En la medida en que Oriente Medio es un espejo de los cambios globales de la geopolítica mundial, este acontecimiento tiene una dimensión aún mayor que afecta al orden mundial en su conjunto. No es una coincidencia que muchos observadores interpretaran la muerte del general Soleimani, un héroe de la lucha contra daesh en Siria e Irak, como el comienzo de una Tercera Guerra Mundial o en lo más mínimo de una guerra de los Estados Unidos contra Irán. El ataque con misiles iraníes contra dos bases militares norteamericanas en Irak el 8 de enero de 2020, parece confirmar este análisis: La muerte de Soleimani es el punto de partida de la "batalla final". Así es precisamente como se ha percibido este evento en el mundo chiita, donde las expectativas del fin del mundo y la venida del Mahdi, el Salvador prometido al final de los tiempos, son tan fuertes que afectan no sólo a su visión religiosa del mundo, sino también al análisis de los acontecimientos políticos e internacionales cotidianos. Los chiitas ven el fin del mundo como una "batalla final" entre los partidarios del Mahdi y sus oponentes, las fuerzas de Dajjal. Se cree que los partidarios del Mahdi son musulmanes (tanto chiitas como suníes, pero con la excepción de corrientes como la wahabí y la salafí, que se reconocen como extremistas, "herejes" y "takfiri"), mientras que Dajjal, el anticristo islámico, se asocia constantemente con Occidente, en primer lugar con los Estados Unidos de América. La mayoría de las profecías dicen que la batalla final tendrá lugar en el Oriente Medio y que el propio Mahdi aparecerá en Damasco.
Irán es el único ejemplo de la posibilidad y la realidad del Regreso de los Grandes Tiempos, de la restauración de la sagrada tradición en la vida, la sociedad, la cultura y la política, dentro del mundo caótico y sin Dios, dominado por la Modernidad pervertida, la “occidentalointoxicación” (como gran El pensador iraní Ahmad Fardid lo llamó) totalmente desprovisto de justicia, libertad y dignidad debido al gobierno satánico del Daddjal claramente encarnado en la hegemonía occidental moderna y, sobre todo, en Gran Shaytan - Estados Unidos de América.
En la medida en que Oriente Medio es un espejo de los cambios globales de la geopolítica mundial, este acontecimiento tiene una dimensión aún mayor que afecta al orden mundial en su conjunto. No es una coincidencia que muchos observadores interpretaran la muerte del general Soleimani, un héroe de la lucha contra daesh en Siria e Irak, como el comienzo de una Tercera Guerra Mundial o en lo más mínimo de una guerra de los Estados Unidos contra Irán. El ataque con misiles iraníes contra dos bases militares norteamericanas en Irak el 8 de enero de 2020, parece confirmar este análisis: La muerte de Soleimani es el punto de partida de la "batalla final". Así es precisamente como se ha percibido este evento en el mundo chiita, donde las expectativas del fin del mundo y la venida del Mahdi, el Salvador prometido al final de los tiempos, son tan fuertes que afectan no sólo a su visión religiosa del mundo, sino también al análisis de los acontecimientos políticos e internacionales cotidianos. Los chiitas ven el fin del mundo como una "batalla final" entre los partidarios del Mahdi y sus oponentes, las fuerzas de Dajjal. Se cree que los partidarios del Mahdi son musulmanes (tanto chiitas como suníes, pero con la excepción de corrientes como la wahabí y la salafí, que se reconocen como extremistas, "herejes" y "takfiri"), mientras que Dajjal, el anticristo islámico, se asocia constantemente con Occidente, en primer lugar con los Estados Unidos de América. La mayoría de las profecías dicen que la batalla final tendrá lugar en el Oriente Medio y que el propio Mahdi aparecerá en Damasco.