron considerados como criaturas salvajes debido que carecían de desarrollos científicos y tecnologías, que eran considerados como criterios para medir el progreso de una sociedad: en ese sentido, eran considerados como cerdos u ovejas. La esclavitud moderna surgió de la Ilustración, el progreso, la democracia liberal y la imagen científica del mundo.
Todo esto nos lleva a decir que la esclavitud actual es un fenómeno que nació de la Modernidad capitalista occidental y no es una institución residual arcaica, ya que las nuevas tecnologías fueron usadas para esclavizar industrialmente a las masas y exterminar a pueblos enteros, exigencias necesarias de la revolución industrial y las ganancias comerciales: después de todo, la mano de obra esclava era gratuita y proveía grandes beneficios para una burguesía calculadora y astuta.
El progreso, la racionalidad científica y la reorganización de la producción pusieron los cimientos del racismo y la esclavitud tal y como la conocemos hoy. Pero esta vez ya no se trataba de valientes guerreros que se convertían en Amos durante la guerra, sino de burgueses emprendedores, cobardes y codiciosos quienes ahora dominaban el mundo. Estos últimos exterminaron la población de continentes enteros – como sucedió con los indios norteamericanos – y llevaron a millones de africanos lejos de sus hogares para convertirlos en negros subhumanos desprovistos de toda lengua, cultura, religión o comunidad.
Posteriormente, los liberales llegaron a la conclusión de que era más rentable liberar a los esclavos, debido a que el color de la piel había dejado de ser un indicador del progreso. Por otra parte, los blancos también se volvieron masas esclavizadas por el Capital. La emancipación de quienes antes eran esclavos condujo a la esclavización de todos los demás.
Esto nos lleva a la conclusión de que la lucha contra la esclavitud no ha terminado y los atropellos y pogromos de BLM o las reacciones histéricas y viscerales de hoy en día no han solucionado las cosas. Si queremos vencer la esclavitud debemos destruir el capitalismo y derrocar la hegemonía occidental.  Es por eso que debemos demostrar que el progreso es en su misma esencia una idea racista, ya que el progreso – o la falta del mismo – fue la justificación ideológica que permitió a la civilización europea de los Nuevos Tiempos ejercer su monstruosa y horrible violencia sobre todos los demás pueblos, culturas, razas y civilizaciones del planeta. Todas estas masacres fueron realizadas para destruir a los salvajes y a los barbaros.
No obstante, los verdaderos salvajes y barbaros son quienes realizaron semejantes actos de destrucción.
Hoy en día hemos llegado al punto de que todos los pueblos y culturas del mundo han sido esclavizadas y alienadas por una élite liberal globalista y tecnocrática que desciende directamente de los antiguos propietarios de esclavos que anteriormente habían exterminado pueblos y culturas enteras por todo el planeta.
Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera