LOS SIGNOS DE LOS TIEMPOS: LA PREGUNTA ACERCA DE LA PREHISTORIA
Incluso para quienes han sido capaces de superar el dogma vacío que denominamos como "progreso" (además de los estrechos criterios materialistas y positivistas que han reinado durante los últimos dos o tres siglos) las decenas de miles de años que denominamos como la "prehistoria" siguen siendo todavía para nosotros un abismo insondable que es abrumador e inmenso. Ante este abismo, tanto la erudición más rigurosa como las intuiciones más convincentes, parecen fallarnos irremediablemente y, al no encontrar ninguna "documentación" o "evidencia" inteligible sobre la cual podamos depositar nuestra fe, acabamos por proyectar ideas fantásticas sobre ella o caer en reduccionismo bastante toscos. La época del Paleolítico y del Neolítico - la Edad de Piedra - están envueltas en un velo tan denso que de él solo quedan unos pocos artefactos dispersos y rotos ante los cuales únicamente podemos hacer preguntas que resultan muy desalentadoras. Y ninguna de esas preguntas puede ayudarnos a deshacer el nudo gordiano ante el que nos encontramos o, desde una perspectiva más subjetiva, resultan ser nada más que un “sueño imposible” ante el cual las escuelas de pensamiento más competentes, con sus distintas visiones acerca del desarrollo del mundo durante la presente trayectoria de nuestro actual ciclo de la historia humana, son incapaces de remontarse al origen de la humanidad misma más allá del Paleolítico.