ÁNGELES Y REPTILES
Cuando comienza una sequía, una pestilencia o una invasión de hordas de extranjeros, el rey de la lluvia se viste con la ropa sagrada portadora de honores, se alimenta por última vez, se despide de sus esposas y se sacrifica públicamente: lo apuñalan, ahogan, estrangulan, queman, cuelgan o arrojan de un acantilado. Entonces, el exceso está balanceado por el exceso, a algo imprevisto obtiene se le da rienda suelta de forma especial y es preparada para él. Esta es la esencia del chivo expiatorio, llevar sobre sí los pecados y enviarlo a la muerte. En cierto sentido, el demonio cristiano tiene el mismo papel, y su conexión iconográfica con la cabra no es accidental.